Capítulo 12 ¿amiga...?

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Don Leandro era un hombre cincuentón del lugar, un próspero empresario que mantenía a su familia en muy buenas condiciones. Su defecto, según él mismo decía, era que le encantaban las mujeres de verdad lindas. A sus oídos llegó la noticia de la belleza de Marcela y se hizo el firme propósito de ir a conocerla.

Un día, después del almuerzo, le dijo a su familia que lo acompañarán a la tienda de dulces, pues quería probar esos que tanta fama tenían en la ciudad. La familia lo acompañó e iba muy alegres porque les gustaban los buenos dulces. Al entrar a la tienda, don Leandro les dio dinero para que comprarán lo que quisieran y él se quedó atrás, pegado a la pare, en un lugar en donde divisaba bien la figura de Marcela. Se quitó los lentes oscuros y se puso a observar, cuando la distinguió, la vio detenidamente y se dijo: —Caramba, si es más linda de lo que me habían dicho, tengo que ver la forma de acercarme ella, sin causarle problemas ni causármelos yo. Lo que sí es cierto es que no voy a estar tranquilo hasta que no hable con ella o que la haga, por lo menos mi novia.

Pablo seguía con la esperanza de encontrar a Marcela; los únicos que podían ayudarlo eran su familia y, últimamente, Sofía. Ella como siempre, lo buscaba y trataba cuando le era posible a estar cerca de él. Don Bernabé, entretanto, encontró quien le podía llevar una carta y le decía:

Es preocupante la situación que se está viviendo, sobre todo no saber nada de Marcelita, ojalá que no se esté pasando penas o que le haya sucedido algo malo. AY su familia le he dicho que está bien para no preocuparla, pero no sé hasta cuándo pueda sostener esa mentira.

Ya hace mucho tiempo que no sabemos de ella y es una verdadera angustia. Si decides algo importante avísame, a lo mejor me voy para allá si sirve de algo.

Lo que vayas a hacer Piénsalo detenidamente, toma las cosas con calma para que todo salga bien.

Hasta pronto y cuídate mucho, tu papá, Bernabé.
Pablo, a través del mismo correo, respondió rápido la carta, diciéndole que estaba totalmente de acuerdo CNC lo que le había mandado a decir, lo único que le pidió es que no viniera, al menos todavía no, y que él le iba a decir cuándo.

Salió a la calle y coincídeteme se encontró con Sofía, quien le dijo:

—Hola Pablo, te veo mejor, espero estés más tranquilo. Este fin de semana habrá un almuerzo campestre de parte de la Universidad y quiero que vayas, así te diviertes un poco y no estarás tan deprimido.

—Muchas gracias por prestarme atención, claro que voy a ir.
A ese almuerzo asistieron la mayoría de compañeras y compañeros de la universidad; estuvo muy alegre, y al final, Sofía se regresó con Pablo. Entra la tarde pasaron a tomar un café, Sofía le decía:

-Fíjate Pablo que hay una amiga que está en un semestre diferente al nuestro que te quiere conocer, dice que tú le llamas mucho la atención y que cuando tenga la oportunidad los presente, le dije que lo iba a pensar, porque sé que tú estás muy enamorado de Marcela y tal vez por eso no quieres que te la presente.

Pablo pensó que eso le ayudaría a que Sofía no pensara mucho en él y le contestó:

-Está bien, no es malo tener amigos.-Coincidentemente, la señorita estaba en esa cafetería y fueron presentados. Ella le dijo que se llamaba Julia y que quería invitarlo a la ciudad de la Esperanza.

Pablo le hizo señas a Sofía que no descubriera que él era de allá. Luego le preguntó qué iría a hacer allá, ella le respondió que iría a entrevistar a unos policías que habían capturado hacía varios días a una banda de secuestradores, como una práctica en sus estudios de Ciencias de las Comunicación. Pablo comprendió que podría ser peligrosa ésa relación y con mucha discreción dio por terminada la presentación y se retiró con Sofía. Al irse con ella le dijo:

-Ni tú ni yo debemos tener mayor relación con esa señorita, ¿me entiendes?

Sofía se dio cuenta que todo le salía mal. Pero estaba dispuesta a seguir apoyándolo, sólo que teniendo más cuidado con lo que haría de ahora en adelante.

Un día una señorita que trabajaba en una de las empresas de don Leandro, llegó a comprar dulces a la tienda de doña Lucia; de acuerdo las instrucciones que llevaba, esperó que le atendiera Marcela. Después que le despachó los dulces, y aprovechando que no había mucha gente, le dijo que si le permitía platicar con ella unos minutos afuera de la tienda, Marcela, pensando que podría tratarse de Pablo, le dijo que estaba bueno; fue a dar la vuelta al otro lado del mostrador y salió a la calle. Mientras salía, la empleada de don Leandro, pensó.

-De verdad es muy bonita esta señorita.

Ya afuera, Marcela le dijo:

-¿En qué le puedo servir?

-Me llamo Corina y trabajo en una floristería no lejos de aquí. La busco porque le traigo una razón de mi patrón, él desea que trabaje en su empresa, en la floristería, pues dice que un día la vio cómo atiende a las personas de acá y eso es lo que él necesita en su empresa. Para que no deje este trabajo le propone que llegue con nosotros sólo por las mañana y le ofrece un buen salario.

Cuando supo el monto del salario le interesó y le dijo que lo iba a platicar con doña Lucia y si aceptaba, llegaría a trabajar de dos días, y si en caso no se presentaba, definitivamente no lo haría.

En la noche, cuando le contó a doña Lucia, ella le respondió:

-Mira hijita, es una buena empresa, el salario está muy bueno, los centavos te van a servir; por mí no hay problema porque en la tarde siempre me ayudarás, es más te digo que aproveches la oportunidad.

Dos días después, Marcela se encontraba atendiendo en la floristería, no se sabía si ella le daba más belleza a las flores o si éstas se opacaban ante la hermosura de ella.

La clientela de la floristería era grande y a partir de que llegó Marcela aumentó, sobre todo la de los varones.  Marcela siguió teniendo muchos enamorados que la asediaban en sus dos trabajos, pero ella, con educación pero con decisión, los rechazaba constantemente. Corina trató de acercarse mucho a Marcela; lo que le interesaba era que le contra aspectos de su vida, según órdenes expresadas de don Leandro.

Marcela, agradecida con Corina, sentía mucho aprecio por ella, y le contó parte de su vida: lo relacionado con su noviazgo con Pablo y la búsqueda que mantenía por él, así como aseguraba, él por ella. También le contó del asedio de muchos hombres, del que era víctima en la tienda de dulces y en la floristería.

Un día, Corina le pidió favor a Marcela que el lunes siguiente atendiera la floristería de ocho a diez de la mañana, porque ella tenía que hacer un mandado.

Ese lunes, a las ocho de la mañana, mientras Marcela abría la floristería, corina tocaba la puerta de la casa de don Leandro. Fue llevada directamente a la oficina privada del empresario donde empezaron hablar de Marcela...

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Bueno espero que les guste este capítulo, perdón por la tardanza... y bueno espero no tardar mucho con el otro, además hay que saber que le dice Corina a don Leandro de Marcela, y saber en que vuelve a estropearlo Sofía.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2015 ⏰

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