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En el capítulo anterior...

– entonces ... aceptas combatir conmigo, prometo que no te hare daño, será un entrenamiento-

-Acepto. –

 –

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Todos miraban incrédulos, para los Wen era común ver combatir a Rong Feng pero nunca habían visto a un Lan, se rumoreaba que ellos solo usaban la música para combatir, que eran una especie de magos que no usaban la fuerza, pero grande fue su sorpresa cuando Lan Wang Ji materializo su espada, cubierta por una hermosa vaina de jade con patrones de nubes en plata, y al desenvainarla, era como si la hoja estuviese hecha del hielo, y eran tan fina que se creía se rompería al primer golpe.

-Vaya, los Lan si que siguen teniendo las más bellas espadas- reconoció el mayor – bien pequeño Lan, demuéstrame que has aprendido – Rong Feng dio la señal de que atacara y el combate comenzó.

Aquel combate uno a uno dio comienzo, los presentes no podían despegar la mirada de ambas espadas, mientras que la de Wang Ji parecía dejar un espectro luminoso de color azul, la de Rong Feng dejaba un espectro blanco, casi imperceptible, pero estaba presente.

Pese a la edad de Wang Ji, este combatía con maestría y dejaba ver su habilidad con la espada, habilidad adquirida tras ya varios años de arduo entrenamiento, pues como miembro de la familia principal Lan, no podía permitirse un bajo cultivo.

Wei Chang Ze permaneció junto a Wei Wuxian mientras observaba el desempeño del segundo maestro Lan, sabía que su padre no estaba usaba toda su fuerza, sin embargo, aun así, sabía reconocer que Wang Ji era muy hábil y fuerte.

Conforme el combate fue avanzando, Rong Feng comenzó a atacar, Wang Ji era bastante hábil y podía esquivar perfectamente los golpes, o eso parecía hasta que en un descuido de su parte perdió de vista a Rong Feng quien quedó justamente a su espalda y la espada del mismo sobre su hombro.

-Debes tener más cuidado pequeño Lan- escuchó para dar un giro en sentido contrario a la hoja y librarse

- aun carezco de experiencia, tal vez el maestro Wei pueda instruirme – respondió educadamente como ya era de esperarse.

-bien pequeño Lan, no puedo instruirte sin la aprobación de tu padre, pero eso no me impide darte un consejo- dijo el mayor bajando su espada- puedo ver que eres ligero con tus movimientos pese a portar una espada tan pesada, así que aprovecha eso, no ataques inconscientemente, ni brutalmente, ¡esto les puede servir a todos! - exclamo fuertemente las ultimas palabras para que todos prestaran atención – el combate no por el hecho de ser un combate tiene que ser crudo y agresivo, si lo vemos de cierta forma, es como una danza, pues así como en esta hay que tener presente lo que hay a nuestro alrededor, y así como los danzantes cuidan de no encontrarse con los listones de seda de sus compañeros, así debemos cuidar de no encontrarnos con el filo de una espada o contra lo que estemos luchando, la agilidad es una ventaja pero el exceso de confianza y falta de atención pueden terminar con todo. ¿Entendido? -

El Delta y la promesa de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora