IX

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Llegaron a la entrada de la gran mansión, el mayor se estacionó junto a otros tres automóviles; un Mercedes-AMG One, un Ferrari Pininfarina Sergio y un Lamborghini Sián, de distintos colores y sumamente lujosos, por supuesto, el castaño quedó maravillado al instante con todas las decoraciones y el paisaje.

—No sabía que eras rico, tan solo la placa de la entrada debe valer más que mi vida. —Sus ojos viajaban de un lugar a otro.

—Es curioso, tuviste la misma reacción que la primera vez. —Sonrió por lo bajo.

—¿Ya había estado aquí? No tengo idea de por qué acepté, tal vez me secuestraste, así que confiesa ¿Qué tipo de relación teníamos? —Pasó sus dedos por la muy fina capa de polvo acumulada en el auto.

—Ni yo lo sé aún. —Suspiró nostálgico alertando al menor. —Como sea, vamos adentro.

—Acepto, vomité todo y mi estómago es caprichoso. —Hizo un puchero sobando su abdomen.

Caminaron unos metros más, si bien la casa era moderna, conservaba un estilo muy medieval, el patio estaba plagado de flores llamativas, fuentes desgastadas intencionalmente, muebles a juego, incluso había una estatua de un ángel y un demonio luchando, aunque para Jisung representaba el amor imposible entre ideales tan distintos que son condenados a odiarse, después de todo, el arte es subjetiva.

—¿Te parece si vamos a la cocina y después a mi habitación? —Minho se quitó los zapatos siendo imitado por Jisung.

—S–sí, ¡Wahh! ¿Realmente estamos solos? La casa es muy grande y bonita.

—Mis padres suelen viajar seguido y la casa es toda mía, no me gusta que mi nana venga a trabajar cuando puedo atenderme yo mismo, no quiero causar molestias. —Sacó una pizza del refrigerador. —¿Con piña o sin piña?

—Eww sin piña, no me gusta. —El mayor lo miró disgustado. —¿Qué?

—A la piña tampoco le gustas tú. —Le sacó la lengua infantilmente y metió unas rebanadas en el microondas.

Jisung rodó los ojos. —Por cierto, eres muy amable ¿y quién lo diría? siempre traes esa cara de gato rabioso.

—Y tú de ardilla atropellada. —Se acercó a él y aplastó sus mejillas. —Con tus mejillas regordetas y ojos de borrego a medio morir.

—No soy un transformer idiota, o soy una ardilla o soy un borrego. —Hizo un puchero.

—Puedes ser lo que quieras ser, pero pareces más una ardilla sucia, báñate. —Besó su frente y corrió a buscar la pizza, dejando al castaño con un leve sonrojo. —Listo vamos arriba.

¿Le diste un beso en la frente? ¿En serio Minho? No te gusta no te gusta no te gusta, pero es que se veía demasiado tierno con las mejillas infladas y sus ojitos brillosos, soy demasiado débil AHHHHH.

A pesar de que literalmente tenía un cine propio al fondo del pasillo decidieron que era mejor pasar el rato en su habitación.

—Hannie ¿Quieres ver algo en particular?

—No lo he pensado, se supone que solo venía a dormir. —Encogió los hombros haciendo una mueca de obviedad.

—Muy bien, entonces escojo yo... Veremos Annabelle.

—¿De qué se trata? —Se acomodó inocentemente a su lado, tomando una rebanada de pizza y llevándosela a la boca.

—Tiene que ver con una muñeca y una pareja, es ciencia ficción.

—¿Es de terror? Sí es así te patearé el trasero.

—Mírala. —Sonrió ladino acercándose un poco más.

En nuestras próximas vidas(Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora