Oscuro

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Un anaranjado atardecer amenazaba con aparecer haciendo ocultar el luminoso sol cuando un alfa y un omega se despertaban de una cariñosa siesta.

El de cabellera rubia y puntiaguda fue el primero en abrir los ojos, aún acostado se dió media vuelta para emcontrarse con un peliverde demasiado dormido, el cual lo sujetaba fuertemente de la cintura. Él solo se dedicó a observarlo, grabar y enumerar en su mente cada peca, cada lunar, quería recordar hasta en su vejez cada expresión, cada sonrisa, hasta cada ceño fruncido. Todo. El alfa dormía tan tranquilo, todas sus facciones relajadas, no se le podía notar ninguna arruga o marquita en su suave rostro, era perfecto. A pesar de provocar miedo por fuera, cuando lo fue conociendo se dió cuenta que era la persona más tierna que conoció en toda su maldita vida, obviamente dejando de lado las facciones que tiene cuando esta enojado o cuando estan teniendo sexo. Después de eso sí, era la persona mas tierna que se pudo encontrar.

Un llamado a su puerta lo hizo despertar de sus pensamientos. Suavemente intentó zafarse del agarre del mayor para no despertarlo, cosa que, extrañamente, resultó. Se levantó de la cama y caminó hasta la puerta, casi al instante un ceño fruncido apareció en su rostro, el piso estaba jodidamente frío y él, lamentablemente, estaba descalzo. Furioso abrió la puerta y se encontró con un muy sonriente Kirishima. El omega sólo se digno a levantar sus cejas y esperar a que éste dijese algo.

-¿Qué querés?- Soltó Katsuki al notar que el otro solo se quedaría con esa sonrisa de tarado sin decir absolutamente nada.

-Pues..... no te quería molestar, pero me mandaron a buscar a Midoriya y como no lo encontré por ningún lado supuse que capaz estaría acá- Dijo el alfa pelirrojo intentando mirar más hacia adentro, lo cual no le funcionó ya que la puerta se fue cerrando cada vez más gracias a la mano de Katsuki. Kirishima suspiró dándose cuenta que estaba en lo correcto y habló de nuevo.

-Bueno, si por casualidad de la vida yo tengo razón y el jefe esta acá decile que los de alto rango lo buscan. Me notifican que tiene que reorganizar su agenda con los Yaoyorozu y Shigaraki. Ah!! y otra cosa, abajo esta lista la merienda por si quieres comer algo.

-Tsk... Está bien, si Deku llega a estar acá, le avisaré. Ahora andate, me estoy cagando de frío idio- Estaba terminando de decir cuando la puerta se abre del todo y un fuerte y trabajado brazo abraza la cintura de Katsuki. Este se quedo algo paralizado mirando a Izuku a su lado, mientras que el peliverde tenía la mirada fija en Kirishima.

-¿Que haces acá Kirishima?- Dijo un Izuku muy serio y despierto.

-Mi-Midoriya! Que onda hombre?!- Ante este último apodo, el peliverde levantó ambas cejas, aguantandose la risa, al igual que Katsuki. Kirishima notó las cejas de Izuku por lo que continuó a responder la pregunta que le había hecho anteriormente el peliverde.

-Eh.. vine a notificarle que Iida y Todoroki lo están buscando para reorganizar su agenda con Yaoyorozu y Shigaraki.

-Está bien, pero podían llamar al celular no es así?

-Disculpe señor pero dejó su celular en el salón este mediodía.

-Ah.. cierto, bueno gracias Kirishima, ve a comer algo tu también.

-Oh gracias Midoriya- Dijo por último antes de retirarse.

Ambos ya levantados, se encontraron con la mirada. Una mirada intensa y perforante y otra tierna y tranquila. Rubí y Jade se encontraban ya abrazados y fundiendo un tierno y deseado beso. No iban rápido, tampoco había lengua, solo eran sus labios chocando y rozando mutuamente. Un beso muy tranquilo que expresaba todo el amor que no se decía mediante palabras. Los minutos pasaron y recién, después de unos cuantos se separaron.

El Omega de la Mafia (Dekukatsu Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora