V e i n t i d o s.

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Jungkook llevaba un buen rato intentando contener la emoción.

Mientras la corriente de aire helado impactaba contra su rostro y los diminutos copos de nieve caían sobre su ropa abrigada, el menor apretaba sus labios con fuerza para contener los ruiditos entusiasmados que fluían de su boca al observar el amplio paisaje que lo rodeaba.

No deseaba dar la impresión de ser un niño en medio de un zoológico, pero lo cierto es que al ser su primera vez viendo las montañas le resultaba un tanto imposible ocultar del todo lo ilusionado que se sentía por tener esta extraordinaria experiencia.

El castaño arrastraba con prisa su maleta de rueditas por las escaleras principales, deslizando con cuidado el equipaje sobre cada escalón y emitiendo un suspiro de alivio cuando se detuvo por fin frente al portal del hotel. La decoración rústica de la entrada le dio la bienvenida al grupo de chicos. Paredes recubiertas de piedra, ventanas con marcos de madera y una puerta cristalina que dejaba entrever la elegante recepción al fondo. Era un hostal bastante pintoresco; acogedor y perfecto para refugiarse de la tormenta de nieve que se desataba encima de ellos. 

Podía ver los picos de las montañas forrados de blanco. Borrosos y difuminados tras la espesa niebla que había levantando la intensa ventisca. 

Finalmente... habían llegado.

—Increíble... —murmuró Jungkook, admirando el panorama con tal ensoñación que provocó una suave risa en Seokjin.

Si hubiera sido capaz de verse en el espejo, habría notado lo mucho que sus ojos brillaban en ese instante. Entonces quizá habría entendido el porqué Jin lo miraba como si fuera un animalito tierno y abrazable que necesitaba apretujar.

—Que clima de mierda —maldijo Taehyung, rompiendo la atmósfera cálida.

Jungkook lo escuchó bostezar detrás de él. El rubio tenía los ojos hinchados y la nariz levemente roja por la alergia, no parecía haber dormido bien en el camino. Jimin y Hoseok frotaban sus brazos para conciliar calor. Y a su lado, Jin silbó mientras estiraba sus piernas entumecidas y las tensaba contra el suelo. El azabache se encontraba un poco rígido, soplando aliento caliente con la boca en un intento por concebir calidez y parar de titiritar. Tenía los brazos cruzados y la cara comprimida en un gesto incómodo; meneando sus caderas con disgusto.

 —Creo que se me congelaron los testículos —confesó, tanteando su entrepierna.

Jungkook tensó las facciones de su rostro y el tenue sonrojo invadió sus pómulos. Sus ojos hicieron un recorrido circular por si alguien les había escuchado, pero ningún turista parecía atento a ellos.

—¿Puedes comportarte? —reprochó Taehyung—. Ya no estamos en el autobús. Ten decencia.

—Pff —Jimin bufó, como si acabara de oír la mayor ironía en su vida—. Lo dice quien se mete las manos dentro del pantalón para acobijarse la hombría.

—¿Qué hacías viendo por debajo de mi manta? —riñó Taehyung.

—En primer lugar, no era tuya, era de Hobi —aclaró Jimin—. Solo te la dio porque no dejabas de lloriquear entre sueños y sintió lástima por ti. En segundo lugar... me estaba asegurando de que no necesitaras ayuda —se mofó, y ante la expresión horrorizada de Taehyung, una sonrisa maliciosa se desprendió de sus labios cuando decidió llevar su broma aún más lejos—. ¿Todavía tienes frío, osito? Puedo calentarte.

—Aléjate.

—Aww, no seas tímido —abucheó Jimin mientras se acercaba haciendo un gesto sugerente con las manos—. Te haré sentir muy bien.

—No... Jimin. ¡Mierda, para!

Temiendo ser manoseado por su amigo, Taehyung echaba a correr hacia el vestíbulo con un pervertido Jimin detrás de él.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2022 ⏰

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