VI

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Minho se dirigía a su casa cuando se encontró a Seungmin discutiendo con un grupo de alumnos mayores, había una chica sollozando en el suelo, detrás del pelimorado.

—Son unos asquerosos, ¿Cómo se atreven a levantar su falda de esa manera? Y encima comienzan a decir vulgaridades que siquiera van a cumplir en su miserable vida.— Las palabras salían de su boca directo a sus mayores, poco importándole el "respeto" que les debía.

—Ella va sonriéndoles a todos y guiñando el ojo a quién se le cruce, es su culpa por ser una put— Un golpe por parte de Seungmin impactó en su rostro.

—Vas por la vida hablando mal de la gente, el golpe es tu culpa por ser un maldito idiota.— Afirmó sarcásticamente mientras sus nudillos comenzaban a sangrar. —Existe el consentimiento, ella puede hacer eso con quien se le de la gana, hay una diferencia muy grande entre el coqueteo y el abuso.— Terminó pateando el estómago de su hyung.

Minho observaba atónito a su amigo, nunca lo había visto tan enojado o valiente, lo admiraba, sin quererlo una sonrisa se formó en su rostro, acercándose a él para ayudarlo a tranquilizar a la chica.

—Hey, ¿estás bien?— Soltó el menor hacia la chica, quién lo miraba avergonzada.

—Sí, muchas gracias, lamento todo eso, quizás si fue mi culpa.— Contestó poniéndose de pie y limpiando sus lágrimas.

—Jamás será así, todo lo que dije fue cierto, es hora de que ciertas personas abran los ojos.— Correspondió con una gran sonrisa.

—Eso fue muy genial Seungmin, te viste tan rudo.— Se unió Minho a la conversación.

—¿Desde hace cuánto estás ahí?— Se sonrojó levemente ante el halago.

—Lo suficiente, por cierto Sana ¿Tienes como llegar a casa?— Se giró hacia la rubia.

—Sí Minho, muchas gracias, debo irme.— Se acercó a depositar un beso en la mejilla de Seungmin.— Y a ti también, me salvaste.

Ambos se miraron con complicidad, antes de que a espaldas del pelimorado se acercara un puño, Minho se interpuso recibiendo el golpe, su labio sangraba pero no dudo ni un instante antes de tomar la muñeca de Seungmin y salir corriendo lo más rápido que sus pies pudieron, se detuvieron apenas en cuanto sus ojos divisaron un lugar seguro, se encontraban frente a la casa del mayor.

—Vamos, hoy no hay nadie a esta hora, llegarán después de las 7:00, tendré una visita.

—Está bien.— Siguió al otro atravesando el gran patio y casa llegando hasta su habitación.

A decir verdad, no era un lugar nuevo para él, había estado por lo menos 5 veces ahí en lo que va del mes, llegó medio año atrás al instituto, tenía una facilidad impresionante para hacer amigos, pero Minho era especial, había logrado hacer click, no sabía con exactitud a que se refería con eso, pero sin duda era una sensación inigualable, estaba acostumbrado a bromear con él, sobrepasando los límites de la amistad, pero claro, solo eran eso, bromas...

—Minnie, tus nudillos están sangrando.— Tomó la mano del menor y la miró como si se fuese a pudrir o algo parecido.

—Tranquilo, no es nada, pero ¿tu? Acaso no te has visto, traes el labio roto.— Llevó su mano a la mejilla del contrario y con su dedo pulgar acarició su labio inferior mirándolo atentamente.

—¿Quieres besarme acaso?— Sonrió el pelinaranja mostrando sus dientes.

—Deberíamos curarte primero.— Apartó rápidamente su mano.

A veces Seungmin podía ser tan atrevido que se transformaba en alguien completamente diferente, pero eso no era algo que sucedía a menudo, solo cuando estaba cerca de Minho. Hacía semanas su corazón latía con fuerza al estar cerca del mayor, las manos le sudaban y sentía que en cualquier momento rompería las barreras de la amistad, él no era un ingenuo, sabía que estaba enamorado, pero a su vez, tenía casi toda la certeza de que su amor no sería correspondido y eso, eso dolía más que cualquier dolor físico.

Ambos chicos se encontraban en la habitación de Minho, estaban sentados a un costado de su cama descansando sus espaldas en ella, simplemente charlando o riendo de la nada, momentos que hacían a ambos felices.

—Min Min, ¿irás conmigo al cine el viernes?— Habló Seungmin reventando la burbuja del silencio que reinaba hace unos instantes.

—Está bien, te acompañaré, guardaré un espacio para ti, incluso si estoy muy ocupado.— Sonrió ladino.

—Yo sabía que no me fallarías.— Se abalanzó sobre el pelinaranja tirándolo al suelo y al mismo tiempo quedando sobre él.

—¡Hey bajate pesas demasiado!, ¡te mataré en cuanto me levante!, ¡hoy cenas papel higiénico!— Esos y otros insultos no tan directos se hicieron presentes entre risas y forcejeos, pero en ningún momento dejaron esa posición.

De pronto el pelimorado se encontraba perdido en sus pensamientos, escuchando levemente los lloriqueos de Minho y poniendo más atención a su cabeza.

¿Por qué estando justo así, te siento tan cerca y a la vez tan lejos? Solo son unos centímetros pero veo kilómetros entre tus labios y los míos, ¿Si corro podré alcanzarlos?

Volvió en si cuando notó que el mayor tenia sus ojos cerrados haciendo unos cuantos quejidos, se había dado por vencido, Minnie no pudo evitar formar una sonrisa que a los pocos segundos desapareció por una loca idea que pasaba por su mente.

A la mierda todo.

Comenzó a acercarse poco a poco a los labios de su contrario, sintiendo su respiración chocar contra la propia, los centímetros pronto se habían vuelto milímetros, y justo cuando divisaba la línea de meta frente a él, el destino ya se encontraba con el trofeo en sus manos.

Comenzó a acercarse poco a poco a los labios de su contrario, sintiendo su respiración chocar contra la propia, los centímetros pronto se habían vuelto milímetros, y justo cuando divisaba la línea de meta frente a él, el destino ya se encontraba c...

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En nuestras próximas vidas(Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora