Hiedra venenosa

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El dominio de las almas,

es un arte perdido.

Quien domina a los espíritus,

no escoge el destino del suyo.


Somos ignorantes

sobre en cuántas pieles hemos vivido,

pero la mente maquina,

al escuchar el murmullo.


Es sombra que se extiende sobre el mar,

palabras que vuelan al viento.

¿Cómo puede la vida pasar

sin que nos deje sin aliento?


En lo profundo de la noche,

los demonios suben de la tierra.

Pasan días sin dormir,

solo pensando en su guerra.


Y seguimos sin darnos cuenta

que ante nosotros la puerta se cierra;

¿Creemos poder sanar

siendo veneno como la hiedra?


El otoño hace caer las hojas,

lo arboles sienten que mueren.

¿Acaso no sentimos lo mismo

cuando un mal amor nos hiere?


Pero no hay control del corazón,

ni rienda para lo que quiere;

¿Qué es la vida sin dolor?

¿Quién manejaría el tridente?


Es sombra que se extiende sobre el mar,

palabras que vuelan al viento.

¿Cómo puede la vida pasar

sin que nos deje sin aliento?


Los cementerios llenos están,

de almas que no encuentran contento.

¿Sienten pena o vergüenza ya?

¿O acaso sienten remordimiento?


No se pueden levantar,

no tienen conocimiento;

Ya no se escucha su llorar,

tampoco su arrepentimiento.

  Este poema está inspirado en la reencarnación y la mediumnidad

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  Este poema está inspirado en la reencarnación y la mediumnidad.

Cartas A La Muerte (Poemario) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora