Un chico sin pasado

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Aquella noche León me preparó la cena; se había desanudado la corbata y cocinaba algo de carne que inundaba toda la habitación; yo lo miraba desde el sillón expectante y hambriento

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Aquella noche León me preparó la cena; se había desanudado la corbata y cocinaba algo de carne que inundaba toda la habitación; yo lo miraba desde el sillón expectante y hambriento.

-¿Has comido los fideos que te dije?-me preguntó mientras volcaba los filetes en un plato.

-Sí, León -le contesté-. ¿Por qué?

-Porque pareces hambriento, no sabía que un chico como tú pudiera comer tanto.

-Creo que como lo normal para alguien de mi edad -le dije mientras andaba hacia la mesa.

-¿Por qué sigues sin pantalones? -me preguntó perplejo mientras se sentaba frente a mí. No contesté a su pregunta, pero él también parecía haberla ignorado-. ¿La gente de tu edad? ¿Qué edad se supone que tienes? ¿De eso sí te acuerdas?

Negué con la cabeza mientras introducía el primer pedazo del filete en mi boca y me maravillaba por su sabor. Tragué.

-No lo sé, pero no creo que seas mucho mayor que yo. Quizá un par de años.

León rió, pero como no lo entendí seguí comiendo.

-¿Cómo sabes qué edad tengo? A lo mejor parezco muy joven pero soy un viejo arrugado.

-¿No tienes hambre? -le pregunté.

-He comido fuera- me respondió.

-Creo que si fueras un viejo lo ocultarías bastante bien, esa piel que tienes va a llevarte muy lejos en la vida -León rió y esta vez sí acompañé su risa.

-Fíjate, no me esperaba que fueras a ser gracioso.

-Yo tampoco -sonreí, mientras terminaba el primer filete-.  La verdad es que es por instinto -le dije-. Creo que eres joven. No. Creo que pareces joven. Quizás lo seas.

-¿Cómo qué quizás? ¿No estabas tan seguro?

-No. La verdad es que desde que has dicho que eres un viejo tengo mis dudas.

-¡Ja! Esa es la razón por la que no deberías fiarte de un desconocido, Elio.

Al escuchar mi nuevo nombre pronunciado de nuevo por sus labios mi corazón dio un vuelco, y sentí como la comida empezaba a pesar en mi estómago. Tosí.

-¿Estás bien? -me preguntó preocupado, mientras elevaba su mano hacia mi rostro.

-Sí, tranquilo, no es nada.

Seguí comiendo, y León me observaba ligeramente, había sacado un pequeño aparato que emitía luz, y estaba pasando sus dedos por él.

-¿Qué es eso? -le pregunté apuntando al aparato con el cuchillo.

Me miró distraído y algo confuso. Elevó la cosa en el aire dejándome ver colores luminosos que salían de su interior.

-¿No sabes qué es un móvil?

Bastión de TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora