𝐿𝑎 𝑏𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑎𝑚𝑎 𝑠𝑖𝑛 𝑔𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎
Lucian Briefadel es una interna en el hospital de Liberio donde ejerce temporalmente para ganar experiencia antes de volver con los Tybur.
Durante su estancia llega el paciente que se hace llamar Kruger...
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El beso de la muerte
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Durante el día el bullicio se extendía por todo Liberio, las caravanas extranjeras iban de un lado a otro llevando ornamentos de colores y tirando confeti por todo el suelo.
El olor de la comida exótica que tenían combinado con las risas de los ciudadanos hacían olvidar que no hace mucho habían estado en guerra con los países orientales.
Después de ya varios meses Lucian volvería a ver a los Tybur, desgraciadamente su padre no estaría entre ellos por un accidente sin mucha importancia, por lo que aún que seguía dando servicio en el hospital tendría que respaldar al amo Willy en su obra.
De cierta forma le pareció muy curioso el interés de Eren por los Tybur, aun que lo entendía ya que eran una familia muy misteriosa.
Tan reservados a pesar de su increíble influencia política dentro de Marley que incluso alguien tan cercana a la familia como Lucian tenía prohibido hablar sobre ellos.
Al haber atendido a tantas generaciones de los Tybur la familia Briefadel terminó por enterarse de varios secretos bastante peligrosos, razón número dos por la que seguían trabajando para ellos.
Y claro que era obvio, Lucian sabía bien quien de todos los miembros de los Tybur era el portador del martillo de guerra, era difícil ocultarle tal dato a un doctor que veía como las heridas se cerraban de golpe sin ayuda.
Nadie lograría sacar un gramo de información a la dura doctora Lucian, aun si fuera aquel amado suyo que la trataba con tanto cuidado durante las noches que pasaban juntos en su habitación.
Aún que ahora estaban tan cerca como para compartir sus días en el hospital pronto volverían a ser dos extraños provenientes de mundos totalmente diferentes, pero eso estaba bien.
Estaba bien si se separaban después de todo eran muy diferentes, estaba bien no volver a verse y aún que ambos habían dejado claro sus sentimientos por el otro estaba bien olvidarlos con él tiempo.
Con Eren frente a ella, tranquilo mirando hacia un lado mientras ella le daba tratamiento a su ojo ya bastante cicatrizado, le agradecía por haberse convertido en su primer amor, era un gran hombre y se sentía orgullosa por ello.
- Lucian - murmuró.
- ¿Sí? - preguntó concentrada en lo que estaba haciendo.
