Un cuento de sangre y muerte

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Estaban hechos el uno para el otro, así había sido siempre

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Estaban hechos el uno para el otro, así había sido siempre.

Pero no se podían amar, o eso decía la gente.

A su sentir no renunciaron pues se amaban ciegamente,

Pero su amor se volvió un cuento de sangre y muerte.

Su secreto disfrutaban a escondidas en su lecho,

Cuando solos se encontraban con su morbo ardiendo en fuego.

Aquel que los miró, rasgó en silencio su pecho,

Y tomó una decisión para poder limpiar su ego.

Sábanas llenas de sudor y sangre,

Cuerpos masculinos desnudos sobre el colchón,

Rostros desfigurados por la mano de su padre,

Mientras él les repetía que su amor es maldición.

Cuando la madre volvió, se deshizo horrorizada,

Su esposo explicaba la abominación que sus hijos cometían.

Entonces ella lloró más, estaba destrozada,

Tuvo que revelar, que a su esposo le mentía.

Su hijo, el mayor, no era su semilla.

Fue fruto de otro amor, fuera de su matrimonio,

El padre enloqueció.

Fueron cuatro los velorios.

Estaban hechos el uno para el otro, así había sido siempre.

Pero no se podían amar, o eso decía la gente.

A su sentir no renunciaron pues se amaban ciegamente,

Pero su amor se volvió un cuento de sangre y muerte.

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Cartas A La Muerte (Poemario) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora