XV

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Hyunjin se acercó al menor dejando un pequeño beso en la comisura de sus labios.

—Hyunjin... —Bajó la mirada, zafándose del agarre y poniendo sus manos entre ellos para separarse. —Ya te lo dije, me gusta alguien más, no puedes hacer esto siempre.

Los ojos de Hyunjin se abrieron con sorpresa.

—Lo siento, quizás fui muy ingenuo. —Se dejó caer hacia atrás mientras buscaba fallidamente reprimir el nudo en su garganta. —Yo... yo creí que lograría algo, pero eso sería demasiado egoísta ¿Cierto?

—Sonará demasiado cliché, pero tu también encontrarás a alguien que te ame con intensidad, no sería justo que yo tomara ese lugar cuando no puedo ofrecerte lo que buscas, no es tu culpa por sentirte así ¿De acuerdo?

—Jisung, eres un chico increíble, estoy tan celoso de la persona que te gusta. —Rió por lo bajo entrelazando su mano y depositando un pequeño beso en ella.

El menor lo abrazó, dejando que sus aromas se mezclaran por unos segundos y el ambiente tenso abandonara el lugar. Hyunjin se vistió y salieron para reunirse con el resto, fue entonces que lo comprendió, los ojos de Jisung se iluminaron en cuanto vió a Minho y viceversa, suspiró pesadamente y sin perder la sonrisa abrazó una última vez al castaño.

Los días del viaje escolar terminaron y era tiempo de volver a casa, Minho se sentó junto a Jisung, dejándose envolver por el sentimiento de cercanía. Durmieron apoyados entre sí por sus hombros haciendo chocar sus cabezas.

—¡Despierten todos! Hemos llegado, por favor bajen y dirijanse a sus casas. —Los chicos bajaron uno a uno.

—Nos vemos después, descansen. —Seungmin se despidió con un ademán caminando junto a Hyunjin en la misma dirección.

—Debo irme. —Minho besó la mejilla de Jisung y salió corriendo antes de esperar reacción alguna.

Caminó a casa con una sonrisa singular en su rostro y el palpitar de su corazón yendo a mil por hora. Se detuvo fuera del recinto suspirando y tratando de relajarse para evitar preguntas incómodas, reuniendo todo el valor posible abrió la puerta encontrándose con el rostro que menos quería ver, el de su madre.

—Buenas noches, madre. —Hizo una reverencia desprendiéndose de sus zapatos.

—Necesito hablar contigo. —Dió la vuelta caminando hasta el comedor. —Mañana irás a escoger tu traje, el chófer irá contigo y no puedes negarte. —Tomó asiento en el puesto de mayor importancia. —Pasado mañana vendrán los Minatosaki para discutir el lugar donde será la celebración. —Desplegó su abanico comenzando a moverlo buscando una corriente de aire que calmara su acelerada respiración. —Y por último vendrá tu padre para conversar contigo.

—Está bien madre. —Hizo otra reverencia sorprendiendo a la castaña que esperaba toda una revolución. —Por el momento me retiro, no creo poder aguantar más el cansancio. —Subió las escaleras sin ningún tipo de queja o reclamo, la verdad es que su corazón aún seguía recordando el rostro de Jisung y quería disfrutar ese momento de felicidad.

Al llegar a su habitación lanzó la mochila a un punto perdido, pero el particular sonido de esta impactando el suelo llamó su atención. Se sentó en el suelo apoyando la espalda en el costado de la cama buscando comodidad mientras rebuscaba entre las cosas de la mochila encontrándose con un diario de pasta negra.

"El pequeño diario de Jisung"

Pasó sus dedos por el relieve de las letras mal grabadas y sonriendo ante el infantil nombre, dudó unos segundos antes de hojear dentro, no quería invadir la privacidad del castaño pero no parecia ser una coincidencia que el diario esté ahora en sus manos, así que suspiró mientras leía las primeras líneas con detenimiento.

En nuestras próximas vidas(Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora