episodio 07.

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No se cuánto tiempo estuve sin ser consciente de lo que sucedía a mi alrededor, de derepente abrí los ojos y con la visión borrosa identifiqué el entorno que me rodeaba, estaba sobre mi cama y por lo claro que se veía todo dedusi que era medio día o quizás un poco más tarde.
Mi cabeza daba vueltas y de apoco comencé a recordar lo que sucedió en el camino de tierra, volvió otra vez a mi mente la imagen de aquel hombre, de Daniel mi viejo amigo, ignoró como es que llegue, que había pasado con mi canasto y mucho menos recordaba el destino de Daniel, estaba muy confundida y mi cabeza quería estallar, mientras me esforzaba por tratar de recordar mas mi puerta abrió era Elizabeth quien al verme despierta rápidamente y trastavillandose  dejo la taza de té que traía, sobre la mesa de noche después se acerco lo suficiente al borde de mi cama y comenzó a llamarme, por el aspecto de sus ojos pude saber que había estado llorando, y mucho, a pesar de mi débil mirada vi que sus párpados estaban algo inflamados, hice intentos por moverme y descansar mi espalda sobre la pared, pero quedo en eso cuando Elizabeth me lo impidió colocando sus manos sobre mi pecho.
— Victoria tranquila no te esfuerces que el médico ha encargado velar tu descanso, que lo hagas por lo menos lo que resta del día.
Dijo Elizabeth más contenta.
Momentos después y mucho más despierta pregunté a Elizabeth —¿ Como llegue?
Elizabeth mucho más relajada se sentó y cogiéndome de la mano respondió.
— un hombre te trajo hasta aquí, solo dijo que te habías desmayado y después volvió a montar su caballo y fue por el médico. Confieso que me asusté mucho al verte así.
El se ha quedado afuera sentado sobre las rocas del jardín esperando que tú despiertes, nunca lo había visto por aquí y el me ha dicho que te conoce, es muy raro cuando le ofrecí un poco de té estaba hablando con su caballo que por cierto es muy lindo.
—Es eso cierto Victoria, ¿ Le conoces ?
—¿ Recuerdas lo que hablamos sobre mi infancia ?,después del fallecimiento de mi madre.
— si, victoria me estás diciendo que ese hombre fue el que te cuido y después te abandono.
— Así es, no estoy muy segura de lo segundo pero si en efecto el es Daniel mi viejo amigo , ahora ve y dile que venga que estoy ansiosa de verle de cerca.
— ¿ Estás segura ?
— Si, porfavor ayudame a ponerme de pie y ve por el.
Elizabeth salió, yo estaba muy contenta y a la vez enojada, me dedique a atusar mi cabello intentándo deshacerme de mis nervios mientras véia todo por la ventana.
Los vi subir por las escaleras hasta desaparecer, sentí sus pasos acercándose más y más a cada momento mis nervios aun presentes me estaban consumiendo a si que solo se me ocurrió no voltear cuidando no volver a desmayar.
Sentí su presencia ahí en la puerta, moría por qué sus labios susurraran  mi nombre, pero fue Elizabeth la que hablo.
— Víctoria esta aquí, ¿ quieres que les dé un momento ?
— !! No !! Exclamé, quiero que estés aquí.
Interrumpiendo hablo Daniel.
— que pasa así es como recibes a tus visitas, pequeño Francis.
Escucharlo fue motivo suficiente para dejar de seguir ignorado mi entorno como si nada estuviera sucediendo, sin embargo volteé a verle después de eso las pocas e insignificantes dudas que aún tenía desaparecieron de la mano de mis nervios.
El dio un par de pasos y extendió sus brazos y yo corri para abrasarlo y volver a disfrutar por primera vez de su cobijo después de mucho tiempo, la alegría comezó a escapar por mis ojos en forma de lágrimas mientras Daniel me apretaba más fuerte.
No se cuánto tiempo estuve entre sus brazos , sentí que fue muy poco pero suficiente para calamar mi ansiedad entonces extendí mi brazo izquierdo y descargue mi enojo abofeteando su mejilla provocando que entrara en confusión.
— Víctoria. Grito Elizabeth mientras corría hacia a mi lado.
—¿ Que sucede ? Pregunto Daniel.
—Eso es por haberme abandonado.
Daniel solo sonrió y  volvio a abrasarme y yo lo volví recíproco.
Después de nuestro reencuentro Elizabeth ofreció beber té y comer pan, accedimos y en eso estábamos  mientras secaba mis lágrimas de felicidad.
Bebimos y comimos a placer, para decir verdad no recuerdo el último día en el que reí tanto como hoy el ver a Daniel aquí en casa y poder palparlo alimentaban más la esperanza de poder formar una familia Elizabeth y su hijo, Daniel y yo.
Pero bueno es mejor no pensar tanto en ello, no depende de mí que eso suceda.
La luz del ocaso brillaba en lo más alto de las montañas pronto caería la noche fue entonces cuando mi estado de ánimo sufrió un bajón cuando Daniel se levantó mencionando que tenía que marcharse, me tranquilizo un poco cuando nos hizo saber dónde estaba quedándose.
 Salimos afuera y antes de que se fuera volví a abrazarlo, el jugo con mi cabello y después se despidió de Elizabeth, monto su caballo y después partió.
"  Mañana nos vemos pequeño Francis " grito mientras se perdía en la oscuridad.

Victoria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora