D i e c i o c h o.

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Entre las cosas a las que Jin no pudo evitar atenerse después de ser dado de alta, estuvo el tener que reposar al menos unas dos semanas antes de reanudar sus actividades académicas.

Su psicólogo había estado más que asombrado con el resultado de sus evaluaciones. Quizá por el hecho de que eran inesperadamente positivas  y Jin no presentaba un nivel de trauma tan grave como el que podría esperarse en este caso; donde se suponía que había sido secuestrado, puesto en cautiverio y posiblemente torturado. 

Aunque eso eran solo especulaciones de la policía.

Por supuesto, nada de eso era real y he ahí el porqué fue mucho más fácil para Jin "superar" el traumático suceso. Aún así, era obvio que sí habían algunos miedos que subsistían dentro de él después de experimentar una situación tan surrealista. Entre ellos su nuevo mayor temor, que ahora era volverse invisible de nuevo, ¿pero cómo podría explicarle eso aun hombre de bata blanca que seguramente lo remitiría al psiquiatra? 

En vista de que era un tema muy delicado y nada comparable a lo que declaró, decidió omitir esa parte y simplemente fingir que no recordaba mucho de los días que estuvo ausente. Así, después de varios estudios, su psicólogo finalmente lo descartó como un caso de bloqueo mental y Jin fue libre para retomar su rutina diaria.

Las cosas volvieron a tomar forma. Su familia, sus amigos... su hogar. Jin recuperó su antigua vida en un abrir y cerrar de ojos. La única diferencia era que ahora, un lindo castaño se había sumado a ese círculo de personas que lo rodeaban y eran especiales para él, e incluso tal vez, yacía más arraigado en ese espacio que nadie. 

Jungkook y él habían seguido manteniendo el contacto durante esos días. No pudieron verse tan seguido como esperaba, puesto que sus padres le contrataron una enfermera particular que lo vigilaba cada cierto tiempo para que tomara las medicinas. Sin embargo, las videollamadas y los mensajes de texto coquetos no faltaron. Jin se la había pasado sonriendo como idiota a una pantalla aproximadamente doce horas al día. A tal punto en que Taehyung incluso había comenzado a decir que le pegaría el teléfono con cola en la oreja para que no se molestara en usar su huesudo brazo. 

Por supuesto, los reproches de su amigo tan solo eran bromas inofensivas, porque al final fue el rubio quien lo había ayudado a escaparse algunas veces —bajo la excusa de alguna salida de amigos— para que pudiera ver un rato a Jungkook.

Fueron visitas breves, en las que no pudieron hacer nada más que saludarse y conversar un rato, riendo y hablando de cosas sin sentido. Sin embargo, a pesar de lo sencillo del momento, ver el rostro de Jungkook y su sonrisa luminosa fue suficiente para que Jin se sintiera contento, como si el tiempo con Jungkook, por más mínimo que fuera, tuviera la capacidad de recargar su batería interna y brindarle el ánimo que necesitaba para enfrentar la semana de descanso.

Hoy, después de tantos días, Jin estaba emocionado porque finalmente regresaría a clases y había hablado con Taehyung para que pudieran recoger a Jungkook antes de irse a la universidad. 

Después de todo, sería así de ahora en adelante.

Lo había estado pensando por un tiempo; el incluir a Jungkook en sus rutinas y permitirle interactuar con sus propios amigos  podría ser una buena idea para que el castaño aprendiera a soltarse. Jin no pensaba dejarlo a su suerte o algo parecido; solamente darle un empujoncito para ayudarlo a relacionarse con más personas y conocer gente nueva. Era algo sano y necesario. Jin confiaba en que, favorablemente, Jungkook incluso podría hacer sus propias amistades.

Él iba a estar allí para el menor siempre. Pero sabía que uno de los deseos más grandes de Jungkook era tener amigos y ser aceptado. De modo que quería ayudarlo para que jamás volviera a sentirse fuera de lugar, demostrándole que siendo como era, podía encajar en donde quisiera. Jin estaría tomando su brazo cada segundo para que no tuviera miedo de intentarlo.

Now you see me? [Jinkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora