CAP 4

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Me quedé mirando la pantalla de mi celular, pero una voz en los altavoces me hizo salir de mi trance. Era la voz del capitán del tren. Apagué la pantalla y presté atención a lo que decía.

—Su atención por favor. Debido a los acontecimientos ocurridos nos detendremos en la estación de Cheonan. Por favor permanezcan en sus asientos.

Miré los parlantes confundida. El capitán se oía realmente relajado para la situación. El tren fue dejando de andar lentamente, me levanté de mi asiento y caminé hacia las ventanas, los demás también lo hacían. La estación se veía vacía, como si no la hubieran abierto hoy. Pero tan pronto el tren empezó a ir más lento, cientos de personas se amontonaban, golpeando las ventanas, pidiendo entrar. Dí un paso hacia atrás cuando una mujer me gritó que la dejará entrar pero tan pronto lo dijo, otra mujer mordió su cuello. Tapé mi boca con mi mano asustada.

El tren volvió a andar al notar que la estación no era segura. Me alejé de la ventana impactada y caminé de regreso a mi asiento, me senté con dificultad pensando en lo que habia pasado.

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Todas las personas empezaron a salir del vagón en dónde estabamos antes, las seguí sin saber a dónde íbamos pero al notar que nadie lo sabía realmente, me detuve junto a los baños.
Me recargue en la pared, una mujer estaba a mi lado, era la embarazada y al lado suyo estaba su esposo.

Me quedé callada jugando con mis manos.

—Hola. —miré a mi lado. La mujer me sonreía amable.

—Hola. —le contesté con una pequeña sonrisa.

—Mi esposo y yo te agradecemos por lo de hace unas horas. Muchas gracias. —ella dió una reverencia agradeciendo, también hice una.

—No hay de que, de hecho no supe que hice, pensé en correr pero... ví tu... —señale con mi cabeza su vientre.

—Oh. —ella miró su vientre también y luego sonrió.—Cierto, de parte de los tres te agradecemos. ¿Cierto Sang-hwa? —la mujer golpeó a su esposo el el brazo, el hombre la miró mal y luego asintió mirandome.

—Si, sí, claro.

—Lo siento, él no es de hablar mucho. Soy Gyeong.

Tomé su mano su mano, ella me sonreía.
—Soy Jiwoo. —dije sonriendo también.

En ese instante, el hombre que nos cerró la puerta en la cara se acercó, tomando a su hija de la mano. Lo miré enojada pero Sang-hwan parecía que lo mataría con los ojos.

Su atención señores pasajeros, nuestro recorrido termina en la estación Daejon, tenemos entendido que hay presencia militar que los resguardará, así que, al llegar desciendan, por favor. —dijo nuevamente el capitán por los parlantes.

Bueno al menos habría militares.

Sentí una vibración en mi teléfono, rápidamente pase al siguiente vagón para tener privacidad y contesté la llamada sin revisar, pensando que era mi hermano.

—¿Hola?

—Jiwoo.—Oh no— ¿Cuando llegarás a Busan?

—Señor, no lo sé, algo está pasando en el tren, en las estaciones, estamos retrasados.

—Escuché que hay personas enfermas en Busan.

—Si lo hay, es muy contagioso.

—Sabes, podría ayudarte.

—¿Puede ayudarme? —pregunté confundida.—¿A qué se refiere?

—Podría mandar a alguien a buscarte. Sería a cambio de un favor.

—¿Qué favor?...

—Una cita.

—Si claro. Lo haré. —cedí.—Solo....solo dígame qué está pasando.

—Bien, escucha.—maldito, me estaba chantajeando.—Al llegar a Daejon habrá militares.

—Si eso ya lo sé —interrumpí.

—Pero ellos no te ayudarán. Al llegar te pondrán en cuarentena junto a los demás pasajeros. Debes ir al lado contrario que los demás, mandaré a alguien para que te recoja a tí y a tu hermano ¿Bien?

—Si, sí, está bien... lo... lo veo luego.
—colgué, con confusión.

Al dar la vuelta choque con la espalda de alguien y caí encima de este, quedando cara a cara con la persona que choque, quien tenía un teléfono en su mano.

Tenía mis manos en su pecho y las suyas estaban en mi cintura, por acto de reflejo creo que las puso ahí, nos miramos a los ojos unos segundos. Dejé de verlo cuando empezaron a sonar unos ruidos.

Ambos miramos hacía el lugar de donde venía el ruido y vimos a un hombre sucio, parado, viéndonos, rápidamente me levanté y le dí la mano al hombre en el que caí.

El tomó mi mano y ambos nos levantamos.

—¿Me escuchaste? —el hombre le preguntó al vagabundo. El mismo que ví en el baño.

—¿Es cierto? —preguntó temblando.—¿Nos pondrán en cuarentena?

—¿Cuánto escuchaste? —preguntamos los dos al mismo tiempo, volviendo a mirarnos.

—¿Tú también me escuchaste? —me acusó el hombre señalandome.

—Yo no te escuché, yo estaba hablando a mi trabajo —me defendí.

—No sabía que trabajabas vendiendote.

Abrí mi boca indignada.—¿Y exactamente en qué crees que trabajo? —crucé mis brazos, mirándolo seria.

—Por lo que escuché, te vendes a cambio de favores. —dijo repitiendo mi acción.

—Yo no... —me callé antes de hablar,  exactamente es lo que hice, no lo había pensado.— ¿Sabes? No hablaré con alguien que conocí hoy y se mete en conversaciones ajenas, y tú —miré al hombre vagabundo.
—No habrás la boca. —dije antes de pasar chocando mi hombro con el padre de la niña.

Salí del compartimiento, me estaba comportando como una egoísta en estos momentos, pensé en avisar a estás personas sobre la cuarentena. Pero en estos momentos debo pensar solo en mi hermano y en mí.

Ahora solo debía encontrar a mi hermano e ir había dónde mi jefe me dijo.

El problema es que no sé cómo encontrarlo.





































Publicado: 04 de Julio del 2021.
Editado: 28 de septiembre del 2022.
Última edición: 05 de Agosto del 2024.

Train To Busan: Seok-Woo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora