(Temporada II) Cap 22. Deja a tu Billy allí, nena

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- Ya pesas, peque- me senté a descansar un poco en un banco del parque que hay en nuestra tierra, mi embarazo es de ocho meses. Mi barriga ya está mucho más abultada que hace dos meses, y deseo que nazca ya, la verdad. Hoy hacia fresquito, así que salí a que me diera el aire- ¿Sabes?- y allá iba yo, a hablarle como se costumbre. Parecía una loca hablando sola- Tengo ganas de verte, y de saber qué eres, aunque ya todo esté preparado. No te compramos ropa de niña, pero tampoco de niño, sirve para ambos. Tu padre se fue a la tienda de bebés más lejana del infierno para buscar tu ropa, cielo, y encima tuvo que aguantarme. Es que, pesas mucho, y me tengo que agarrar a él de vez en cuando, o bajar las escaleras con él también. ¡Ah! Que sepas que le he cogido prestado a tu prima, que es la hija de Tom, uno de sus bebés de juguete. Así estamos practicando, ¿te lo puedes creer?- empecé a reírme yo sola recordando lo estúpidos que nos veíamos cuando hacíamos eso. Pero, me hacía falta práctica, nunca he cogido a un bebé de esa manera- Y, espero que puedas sentir a papá, porque te llena de besos todas las noches. Te dice cosas, te acaricia, te besa, te ama, y desea tenerte en sus brazos pronto, cosita linda- volví a reír, a Billy también lo llamaba cosita linda- Yo también te quiero mucho, que lo sepas- ahora mi ombligo sí que parecía un botón con este barrigón. El móvil me empezó a sonar, así que lo saqué de mi bolso y lo cogí-

Llamada
- ¿Sí?-
- Cariño- sonreí-
- Hola, Billy. ¿Qué tal la mañana?- suspiró- ¿Qué ocurre?-
- Siento mucho decirte que no podré ir a la ecografía-
- ¿Qué? ¿Por qué?-
- Por lo visto, las casas están más antiguas de lo que me dijeron al asumir el nuevo cargo, y a una se le está cayendo la pared del baño. Pero, no la pared en sí, sino los azulejos de la pared. Lo que es la construcción está bien, lo que se está cayendo es la cubierta, ¿entiendes?-
- Joder, que marrón-
- Sí. Y hoy me han pedido que por favor vaya a arreglarselo. Cielo, de verdad que lo siento, yo quería ir contigo-
- Tranquilo, no pasa nada-
- Es que, me siento angustiado- reí-
- Billy, entiendo las cosas, tranquilo. Cuando llegue a casa, te lo contaré todo, ¿vale?-
- Gracias por entenderlo- sonreí-
- Bueno, pues voy a ir tirándole-
- ¿Dónde andas?- me abrí un chicle, y me lo metí en la boca-
- Pues, por el parque. He salido a que me dé el aire, por eso hoy no me viste cuando despertaste. Y estaba sentada en un banco hablándole, contándole que lo amamos barra la amamos- los dos nos reímos- Y bueno, mis locas conversaciones, como siempre. Me llamaste, y aquí estoy. Luego llevaré algo para desayunar-
- Estás muy gordita ya, cielo. No te muevas más de lo necesario, que tengo miedo a que te caigas y os hagáis daño, por favor-
- Eres de los que piensan lo peor, ¿eh?- reí-
- Nena, hazme caso, por favor-
- Está bien- sonreí- Bueno, nos vemos luego-
- Vale. Qué sepas que te tendré preparada una cosita especial-
- Que tierno. ¿Seguro que no quieres que te lleve nada de desayuno? Dime lo que quieres que voy a aprovechar al comprar el mío-
- Lo que no quiero es que te cargues, cariño-
- Billy...- rió-
- Haz lo que quieras, eres indomable-
- Desde que nací, chico- los dos nos volvimos a reír- ¿Qué vas a querer?-
- Lo mismo de siempre, cielo-
- Está bien. Pues, luego nos vemos-
- Vale. Te amo, amor- eso me recordó a nuestros primeros meses como novios, en aquella gira donde todo fue descubierto de sopetón-
- Yo también te amo, cosita linda- él rió mientras yo sonreía- Hasta luego-
- Hasta luego- pero, no colgó-
- Nene, cuelga- le dije pegándolo de nuevo a mi oído-
- ¡Es que no me gusta colgarte!- reí-
- ¡A mí tampoco!-
- Lo hacemos a la vez- me propuso-
- Vale, venga. Una, dos, y tres- y ya está, estas son nuestras típicas despedidas. Ninguno queremos colgarle al otro-
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- En fin- me dispuse a subir el primer escalón de la entrada del hospital, pero, no podía creer lo que escuché-
- Buenos días, cielo- giré mi cabeza, y allí estaba él, mi pesadilla-
- ¡No!- claramente puse los brazos alrededor de mi vientre, no quería que le hiciera daño- No lo hagas, por favor-
- No, no vengo a matar a nadie. Vengo precisamente por su ecografía- esa sonrisa siempre me daba a entender que iba a pasar algo malo- Mira que barriguita tan mona, me encanta-
- Entonces, ¿vienes en son de paz?- me miró-
- Vengo en son de paz. Puedes registrarme si quieres, chica- claramente le registré todo, y no llevaba nada fuera de lo normal. Móvil, cartera, y llaves. Pero, nada con lo que poder hacernos daño- ¿Ves?-
- ¿Y por qué vienes a la ecografía de mi bebé, Thomas?-
- No me llames Thomas, por favor. Me irrita los oídos cuando escucho Thomas- me pidió, y me volvió a mirar-
- Mira, haz lo que quieras. Pero, guarda las distancias, amigo. Y ya responde a mi pregunta- le dije seca, no me agradaba que él estuviese delante mía. Un tío de cerca de dos metros contra una embarazada de uno sesenta y cinco, pero no me intimida. Es más bien miedo a que dañe al bebé-
- Porque Billy está ocupado, ¿o no?- volvió a sonreír, que repelús- Si hasta me he puesto guapo-
- Déjame en paz, Thomas. Acepto nuestro trato en el mundo de los humanos, pero aquí, en este mundo, no eres más que Belcebú. Todo el reino sabe lo que hiciste, y todavía tienen sed de venganza. Así que, yo no tengo nada que hablar en este mundo contigo. Buenos días- le aclaré todo eso del tirón, y empecé a subir las escaleras-
- Escúchame bien, niña- me dio un tirón del brazo, pero me cogió antes de caerme- Aquí se hará lo que yo diga, te guste o no. ¿Lo entiendes, cielo?-
- Suéltame- le pedí inmediatamente, estaba asustada-
- Y si yo digo que hoy yo seré el padre, lo seré- me dejó un pequeño lamentón en el cuello, y empezó a reír- ¿Estás asustada?-
- Por favor, déjame- le pedí otra vez-
- Y bueno, claro está. Ni se te ocurra decirle algo al estúpido de tu marido o a nuestra madre, porque te aseguro cien por cien de que no verás nacer a este bebé. ¿Lo has entendido ahora?-
- Sí-
- Así me gusta- ahora me besó la mejilla, y sonrió- Venga, llegarás tarde- entramos a la ecografía, y yo me tumbé muy nerviosa de tenerlo a mi lado. Es un completo psicópata-
- Muy bien, chicos. Allá vamos, ¿no?-
- Sí- dijo él sonriendo. Miré al monitor, donde en la pantalla se veía mi interior, y sonreí. Miré a Tom de reojo, y él también miraba sonriendo mientras tenía mi mano entre las suyas. Este era un total infeliz-
- ¡Mira!- cuando él exclamó esa palabra, noté que me daba patadas. Miré de nuevo a la pantalla, y sonreí-
- Cariño, cálmate- reí-
- No quiere que toquen a su mamá- dijo Tom riendo-
- Todo está bajo control, y la posición del bebé...- lo miré- Está correcta-
- ¡Sí!- saltó Tom, igual que yo, y hasta nos abrazamos- Genial-
- Gracias- sonreí-
- Me han dicho mis compañeras que no os diga el sexo, que queréis que sea sorpresa, ¿no?-
- Así es- le dije- Gracias, hasta la próxima-
- Rowan, la próxima es dentro de dos meses. Te queda la de los diez y la de los doce- me miró-
- Está bien. Hasta pronto- cuando salimos, él me miró-
- Ya sabes, ni una palabra- negué- Así me gusta. Nos vemos, mi amor- ni siquiera le dirigí la palabra, así que mejor-

***
- ¡Billy!- me levanté corriendo del sofá, y fui a la entrada-
- ¡Hola, pequeña!- me miró- ¡No, no corras, ni se te ocurra volver a hacerlo!- empecé a reír, y él se acercó a mí-
- Te eché de menos-
- Y yo a tí- sonrió, y me abrazó- ¿Cómo fue?-
- Fue... genial- le sonreí. Pero, quería contarle lo de Tom- ¿Sabes qué?-
- ¿Qué?-
- ¡Ha recuperado su postura normal!- lo miré a los ojos- ¡Podrá nacer bien, sin cesárea!-
- ¡Genial!- me volvió a abrazar, y me levantó del suelo- Yo lo sabía, sois unos campeones. ¿O no, cariño?- preguntó mirando mi vientre, y sonrió- Que alegría. Le has quitado muchas complicaciones a mamá, cielo- se agachó, y le dio varios besos después de levantar mi camiseta- Aish, me muero-
- Ya veo-nos reímos- Pero- se incorporó de nuevo, y me miró-
- ¿Pero..?-
- Tom...- suspiré- Tom ha venido-
- ¡¿QUE QUÉ?!-
- Cálmate, cálmate, cálmate- le pedí acariciando su cabello- Por favor. Lo siento, o eso o lo mataba, y he preferido que estuviera conmigo a que mate a nuestro bebé. ¿Me perdonarás?-
- A tí no tengo nada que perdonarte, él es quien tiene deudas con nosotros. Y encima, se aprovecha de que estoy ocupado en el reino para ir contigo. ¡Genial!-
- No le digas nada sobre que te lo he contado, por favor. Ahí sí que lo mataría- le pedí sujetando sus manos- Prométeme que no le dirás nada- suspiró-
- Te lo prometo-
- Gracias- nos volvimos a abrazar, y ahora sí que nos dimos nuestro merecido beso-

***
- Ay, la espalda. Cariño, me duele, controla las patadas-
- Rowan, ¿estás de parto?- me miró asustado-
- No, Billy- sonreí- Me voy a duchar-
- Vale- me metí en el baño, y cerré la mampara de la ducha cuando me metí. Me terminé de quitar adentro mi ropa interior, y abrí el agua-
- Sabes, papá se piensa que estoy de parto- reí-
- Cielo- lo escuché por fuera de la mampara pasado un rato-
- ¿Qué ocurre, Billy?- la abrí un poco dejando ver mi rostro solamente-
- ¿Estás de parto?- reí-
- No, no lo estoy. Cuando lo esté, lo sabrás perfectamente. Quédate tranquilo, anda-
- Vale. Te amo-
- Y yo a tí- sonreí, y él se fue. Bajé cuando termine de ducharme con el pijama puesto, y preparamos la cena entre los dos-
- Nena- lo miré- ¿Eso es sangre?-
- Sí- abrió la boca-
- ¡¿Vas a estar ya de parto?!- lo volví a mirar-
- Bill, esto me lo acabo de hacer cortando las patatas-
- Ok, perdona- rodé los ojos riendo, y terminamos de cenar. Subimos arriba, y entré al baño de nuevo a lavarme los dientes- Amore- volví a rodar los ojos-
- ¿Qué?- me seguí cepillando los dientes-
- ¿Estás ya de parto?- lo miré de nuevo- Vale, vale. Qué miedo dais las mujeres cuando os enfadais-
- Porque tenemos el don de la chancla poderosa- nos reímos. Él también se lavó los dientes, y nos tumbamos- Cielo- cerré el libro que estaba leyendo de golpe, y lo miré. Cuando fue a abrir la boca, lo interrumpí-
- Como me vuelvas a preguntar si estoy de parto, te vas a enterar- él negó dándome a entender que no era eso- ¿Entonces?-
- Pues...- a los segundos, volvió a abrir el pico- ¿Estás segura de que no estás ya de parto?-
- ¡BILL KAULITZ TRÜMPER!- se levantó corriendo, y yo le lancé la almohada- ¡Al sofá!-
- Pero, no me has contestado- abrí los ojos como una muñeca de trapo, desde luego que me saca de mis casillas cuando quiere-
- ¡No, no, y no! ¡Aún no estoy de parto, Billy!-
- No te enfades conmigo- me puso cara de cachorro, y ahí sabía que yo había perdido la guerra, que él había ganado contra mí-
- ¿Qué haré contigo?- me empecé a reír, y él igual. Pero, le espera una bonita noche en el sofá-

Satanás en persona (Bill Kaulitz-Tokio hotel) 2ª TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora