D o s.

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—¿Te encuentras mejor?

La mano de Seokjin se apoyó en su hombro, dando ligeros toques que buscaban provocar conforte. Jungkook estaba sentado en la cama con las piernas en mariposa. En su mano aún sostenía la lata de refresco que le había traído de vuelta a la vida.

Después de su casi-desmayo, el mayor había ido inmediatamente en su auxilio. Cargandolo parcialmente y dando leves palmaditas en las mejillas para espabilarlo. Hasta que notó que era una baja de azúcar y corrió a la cocina en busca de algo que ayudara.

Era curioso. Cuando era un adolescente, Jungkook había fantaseando muchas veces con estar entre los brazos de Seokjin. Ya saben, la típica y cursi escena con Seokjin apretandolo contra su pecho y abrazándolo de forma protectora. Jamás esperó que el día que finalmente tuviera sus brazos alrededor, fuera de un modo tan extravagante; tirado en el piso a punto de ir hacia la luz, con un desesperado Seokjin sosteniendo su espalda y cabeza para intentar hacerle beber una lata de gaseosa.

La sensación de ojos pesados y la vista borrosa ya casi se había esfumado gracias a el azúcar de la cola, pero podía hacerse una idea del espectáculo que había dado; con la saliva escurriendo de su boca y su frente empapada de sudor.

Joder, que buena primera impresión.

—Creo que... —exhaló, aún no pudiendo asimilar tener el rostro de Seokjin tan cerca. Tan atractivo. Claro, ahora tenía un rojo y lloroso por el golpe de hace rato, pero seguía viéndose guapo—. Creo que ya me siento bien. Gracias.

Seokjin asintió, retirando la mano de su hombro y Jungkook sintió que podía respirar de nuevo.

—¿Me dirás lo que ocurre? —preguntó el menor después de un rato.

Seokjin se relamió los labios.

—Yo... no sé si deba.

—No es necesario —le interrumpió. Seokjin levantó una ceja—. Digo, solo fue un bajón de azúcar. No es como que haya sido algo grave.

Los ojos de Seokjin se mostraron vacilantes, analizándolo en busca de alguna debilidad. O quizá simplemente estaba dudando de sí era buena idea confiar Jungkook. Lo que lo hizo tratar de aparentar un semblante seguro.

—Bien —accedió finalmente Seokjin—. Pero antes que nada, necesito que tengas la mente abierta —Jungkook asintió, pese a no saber de que se trataba—. Lo que voy a contarte... no es fácil de procesar.

Okay... eso le asustaba un poco. Sonaba cómo si la verdad fuera peligrosa. Jungkook no quería terminar en prisión por haber sido cómplice de un surtidor de drogas o algo por el estilo, incluso si era el chico que le gustaba. Pero era Seokjin de quien hablaban, ¿qué tan malo podía ser? Seguro que lo más incorrecto que había hecho en su vida había sido copiarse en un examen.

—Te escucho.

Seokjin suspiró, clavando entonces su mirada en él.

—Yo... tengo un problema —inició el mayor—. Uno muy inusual y es por eso que sé que va a sonar extraño, pero... —dudó un poco antes de continuar—. Jeon, ¿que pensarías si te digo que solo tú puedes verme?

Jungkook ladeó la cabeza un poco confundido. Los engranajes de su cerebro moviéndose para encontrar algún sentido en las palabras.

—¿Estás jugando conmigo? —se quejó, casi en un puchero que dejó a Seokjin perplejo—. Dijiste que yo no estaba muerto. Ahora parece que lo estás confirmando.

—¿Qué? —Seokjin pestañeó en confusión—. Oye, no —musitó, sorprendiendo a Jungkook. Seokjin cerró los ojos con exasperación—. Mira, no es eso. No soy un fantasma y tampoco tu alucinación, ¿vale?

Now you see me? [Jinkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora