La cena (prt2)

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- recuerda que lo que hoy te pertenece puedes perderlo mañana de un solo golpe - sonríe levantando su copa - ¡Salud!

- ¡Salud! - ríe, levanta su copa chocandola con la de la rubia - mira que lo que dice la güerita es cierto, así me pasó con la hacienda

- mamá tú has perdido esa hacienda en una apuesta, así que no cuenta - menciona con gracia, y así desviar un poco la frase de la mente de Eleonora

- ay creí que no te acordabas -

- ¿Le gusta apostar? - pregunta Monica

- ¡Ja! ¿que si le gusta? - interviene lucho - mi abuela es adicta al juego apostado

- mi mamá también - se ríe

- ¿A si? - y por primera vez en la noche se veía que se aproximaban una buena charla entre ambas - ¿Tu apuestas?

- si me gusta un poco - coloca su copa en la mesa - pero no apuesto con juego

- ¿Con que entonces?

- tiro al blanco

- ¿con dardos? - estaba apunto de reírse

- no, con escopeta - se sorprende

- ¿Sabes manejar armas?

- toda clase, una tiene que saber cómo defenderse - Navarrete la escuchaba atenta esto es algo que no sabía de la doña, se decían muchas cosas de ella pero el queria conocerla por su cuenta

- ah mira, con suertes y me enseñas

- cuando quiera - se veía que iban por buen camino

- ¡mamá no!

- ay hijo es chiste, tranquilo- le guiña a la rubia mientras lo vacilaba

El momento en la mesa transcurrió con normalidad, Antonia hacia conversación con Mónica y Altagracia, al parecer el problemilla al salir de las casas se había olvidado, en pocos segundos Mónica se dió cuenta que a la que debía de agradarle no era la madre de Lucho, si no a su abuela

Las miradas entre ambos empresarios no se hacían esperar, se deseaban tanto que tan solo una mirada los delataba, y quienes percataron eso fueron Antonia y Eleonora, quien se sentía incómoda e impotente de no poder hacer un espectáculo, y hecharla de su casa. Al terminar pasan a la sala para charlar un poco más antes de irse

- quiero pedirte una disculpa - la toma del brazo antes de que siguiera - aveces tiendo a ser algo temperamental

- tranquila no pasa nada, eso nos pasa seguido - le sonríe - yo soy la que debe de disculparse no sabía que usted era la mamá de Navarrete

- ah ¿Entonces te disculpas solo porque soy la madre de Luis?

- ¿Que? No claro que no - suena su teléfono, salvada por la campana, ve quien era y se disculpa - si me disculpa un momento - la llamada finaliza pero la regresa

- claro - la deja sola, acercándose a su hijo quien salió de la cocina con un vaso de whisky en la mano - es hermosa ¿No?

- es bellísima - la ve caminar hacia el jardín, pero no hablaban de la misma persona ya que Antonia veía a Mónica

- creo que hablamos de mujeres distintas - ve disimulada mente hacia la rubia - yo hablo de la hija

- ¿Que? - pone atención - si claro, Mónica - aclara su garganta - ¿Cómo te ha a caído?

- debo decirte que muy bien, es una niña educada y de carácter fuerte y además excelente estudiante algo que a lucho le vendría bien

- Guillermo dime - devuelve la llamada - ¿es urgente para que me llames a esta hora?

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