Capitulo 1

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El auto se detuvo finalmente y Jinyoung miró por la ventana el paisaje, no había ningún edificio a la vista y todas las construcciones se encontraban alejadas, probablemente el vecino más cercano se encontraba a kilómetros... El campo era un lugar solitario.

Jinyoung lo odiaba, odiaba todo lo que estaba pasando, odiaba a sus padres y odiaba esa horrible gallina de hierro sobre el techo de la casa que se encontraba al final del camino.

Su padre se bajó del auto y luego de sacar la maleta de la parte trasera, golpeó la ventana esperando que Jinyoung finalmente abriera y bajara, pero Jinyoung solo se cruzó de brazos.

—Vamos, por las buenas Jinyoung —le dijo su papá casi en un quejido.

—Vamos a casa, quiero ir a casa —lo miro por la ventana— ¡Ya! —gritó.

—Esta será tu nueva casa Jinyoung —le dijo su madre que aún se encontraba en el asiento del copiloto.

—Mamá, te lo ruego —intentó por última vez esa tarde, llevaba dos horas de camino rogando, pero esperaba que esta última vez funcionara.

—No hay otra forma Jinyoung —le dijo su madre que comenzó a llorar.

Lo que le faltaba, ahora era su culpa que llorara. Su padre volvió a golpear el vidrio y Jinyoung se bajó sabiendo que si no lo hacia ya, su papá pondría a Yun, el fiel guardaespaldas, a hacerlo, ya que en estos últimos días se había encargado de que Jinyoung no caminara, lo arrastraba a la fuerza de todos lados, incluso al interior del auto hace unas horas.

Su padre lo miró un segundo en silencio, no lo decía pero Jinyoung sabía que sus ojos estaban cargados de decepción y un poco de odio, no había nada que pudiera hacer Jinyoug para cambiar esto de todos modos.

En ese instante llegó un señor que caminó desde la casa al final del camino de tierra hasta donde el auto estaba estacionado.

—¡Bienvenidos! —dijo entonces—. Soy Lee Seokhoon, mucho gusto —dijo estirando su mano para su padre— Señor Bae, hablamos por teléfono.

—Mucho gusto, gracias por recibirnos y gracias por aceptar a Jinyoung.

—No es ningún problema, en unos meses será un hombre nuevo —aseguró Seokhoon.

—A menos de que me pueda volver a crear —interrumpió Jinyoung— lo dudo mucho.

—¡Jinyoung! —lo regañó su padre.

—No hay problema señor Bae, entiendo la situación de Jinyoung y te prometo —dijo ahora mirando al joven— que no necesito volverte a crear —sonrió finalmente haciendo que Jinyoung rodara los ojos— ¿Entonces? ¿Listo?

Jinyoung miró entonces a su padre, era su último momento, la última oportunidad que tenía este señor para retractarse y no dejar a su único hijo en medio de la nada, en la absoluta pobreza.

—Jinyoung, voy a necesitar tu celular —le dijo finalmente.

—¿Qué? ¿Ni siquiera quieres tener la posibilidad de llamarme? —lo miró enojado ahora apretando los puños.

—Tú y yo sabemos que si te dejara el celular, no sería a mí al que llamarías...

Jinyoung bufó y sacó su celular para luego tirarlo al suelo con tanta fuerza que la pantalla se hizo pedazos, ni su padre ni Seokhoon reaccionaron ante esto.

—Ahí lo tienes, ¿algo más señor Bae? —retó a su padre que solo lo miro cansado para luego proceder a recoger el celular roto en la tierra.

—Jinyoung, realmente espero que aproveches tu última oportunidad... —suspiró— harías muy feliz a tu madre.

—¿A mí madre? Querrás decir a la prensa —respondío.

Aprende del trabajo duro | BAEHUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora