Estaba agotada, no quería hacer nada más que dormir, así que me dirigí a mi habitación, tiré mi uniforme al mueble (Soy un poco desordenada) y empecé a tratar de dormir. Aunque por alguna razón esa noche estaba cansada, pero no lograba conciliar el sueño. Tiempo después empecé a escuchar unas voces que provenían de la sala principal de la sala común, parecía que se estaban riendo y murmuraban sin darse cuenta de que los podía oír hasta mi habitación.
Caminé hasta la sala principal pero no entré, sino que espié tras una pared para ver quienes eran. No lo podía creer, eran Draco y Pansy, estaban susurrando en un rincón del sofá, aunque parece que se habían dado cuenta de que no susurraban tan bajo, así que le bajaron el volumen a su voz y apenas pude escuchar algo de lo que decían.
-T/N no se puede enterar -Susurró Pansy.
-Agh, pero quiero decirle -Dijo Draco
-Será nuestro secreto -Respondió Pansy
Por mi mente pasaban muchos pensamientos desagradables, estaba enojada, más que eso, furiosa. Quería ir allá y lanzarles un avada kedavra a ambos, pero siempre defendí que lo que me enseñó mi padre no sería usado para hacer el mal, y menos para mi propio beneficio, sino todo lo contrario, así que lo primero que se me vino a la cabeza fue ir a mi cuarto y llorar, y eso fue lo que hice.
Nunca había estado más deprimida en mi vida que ese día, pensaba que Draco me amaba, estaba confundida, me empezaba a cuestionar si lo que yo alguna vez sentí por él si era amor en realidad. Estuve toda la noche llorando a solas, esperando a que Draco volviera a nuestro cuarto para pedirle algún tipo de explicación, no volvía, esperé horas, sintiéndome triste, cuestionando todo, pero esperé tanto que me quedé dormida sin darme cuenta.
Al día siguiente desperté con la sensación de que todo se derrumbaba, pero no iba a dejar que eso me hiciera encerrarme en mi cuarto un domingo, en el que podía olvidarme de todo con mis amigos. Así que decidí que si él avanzaba, yo también lo haría.
Aquí viene lo peor, me dispuse a cambiarme y salir de mi cuarto. Salía hacia la sala principal cuando vi a Pansy y Draco acostados en el mismo mueble en el que los ví la noche anterior, no quise hacer un drama y despertarlos, porque no soy ese tipo de chica, no me gustan las escenas de celos, así que salí a desayunar todavía un poco desanimada.
Entre al gran comedor estaba con una expresión triste, que ni siquiera la hermosa sonrisa de Cedric pudo borrar. Él venía junto con otros Hufflepuff riendo como siempre por algo que él dijo, se despidió de sus amigos y se dirigió hacia mi, me vio triste y me preguntó qué me pasaba, respondí que nada pero él no me creyó.
-Oye, acompáñame a un lugar -Sugirió Cedric
-¿A dónde? -Pregunté
-Es sorpresa
Salimos del castillo hacia un jardín donde se encontraban varios alumnos, entre ellos el trío de oro, algunos Ravenclaw y otros Hufflepuff. Nos sentamos en un banco en el que habían otros estudiantes, que se apartaron apenas vieron que Cedric quería sentarse ahí, él les dijo que sí lo estaban ocupando podíamos ir a otros sitio, pero ellos insistieron.
-Con que eres muy popular por aquí ¿eh? -Comenté
-Un poco -Me dijo
Ambos reímos
-Mira lo que te traje -Señaló una canasta pequeña que tenía dentro de ella lo que parecían muffins de arándanos.
-Oh no tenías que -Dije
-Te dije que iba a cocinarte algo, y eso hice. Pruébalos -Me dijo
Al primer muffin que mordí, lo sentí como una de las mayores delicias que había probado jamás, (y los elfos no cocinaban nada mal), pero esto era magnífico, tal vez por el hecho de que los hizo especialmente para mi, me hacía sentir... Feliz.
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Así es el amor
Romance"Todos ven lo que tu aparentas, pocos advierten lo que en verdad eres", ese ha sido el lema de T/N Riddle todos estos años, pero con su llegada a Hogwarts, ¿las cosas para la pequeña hija de Voldemort cambiarán? pronto lo descubrirá.