V e i n t e.

589 79 137
                                    

Jungkook se encontraba sobrellevando el día como cualquier jueves por la mañana; cansado, adolorido y realmente trasnochado.

Las ojeras iban impresas debajo de sus ojos luego de haberse quedado toda la noche estudiando y haciendo dibujos para un trabajo. Sus párpados estaban a medio caer y a momentos sentía que las rodillas se le doblaban; casi parecía que había activado el modo zombie. Pero no, era solo Jeon Jungkook en un día más de su ya no tan miserable vida.

Bajó del autobús adormitado, frotándose los ojos y bostezando. Esperó a que el conductor deslizara su tarjeta de estudiante y una vez hecho el pago se apresuró a caminar a la entrada de la universidad. Escuchó el vehículo detrás de él marcharse y dejar un rastro de humo familiar. Hacía unos cuantos días que no usaba el autobús; desde que Jin y Taehyung habían tomado la costumbre de pasar por él en las mañanas. Había sido una ventaja porque ahorraba dinero, tiempo, y la pasaba más cómodo que enlatado como sardina en un espacio que estaba lleno de estudiantes. Pero para su mala suerte, el par de amigos no había podido recogerlo hoy como habían planeado.

Jin no le había contado demasiados detalles, pero según Jimin —últimamente chismeaban demasiado— parecía ser que la madre de Taehyung le había confiscado el coche tras una pequeña discusión. Jimin aseguró que no era nada serio y que seguramente la causa fue haber aplazado un examen, por lo que se alentó a no preocuparse.

Haciendo eso a un lado, Jungkook no se lamentaba de nada. Incluso si había pasado un mal rato en el transporte público, la verdad es que últimamente prefería no cruzarse con Jin tan temprano; eso le daba más tiempo a pensar como diablos  saludarlo e interactuar con él luego de que la vergonzosa situación ocurrida del fin de semana —ese momento en el apartamento del mayor— hubiera arruinado su capacidad para desenvolverse como una persona normal alrededor del Jin.

Jungkook estaba atónito. Aún no podía creer que en un momento tan crucial dónde el azabache por poco intentó ir más allá de un beso fogoso... él, como el gran tonto que era, le hubiese estornudado encima.

Entre todas las formas que había para arruinar una atmósfera jodidamente sensual y tentadora, Jungkook eligió llenarle la cara de mocos a Seokjin. 

Increíble. Magnífico. Muchas felicidades.

El recuerdo era probablemente un postulante a las memorias más humillantes de su vida. Y es que aún si Jin se esforzó disimular y fingir que nada había pasado, eso solo hizo que se volviera más embarazoso para Jungkook. 

El mayor había reído mientras se limpiaba la cara con una sábana, disculpándose con Jungkook por haberle caído encima y finalmente retirándose para preguntarle si quería cenar. Ellos lo hicieron en completa calma y tranquilidad, conversando como si nada hubiera sucedido. Y al terminar de comer, Jin amablemente lo acompañó a coger un taxi para ir a casa.  

No tuvo realmente importancia el que lo hubiera despedido con un beso, o que le hubiera enviado un mensaje de dulces sueños después. Jungkook simplemente no pudo dormir en toda la noche, avergonzado y... con sus ojos abiertos, soñando despierto con todo aquello que no se había concretado pero que pudo ser.

Él recreó la escena en su mente; con Jin encima de él, observándole con una mirada oscura y labios resecos. El peso de la pelvis del azabache sobre sus caderas mientras la vista yacía fija en sus labios. Todo, él recordó todo e incluso se permitió ir más allá en su mente.

No era la primera vez que Jungkook imaginaba ese tipo de cosas. Era un chico, y como cualquier otro tenía fantasías, solo que hasta ahora no había obtenido ningún estimulante que lo hiciera pensar en ellas incluso fuera de sus sueños. 

Now you see me? [Jinkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora