XI

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Cuando Minho le pidió a Jisung que lo dejara solo con su madre, fue insultado y golpeado hasta quedar casi inconsciente. Nadie se molestó en limpiar sus heridas o preguntarle si estaba bien, lloró en su habitación hasta caer rendido por el cansancio, cada parte de su cuerpo dolía, pero no más que su corazón, vió al castaño irse como hace tres años, con la diferencia de que ahora intentó ayudarlo, realmente estaba dispuesto a salvarlo, pero esa era una decisión que Minho aún no estaba dispuesto a tomar.

Bajo esa imagen de "familia perfecta" que se esforzaban por mantener, había una oscura historia, años de maltrato constante, golpes e insultos que se habían vuelto cosa de todos los días, pero no por eso dolían menos. Félix, su hermano mayor, dejó de vivir con él hace mucho, se independizó a una corta edad siendo el orgullo de la familia.

Lo mejor era no buscar a Jisung, quizás así evitaría que su desenfrenado corazón latiera con tanta fuerza cada vez que lo veía, porque el amor entre dos chicos no estaba mal, pero Lee Minho jamás debía gustar de uno, eso era pecado.

Pero los sentimientos no se pueden ocultar, al llegar a la escuela y notar su tristeza y cansancio, al conectar con su mirada y sentir el dolor ajeno, lo rompió, su estómago se revolvió y sabía que debía hablar con él pero no había otra manera de proteger a su frágil corazón, al menos así no dolería tanto. Más tarde, lo vió salir del baño con un chico pelinegro, que definitivamente no era Hyunjin, a decir verdad sintió curiosidad, pero no quería ser el gato que murió por su impaciencia así que la lejanía resultaba más segura en esos momentos.

Además debía reunirse con Changbin, como cada Lunes, sin falta y sin retraso.

—Al fin llegaste princesita ¿Tienes el dinero? —El peligris extendió su mano en señal de exigencia.

—Sabes que sí. —Le entregó un sobre amarillo que sacó de su mochila.

—Muy bien, tengo una pregunta. —Contaba los billetes uno por uno rápidamente.

—¿Qué quieres? 

—¿Estás de nuevo con Jisung? —Minho se tensó en su lugar, los escalofríos recorrían todo su cuerpo, tan solo el escuchar su nombre lo ponía ansioso y algo le decía que no era una simple pregunta.

—¿Eso es relevante? No estamos juntos, pero somos amigos, si es lo que querías escuchar. —Trató de sonar lo más calmado posible.

—Si lo es, nuestro trato termina hoy. —Rió de manera burlona, él y Minho tenían un trato especial, algo que resguardaba más la integridad del pelinaranja que la de Changbin, era como comprar su silencio.

—¿De qué hablas? Tú no terminarías un trato en el que obtienes dinero fácil. —Enarcó una ceja, a este punto comenzaba a perder la paciencia.

—Pues ya lo hice, nos vemos luego. —Salió, dejando que el chirrido de sus zapatillas inundaran el gimnasio, la cabeza de Minho daba mil vueltas pero no tenía tiempo que perder, de alguna forma tenía que averiguar que estaba pasando.

Como si fuera poco su sufrimiento, vió a lo lejos a Jisung y ese chico con hoyuelos saliendo abrazados de la enfermería, parecían divertirse, al menos el castaño no la estaba pasando mal.

—Mingo Min Min. —Seungmin corrió hacia él, dispuesto a abalanzarse como siempre lo hacía, pero se detuvo en cuanto notó el rostro de Minho. —Hey, ¿estás bien?

—No, no lo estoy. —Tomó una hoja con forma del corazón que había en el suelo. —¿Quieres ir a comer? —Sonrió torpemente dejando la hoja en el cabello de Seungmin.

—Incluso la pregunta ofende. —Pasó su brazo por encima de los hombros de Minho. —Ya sé, vayamos a un restaurante de barbacoa que abrió hace poco.

En nuestras próximas vidas(Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora