𝐿𝑎 𝑏𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑎𝑚𝑎 𝑠𝑖𝑛 𝑔𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎
Lucian Briefadel es una interna en el hospital de Liberio donde ejerce temporalmente para ganar experiencia antes de volver con los Tybur.
Durante su estancia llega el paciente que se hace llamar Kruger...
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Su primer juego
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Se encontraban de pie en medio de la habitación, Lucian estaba esperando a que no se escuchara ningún paso extra en caso de que alguien estuviera espiando, no sería bueno que alguien viera como uno de sus pacientes entraba a su habitación a mitad de la noche.
Eren espero de igual manera en silencio bastante centrado en el cabello enroscado de la chica que tenía enfrente, eran pequeños remolinos y suponía que si ella tuviera el cabello largo se le haría una enorme melena. Sin pensarlo mucho tocó el centro de uno a de los miles de remolinos en su cabeza jugando con el sin ver que Lucian se dio cuenta de inmediato y su cara comenzaba a arder de la vergüenza.
- Oye ya deja eso - su voz sonaba temblorosa y hasta sumisa mientras susurraba las palabras.
Eren se sorprendió pues jamás había escuchado su voz de esa manera, sólo conocía el tono autoritario que tomaba dentro del hospital y alrededor de otros doctores.
- Lo siento - dijo apartando su mano dejando un silencio incómodo de nuevo, aún que eso no evitó que se sonrojada un poco cuando cayó en cuenta de lo que hizo.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué estas aquí tan tarde? - comenzó a preguntar aún estando cerca de él.
- La enfermera Priscila había dicho que su único momento libre era durante la noche - explicó recorriendo con la mirada toda la habitación - Siento interrumpir su lectura.
Eren logró ver aquel libro de romance en su tocador lo que hizo que Lucian lo escondiera de inmediato, sería vergonzoso si lo leyera donde lo había dejado.
- Eres una persona muy nocturna - le contestó recargada en el tocador.
- También usted, pero le queda más estar bajo el sol - contestó, tenía el instinto de acercarse a ella pero no lo hizo.
- ¿Entonces? - volvió a preguntar.
- Yo quería jugar con usted - en ese momento comenzó a caminar hacia ella de forma lenta haciendo que Lucian se pusiera nerviosa.
- ¿A que te refieres? - dijo sin apartar los ojos de su verde mirada.
El joven solo paro cuando la tuvo tan cerca que tenía que mirar hacia abajo para poder encontrarse con el rostro adorable de la chica y está solo miraba su pecho por el nervio de encontrarse con él.
