Comienzo:

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9 años.

Un golpe tras otro y otro. Ya había perdido la cuenta. Solo podía sentir la sangre deslizándose por su piel y su cuerpo temblar. Sus ojos ardían de tanto llorar y sus cuerdas vocales sentían romperse con cada grito que escapaba de su garganta.

Esta rutina, a la que el pequeño no podía acostumbrarse, empezó hacía tres años ya.

—¡Eres una puta basura! —gritaba su tía —. ¡No sirves ni para lavar los jodidos platos! —Otra patada fue dejada en su estómago. Podía sentir como la punta de su tacón le quitaba el aire con cada golpe.

—L-Lo siento —susurraba el pequeño sin saber realmente qué había hecho tan mal.

Era incapaz de retener sus hipidos ni de controlar el temblor de su cuerpo. A estas alturas apenas podía ver a causa de las incontenibles lágrimas.

—¿Qué pasa, querida? — quiso saber el señor Bae entrando a la cocina —. ¿Qué hizo esta vez? — continuó mirando con desprecio al pequeño tendido en el suelo.

Su rostro estaba lleno de lágrimas y moratones, con un ligero corte en su mejilla izquierda.
Tenía sus pequeñas manos en su estómago, cubriéndolo de posibles futuros golpes.

—Es igual de inútil que su madre — sentenció con desagrado, llegando a un lado de su esposo.

—¿Qué más podíamos esperar de esta pequeña mierda? —gruñó el hombre abrazando la cintura de su esposa.

El pequeño ni siquiera podía escucharlos. Sentía su cuerpo entumecido y sus oídos pitaban, mareándolo.

—Ugh, hazte cargo de eso por mí, querido. He quedado con la señora Choi para tomar el té. —Sonrió para luego dejar un beso en la mejilla de su marido y marcharse sin siquiera darle una última mirada al menor.

El señor se quedó mirando a Taehyung con una sonrisa asquerosamente tenebrosa a ojos del menor.

Taehyung solo tembló, rezando porque no sucediera lo que estaba pensando.

El ruido de la puerta cerrándose hizo que sus sollozos aumentaran presintiendo lo que venía y sin fuerzas para resistirse.

—Me voy a divertir mucho con tu pequeño cuerpo de puta barata. —Se acercó poco a poco al cuerpo tembloroso —. Al fin y al cabo, es lo único para lo que sirves.

Levantó a al menor con facilidad mientras este pataleaba desesperado.

El mayor subió las escaleras de la casa con el pequeño en brazos. Continuó hasta su habitación, donde al entrar, lo tiró sin ningún cuidado a la cama.

Gritaba y gritaba con todas las fuerzas que aún le quedaban. Aun siendo consciente de que nadie lo escucharía, no perdió la esperanza de que ocurriese un milagro.

—¡Cállate de una maldita vez! —El señor Bae estrelló la palma de su mano contra la mejilla del contrario.

El menor solo pudo morder su labio, haciéndolo sangrar, con temor.

—Así me gusta. Ahora desvístete —dijo con una sonrisa mientras se quitaba el cinturón.

Taehyung estaba paralizado del miedo y el dolor, sin poder hacer nada. Aunque realmente no sabía que podía hacer en esta situación donde, claramente, tenía las de perder.

—¡Ahora! — volvió a gritar el mayor, sobresaltando al pequeño.

Taehyung empezó a quitarse su vieja y gastada camiseta. Sus manos hacían lo que podían para controlar el temblor, pero a estas alturas, ya no se sentía dueño de sí mismo.

El Rey Demonio - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora