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Aparcó el coche y subimos juntos al cuarto piso.

Mientras caminaba hacia la puerta, me percaté de un problema muy serio, me di la vuelta y miré a Mu Chenghe.

"¿Ahora qué?"

"Yo ..." quería decir, laoshi, cambié de opinión. Pero, ¿será demasiado tarde?

"Espera un minuto". Acto seguido, lo dejé esperando afuera. Rápidamente abrí la puerta y entré a la casa, saque del sofá la ropa interior, el pijama, el cargador y mi tónico facial, dejándolo todo en el dormitorio. En su remplazo, puse sobre la mesita de té revistas y bocadillos. Después de ordenarlo todo a una velocidad sobrehumana, lo invite a pasar.

Miró a su alrededor y dijo sin sonreír: "Por suerte, está mucho más limpio de lo que pensaba".

Mi rostro se oscureció, apuesto a que se está burlando de mí a mis espaldas.

Finalmente, se sentó en el sofá, se puso a mirar televisión y encendió el aire acondicionado. Por mi parte, me sumergí en la cocina, mientras lavaba el arroz, miré con melancolía a Mu Chenghe en la sala de estar, solo había un sentimiento en mi corazón: Arrepentimiento. 

Arrepentimiento por qué me invito a comer y yo me negué. ¿Tenía que ser tan estúpida para ofrecerme a cocinarle?

El vodka que había traído estaba sobre la mesa y me lo tomé con avidez.

Cuando me encontraba friendo papas fritas, él se acerco a la puerta y preguntó: "¿Quieres que te ayude?".

"No, voy a hacer alitas fritas también"

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"No, voy a hacer alitas fritas también".

"Tantos platos." Echo un vistazo, "No esperaba que supieras cocinar".

"Mi mamá se iba a trabajar y mi papá hacía taxi. Por ende yo tenía que cocinar las tres comidas del día. Se hacer varios platillos, pero nada demasiado complicado

".

Entró a la cocina y preguntó: "¿Hay vino tinto?"

"Sí, ¿Para qué?"

"El siguiente plato, te lo cocinaré yo".

Tal como él dijo, agarro el delantal de girasol que estaba colgado en la pared y se lo puso, se lavó las manos, cogió las alitas de pollo y las escurrió en agua, luego volvió a preguntar: "¿Hay mantequilla?"

Me quedé mirando lo que hacía aturdida, era algo a lo que no estaba acostumbrada. Al pasar un tiempo, respondí, "No".

"Basta con leche."

"¡Hay leche!"

"¿Ketchup?"

"También tengo."

Una vez hube terminado, me quedé mirándolo marinar las alitas con vino tinto, leche y demás ingredientes.

"¿Qué vas a hacer?"

Somewhere only we know/ Recuerdo exclusivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora