P.V.O Ginny
Madre mía, ¿es que nunca iba a tener la oportunidad de estar completamente a solas con Herm?
Sabía que no era bueno presionar las cosas, pero cada vez que se mordía el labio mi cuerpo me pedía que saltara sobre ella y que no la dejara escapar. Cuando Luna se fue Hermy me miró sin saber bien que decir.
-Vaya, ¿ya es tan tarde?- miró al cielo y comprobó que la noche se cernía sobre nosotras- Deberíamos volver a la Sala común, no me hace gracia el lago a estas horas de la noche.
-Tienes razón, me has ayudado bastante hoy, muchas gracias de verdad- ambas nos levantamos y recogimos las cosas. No sabía si decirle al respecto del casi beso, quería averiguar lo que pensaba. Debería de haberme mordido la lengua- Oye, por cierto… en cuanto a lo de antes yo…
-Ginny no tenemos porque hablar de eso…- Herm se paró frente al cuadro y se sonrojó mirándome- Ambas nos dejamos llevar por el momento y bueno… solo somos amigas- sonrió ampliamente.
-Si, amigas- cruzamos el cuadro entrando a la sala y ahí estaban el merluzo de mi hermano y Harry.
Ron corrió a abrazar a Herm y le dio un beso en la mejilla, ella sonrió y se sentó junto a el. Caminé hasta las escaleras, lo último que quería era delatarme yo sola ante las muestras de cariño de mi hermano, me hacía hervir la sangre.
-Gin, ¿a dónde vas?- Herm se había girado en el sillón al igual que Ron, Harry permanecía absorto mirando al fuego, a veces pensaba que se drogaba para estar en ese estado de completa ignorancia del resto.
-A mi cuarto, necesito estar sola, me duele un poco la cabeza- la miré. No me creía, pero no obstante no dijo nada.
-Como quieras Gin- seguí con mi camino. En esos momentos envidiaba que mis notas no fueran como la des Herm o al menos sobresalir como ella. Tenía suerte de tener una habitación para ella sola, al igual que Harry. Bendito sea el ser prefecto.
Me eche en la cama y rodé las cortinas, no quería que el resto de compañeras de habitación me molestaran con sus chismes de siempre. Que si su primer beso, que si Maximilian Blake le pidió salir a Cherise Stance… Yo ya había tenido mi primer beso.
Luna. Nunca olvidaré ese día. Fue el primer día que le mentí a mi mejor amiga, pero necesitaba saber si realmente me gustaban las chicas. Y así fue desde que me beso. Era tan dulce y frágil que pensé que estaba haciendola impura. Desde ese día no pude controlar lo que sentía hacia ella. Un día la amaba y al otro la odiaba por liarme tanto la cabeza, por hacer que mi punto de fijación no fuera solo Herm, si no ella. La única diferencia que había era que yo amaba a Herm sin siquiera haber probado sus labios, y sobre mi Luna… simplemente la necesitaba mas como amiga que como una pareja. Sabía perfectamente lo que las parejas hacían entre dos personas que antes eran amigas. Si esa relación salía mal la amistad no se recuperaba, si por el contrario salía bien todo era perfecto, salvo que esa persona supiera tus secretos. En ese momento la relación era complicada, o al menos eso me decía mi hermanito sobre Herm y él.
Sin darme cuenta había comenzado a cerrar los ojos, pero un silbido me sobresaltó. Rodé las cortinas y no vi a nadie. Iba a cerrarlas de nuevo cuando me volvieron a chistar, y entonces pude ver un trozo de papel en el aire justo en frente mío. Lo cogí y lo desplegue. Era la letra de mi Lun. Echaba de menos esas citas que teníamos para contarnos las cosas. Sin querer un lágrima se me escapó, no sabía lo que era tener una amiga a la cuál necesitas hasta ahora, no había estado con ella todo lo que querría, pero eso iba a cambiar, al fin y al cabo no hay dos Lunas en este mundo, y si lo hubieran sería una mala copia.
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