25. Beautiful.

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El auto de Liam se detuvo enfrente de la  tienda de concreto, esa tienda solía ser un pequeño calefactor en verano y un refrigerador en invierno. Ninguna era buena. A veces me preguntaba porque mi tío no pagaba por una buena estufa o un buen aire. Su viejo ventilador que había arreglado dos veranos atrás no servía de mucho. El techo de metal crujía bajo el frio viento de Londres. Toque la puerta de madera y vidrio dos veces antes de que la cara de Dags se asomara por esta con una sonrisa.

-Hola Dags- dije con una sonrisa, prendiéndome de su cuello.

-Princesa, si viniste - dijo el con una sonrisa.

-Si, y no vine sola- dije moviéndome para mostrar a Liam- Aquí está de quien te hable.

-Es un gusto, señor- dijo mi novio con una sonrisa educada.

-Es un gusto, muchacho- dijo Dags, con una sonrisa - Tú y tus amigos ayudan mucho a mi negocio.

-Dags vende libros y cd's. Vende todos los tuyos el primer día. - dije con una sonrisa.

Entramos adentro para refugiarnos del último frio que habría en un tiempo. Olía a comida, moría de hambre. Típico de cualquier familiar mío, era cocinar pastas ya que era la solución más rápida.  Camino por toda la tienda, había olor a libros nuevos y viejos, los cd's estaban ordenados por géneros y por bandas. Vamos hasta una puerta al fondo del lugar, que lleva a un viejo cuarto lleno de cosas viejas, busco a tientas la escalera de hierro y comienzo a subir; es demasiado angosta para que subamos todos juntos, entonces subimos de a uno. El piso de arriba olía a sahumerio de frambuesa. Había flores de jazmín en un florero y el olor a comida hacia una mezcla extraña en el aire. Todo en ese lugar tenía algo antiguo y los marcos de las ventanas eran de madera oscura, donde yo me apoyaba a dibujar. Escuche como Dags hablaba con Liam y una sonrisa se formó en mi cara.

-Espero que a tu novio le guste la pasta con salsa de crema, porque eso es lo que comeremos- dijo mi tío con una sonrisa entrando en la cocina.

Tome la mano de Liam y entre en el estudio privado de mi tío. A diferencia del estudio de papa, lleno de fax, portátiles y muchos celulares, este estaba lleno de caballetes, lienzos y pinturas; libros y viejos vinilos. Liam se sentó en el viejo escritorio manchado de pintura de viejos años y escrituras a marcador. Me senté en un taburete frente a un lienzo, y mire la última pintura que había usado Dags. Eran colores para un atardecer, eran colores que podía usar. Mire a Liam y luego empecé a dibujar su rostro en el lienzo.

-No sabía que también pintaras.

-Hay cosas que aprendes, y esta es una de ellas.  - dije haciendo pinceladas suaves en el cuello.

-Dags muy parecido a ti, no solo en lo físico. En sus gustos también, quiero decir, esto parece un lugar tuyo y no como tu casa.

-¿Qué quieres decir?

-Que tú te pareces mucho más a tu tío, como si fueras su hija- al escucharlo deje de pintar. Liam estaba jugando con un trapo sucio. Se lo saque de las manos y limpie mis dedos.

-Soy hija de Logan- dije seriamente limpiando el caballete.

-No lo estoy dudando - dijo como si se arrepintiera. -Y me doy cuenta de porqué.

-No pienso discutir contigo ahora- dije dándome la vuelta para verlo. Él no sonreía y yo menos.

-La comida esta lista chicos- dijo Dags entrando al estudio, nos miró a ambos - ¿Interrumpo algo?

-Nada- dije tirando el trapo en algún lado.

-Perfecto, nos quiero que su mala vibra quede en mi estudio.

Smartphone  l.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora