L'arrivée de la dame

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La llegada de la dama






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Alguna vez había soñado con ser de esas doncellas que se pasaban por las calles reluciendo vestidos despampanantes, dejando a todo hombre impactado por su belleza.

Su cabello danzando sobre el viendo mientras probaba comidas deliciosas sin preocupación, aún si la ciudades aglomeradas como esas no le agradaban, tenían sus cosas bellas dentro.

Como los bares nocturnos con chicas hermosas haciendo desfallecer a los clientes con su voz melódica o las obras donde la danza y actuación se combinaban de manera gloriosa.

El mundo del glamour nocturno, de la decadencia del brillo y la bondad de la gente de culto que iba a esos lugares a disfrutar de lo que era vivir en un mundo como este.

Pero algún día debes despertar el sueño.

En una habitación rústica que era iluminada por el sol desde la ventana suspiraba cansada, había dormido unas pocas 4 horas pues tenía la obligación familiar de trabajar como médico para los Tybur cuando su padre se retirara.

En el Hospital de Liberio siempre había trabajo y parecía nunca terminar aún que las horas pasarán en su reloj de mano.

Tallo su rostro con sus manos y estiro su cuerpo para levantarse y seguir con un nuevo día dentro del Hospital.

Con un paño y agua limpio con rapidez su oscura piel para alejar el sueño que se quedaba pegado a su cuerpo con insistencia.

Labios y ojos grandes, nariz ancha y rostro angular era lo que conformaba su cara. Era "una chica linda para ser negra", decían despectivamente los demás a su alrededor entre susurros cada mañana.

Paso su mano quitando el durag que cubría su cabello, era poco y terminaba pegado a su cabeza, rizado y negro como la noche.

No tenía tiempo para darse el lujo de tener una gran melena aún que le gustaría saber cómo se vería un cabello tan esponjado, seguramente lucirá como un majestuoso león.

Su cambio de ropa era una camisa azul cielo, pantalones beige con un cinturón café y sobre estos una bata blanca con lo necesario para ejercer su labor.

Gracias a su gran genio había ascendido muy alto aunque sólo ejercería allí por unos pocos meses, las enfermeras la obedecían por ello aun que pasara mayor parte del tiempo leyendo registros médicos.

𝐿𝑎 𝑏𝑒𝑙𝑙𝑒 𝑑𝑎𝑚𝑒 𝑠𝑎𝑛𝑠 𝑚𝑒𝑟𝑐𝑖  °『𝐸𝑟𝑒𝑛 𝐽𝑎𝑒𝑔𝑒𝑟』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora