Capítulo 12

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Jinyoung obviamente pensó en disculparse. Cuando despertó con su rostro muy adolorido, recordó todo lo que había sucedido en la noche y quería morirse, de tristeza, de vergüenza y de rabia consigo mismo.

Fue Seokhoon el que lo despertó. Desde que había llegado al centro que el mayor no le dirigía la palabra para casi nada, y ahora le estaba dando un sermón sobre provocar al resto y sobretodo de meterse con Seunghun.

Obviamente todos se enteraron que "algo" había pasado o estaba pasando entre Seunghun y él, no necesitaban ser expertos. Seokhoon finalmente amenazó con echarlo del centro si volvía a provocar a sus compañeros de ese modo.

—Lo dejaré pasar esta vez porque recibiste tu merecido —le dijo mirando su rostro—. No me hagas arrepentirme de dejar que te quedes.

Jinyoung vio a Seokhoon irse de su habitación y escucho a todos despegarse de la puerta y salir corriendo enseguida salió.

Su última oportunidad de mejorar, según su madre, casi se va entre sus dedos. Se recostó en su cama pensando en qué hacer, y supuso que lo primero que debía hacer era perdirle perdón a Seunghun.

Sin embargo, no sabía muy bien que hacer, como debía pedirle perdón si los borrachos no mienten, lo que dijo anoche tal vez había sido lo que pensaba... su mente a veces era retorcida. Aunque Jinyoung estaba seguro que herir los sentimientos de Seunghun era lo último que quería hacer.

Cuando salió de su habitación ya era tarde, por culpa de su resaca y el dolor en su rostro se había levantado muy tarde. Se miró al espejo del baño con cuidado y notó lo morado que estaba su ojo. Había recibido varios golpes en su vida pero jamás le habían dejado un ojo morado. Afortunadamente solo era por fuera, aunque si que dolía y se sentía hirviendo.

Cuando salió del baño estaba muy sorprendido de que no le hubieran quitado el agua o puesto lodo en su lugar como le habían hecho un par de veces sus compañeros para matonearlo cuando molestaba a Seunghun. También se enojó porque, aparentemente, eso nunca lo había visto Seokhoon, parecía que decidía a conveniencia en que fijarse.

Cuando finalmente se dispuso a salir de su habitación a trabajar se encontró a nada más y nada menos que al mismo Seunghun. Estaba vestido normal, sin su ropa de trabajo y lo miro igual de sorprendido. Se fijó por un largo rato en su ojo hasta que finalmente siguió su camino.

Jinyoung tenía que disculparse, tenía que decir algo, lo que fuera.

—Hyung yo- —le dijo antes de que Seunghun bajara la escalera. El chico se detuvo antes de continuar esperando a que Jinyoung dijera algo.

Pero nada salió, no sabía cómo pedir disculpas por lo que había hecho, en realidad nunca había pedido disculpas por nada en su vida, la sensación de que él se estaría eschando toda la culpa cuando una parte de él sabía que Seunghun también tenía sus culpas le daba algo de rabia. Así que finalmente no dijo nada.

El chico suspiró y continuó su camino por las escaleras.

—Espera... —dijo Jinyoung aún sintiendo que debía decir algo, aunque no fuera una disculpa—. ¿A donde irás?

Seunghun no lo miró, simplemente se detuvo antes de salir por la puerta.

—Iré a la ciudad, a entregar los caballos que se vendieron.

Finalmente se fue cerrando la puerta atrás suyo. Jinyoung sabía qué significaba eso, estaría llevando a Ace con sus nuevos propietarios.

Salió de la casa para encontrarse con varios trabajadores entrando algunos caballos al gran camión de trasporte. Jinyoung a veces veía a los camiones y también sabía que Seunghun algunas veces se iba con los caballos, pero en esa oportunidad parecía especialmente triste.

Aprende del trabajo duro | BAEHUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora