El Omega de la Mafia (Dekukatsu Omegaverse)

El omega de la mafia

-¿Me vas a explicar que carajo hago aca?- Dijo el omega que tenía al frente mío. A decir verdad, me distraje viéndolo un buen rato. Nunca vi un omega tan lindo como este, es muy tierno aún así con el ceño fruncido. Un leve sonrojo apareció en mi rostro cuándo me di cuenta que el omega me estaba gritando para que reaccione.
-P-Perdona, te voy a explicar que paso- Y así le fui contando que paso anoche.

Anoche a la 00:30am

-Iida- Llamó el peliverde. Este vestía elegante un traje negro, con una polera al cuerpo del mismo color, que marcaba sus muy tonificados pectorales. Tambien poseía unos relojes rolex ridiculamente caros que se hacian resaltar en el negro de su traje. Aunque se veía de esa manera, los aritos en su piel blanca le bajaban un poco lo elegante y serio de su aspecto.

-Lee estos papeles y dime si esta gente no me esta queriendo estafar- El beta de anteojos agarra los papeles y los comienza a leer mientras que el alfa estaba muy concentrado en otras cosas. Este, al igual que su jefe, vestía un elegante traje pero, en vez de una polera, poseía una camisa blanca y corbata. Un tanto mas elegante que el alfa peliverde.
Sinceramente, al pecoso no le importaba su apariencia, pero si le gustaba que sus subordinados usen la misma ropa, simulando un uniforme. El beta era uno de los pocos que usaban traje.
Estaba observando a un pequeño omega que trabajaba como mesero en el club donde estaban. El omega tenia una cabellera rubia ceniza y muy puntiaguda. Poseía unos ojos tan rojos como el rubí que irradiaban un brillo que casi lograban ocultar el ceño fruncido que tenía este. Lucía provocativo con el uniforme de mesero, pero claro, ese era el objetivo que le habían ordenado cumplir a los omegas, ser deseados.
Desde que lo vió, un leve sonrojo cruzo su rostro, lo deseaba, no... tenía que ser suyo.

-Señor- Llamó el peliazul, con una cara de confusión, haciendo reaccionar a su jefe. El peliverde lo miro con la nariz arrugada, con una dureza en su mirada por haber interrumpido la hermosa vista.

-Señor, los papeles estan en perfecto estado y cumplen con las condiciones que pidió usted mi señor.- Dijo el beta de anteojos.

El club nocturno parecía estar repleto de omegas, todos meseros o bailarines privados. Los demas eran todos alfas que trabajaban de guardias, y algún que otro beta que estaban al lado del hombre enfrente del peliverde.

Cuanto el alfa de pecas estaba por firmar los papeles, dos betas armados, le apuntan en la cabeza al pecoso y a su guardia.

-Dejeme explicarle Midoriya- Dijo el viejo, dejando oír su voz de alfa, y prendiendose un cigarrillo ayudandose de una omega que estaba en su regazo. La expresión de Midoriya no se inmuto al escuchar la voz del alfa y muchos menos al notar la pistola en su sien.  Solo miraba con cara de asco al viejo baboso que tenía enfrente.

-No va a firmar este contrato ya que el unico que sale ganando es usted-
El peliverde solo le mostró una sonrisa ganadora al viejo alfa, miró a su subordinado y en tres segundos se dieron vuelta y le sacaron el arma a los dos betas.
Pusieron a los betas de rodillas y vaciaron los cartuchos. El alfa peliverde, saco dos pistolas P-2.92 con silenciador que traía escondidas en su cinturón y noqueó a los dos betas con la culata de éstas.

-¿Y qué es el trato que vamos a hacer entonces eh?- Le dijo el peliverde mostrando sus dientes y largando su voz de alfa. Odiaba tratar con gente así. No entendía la razon para traicionarlo, la gente tenia muy claro que el no jugaba y mucho menos con los negocios.
El otro alfa lo miró con desprecio y miedo al mismo tiempo. Muy pocos alfas podían dominar a otros alfas, y la voz de éste solo emanaba peligro y furia.
Este alfa de pelos verdes era sumamente peligroso, era el jefe mas temido de todas las mafias de Japón. Todos lo conocían, y no por nada era conocido, era el jefe mas joven de todos, pero su edad no lo hacía menos, al contrario, era sumamente peligroso debido a su habilidad y a la piedad que claramente no tenía.