recién horneado; nanami kento

4.6K 292 51
                                    

No era la primera vez que Nanami pasaba frente a aquella panadería en su camino a la oficina, había logrado capturar rápidas imágenes de tu silueta. A veces despidiendo a un cliente en la caja con una enorme sonrisa, otras, acomodando el producto en la vitrina, o sentada en una esquina, disfrutando tranquilamente de tu descanso mientras veías pasar a las personas frente a la tienda. No llevabas mucho tiempo trabajando ahí, un par de semanas, con suerte. 

Necesitabas un trabajo tranquilo y flexible que te permitiera seguir estudiando, por lo que tu horario cambiaba constantemente, sin embargo, la suerte estaba de tu lado, ya que en la mayoría de tus turnos lograbas ver pasar a aquel misterioso hombre. Era alto, su cabello era rubio y no tenía ni un pelo fuera de lugar, se veía pulcro, ordenado, y muy, muy serio. Lo que más había llamado tu atención, era, sorprendentemente, las oscuras ojeras que reposaban debajo de sus ojos. 

Seguro su trabajo es muy demandante, pensaste. Sacando conclusiones ignorantes, intentando entretenerte mientras poco a poco se agotaba el tiempo del reloj, y eras libre de ir a casa. Te acercaste a la entrada, volteando el cartel que ahora ponía "Recién horneado".

Ese día, por primera vez, cruzaste miradas con el misterioso hombre rubio, cuando entró a la tienda por primera vez. 

"¿Sería todo?" dijiste sonriendo suavemente, guardando el pan de su elección en una de las bolsitas cafés con el logo de la tienda impreso; un gato guiñando un ojo. Adorable. 

Nanami guardó silencio por un par de segundos, mirándote fijamente, queriendo recordar tus facciones por el resto de su vida. Bajó la mirada, sacando su cartera. 

"Sí, eso es todo" dijo él, con una leve sonrisa. 

Dejaste salir un suave suspiro acompañado de decepción, no esperabas que te pidiera matrimonio, o algo parecido. Pero haberlo visto tantas veces te parecía una casualidad difícil de ignorar, pero cediste. Registraste los productos en la caja; pan caliente y un café americano, y le cobraste. 

"Gracias" dijo Nanami, rozando suavemente tu mano mientras tomaba la bolsa con sus compras. 

"Vuelva pronto..." dijiste mirando sus oscuros ojos, sabiendo que no los volverías a ver. Nanami se dio la vuelta, caminando hacia la puerta, tomó la perilla pero justo antes de abrirla se detuvo, llamó tu atención, pero fingiste desinterés, limpiando con suma torpeza la vitrina, dedicándola rápidas miradas al hombre frente a tí. 

"¿Cuál es tu nombre?" preguntó él, dándose la vuelta, de manera dolorosamente lenta. 

"__________." dijiste después de unos segundos, sonriendo. 

"Fue lindo conocerte, _________." dijo él, saliendo de ahí.

"Ey!" gritaste recargándote en el mostrador, llamando su atención una vez más. "No es justo, ahora tienes que decirme tu nombre." dijiste soltando una risita divertida. 

"Nanami Kento" sonrió él, para desaparecer por la puerta de cristal, y nunca más volver.

Varios meses pasaron, y sentías que aquel día había sido una simple ilusión, creada específicamente para atormentarte. Desde la vez que atendiste a aquel hombre, cuyo nombre era Nanami (te lo dijo antes de despedirse), no lo habías visto de nuevo. Habías tomado turnos más largos, intentando alargar el lapso de oportunidad que tenías para verlo, pero aún así, no tuviste suerte. 

Nanami había ido a tu trabajo el mismo día en el que renunció al suyo, sabría que probablemente no te vería de nuevo, pero no le gustaba vivir con arrepentimientos, mucho menos cuando eran momentos tan pequeños, pero valiosos como aquel día. No era un hombre que solía hablar con mujeres, o personas, en general. Era introvertido, privado, y disfrutaba mucho de su espacio personal como para compartirlo con alguien más, tenía suficiente con Gojo molestándolo todos los días.

jujutsu kaisen; one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora