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Me levantó mi madre

—Hija levántate, ya debes alistarse para la boda

—Mamá, encerio es necesario?

—Claro que si, dúchate y ponte tú vestido que está en la silla

—Bien bien

Estaba un poco molesta por lo que tenía que hacer, pero de todas formas me duche y me puse mi vestido blanco largo y hermoso, era el que uso mí madre en su boda...

—Oh cariño... te ves preciosa

—Gracias mamá

—No puedo creer que porfin te casarás, y encima con el hijo de mí mejor amigo, oh hija, estoy orgulloso de ti

—Gracias papá pero ya vamos que se hace tarde

Teníamos que simular el matrimonio para todos, solo mí madre y la señora Miller sabían que era todo falso.
Llegamos al lugar de la boda.
Fui con mí padre a un lugarcito mientras todos llegaban.
Cuando ya estaban todos sentados en la boda, comenzó a sonar la icónica música de bodas... mí padre me tomó del brazo y caminamos juntos hacia el altar dónde se encontraba William y el sacerdote.

—Hoy estamos todos aquí reunidos, para que William Miller, y Melissa Roberts, contraigan su santo amor... junten sus manos y manifiesten su consentimiento ante Dios y su iglesia.

Obedecimos al sacerdote, juntamos nuestras manos

—William, ¿quieres recibir a Melissa como tu mujer, y prometes serle fiel
en la prosperidad y en la adversidad,
en la salud y en la enfermedad,
y, así, amarlo y respetarlo
todos los días de tu vida?

—Si, quiero

William me pone un hermoso anillo en mí dedo anular

—Melissa, ¿quieres recibir a William, como esposo, y prometes serle fiel
en la prosperidad y en la adversidad,
en la salud y en la enfermedad,
y, así, amarlo y respetarlo
todos los días de tu vida?

—Si, quiero

Le pongo a William un hermoso anillo en su dedo anular que hace juego con el mío.

Luego de eso William plantó un tierno beso en mis labios que duro un minuto.
Escuché como todos festejaban la boda.
William me miró y sonrió a lo que respondí, luego me abrazo y me dijo

—Eres muy buena actriz

Horas después de festejar la boda, se hizo de noche y fui a mí casa, me cambie y me dormí.

Al día siguiente, me levanté gracias al llanto de una bebé, era Eva.
Me levanté, me duche y me cambie para bajar a ala cocina

—Buenos días a la mujer de la casa

Rió mí madre

—Buen día hija

—Buenos días hermana

—Buenos días a todos, hola pequeña Eva

—Hija, ¿quieres comer tarta?

—Claro mamá, gracias

Mí madre me entrego la tarta y me senté en la mesa

—Hoy iremos a ver casas para que te mudes con William

Mire mal a mí madre intentando ocultar mí enojo.

—Que bien mamá, ya te mudaras hermana, eso es increíble

—Si... gracias

—Hija, conseguimos mucho dinero gracias a la compra de la vieja casa y los regalos de la boda, esa es el dinero más que suficiente para comprarte una bonita casa junto a tu esposo

Mí padre lo decía tan contento, emocionado y orgulloso que me dio pena que se entera que es todo actuado.

—Muchas gracias papá, me alegra poder mudarme con William a una bonita casa

—Ay hermana, estás hecha toda un mujer adulta, pronto tendrás un hijo, ¿cierto?

—Me encantaria un hijo o hija, pero es muy pronto aún hermana

—Lo sé, lo sé, solo no puedo esperar a que llegue un sobrinito, o sobrinita

Todos reímos y me subí con mí hermana y mí madre, William y la señora Miller a la camioneta para ir a ver casas.

Luego de estar varias horas buscando, porfin encontramos una súper bonita que nos gustó tanto a William como a mí. de verdad era muy grande, bonita, nueva, era preciosa.

Luego fuimos a nuestra casa y empacamos todo para mudarnos a la nueva hacienda, que estaba un tanto lejos de la casa donde vivía nuestras familias.

Mí madre, mí padre quien se sentía mucho mejor gracias a los medicamentos, mí hermana, mí cuñado, el señor Miller, la señora Miller, William y yo, ayudamos con la mudanza a la nueva casa, luego de varias horas terminamos.

Era de noche, ya se habían ido toda la familia,  estábamos William y yo en la nueva casa.

Suspiré mientras comía unas galletas que había preparado mí madre.

—¿Que te sucede ahora?

—No te importa

—Ves lo que digo, por estás razones digo que eres fastidiosa, te estoy hablando bien!

—No quiero hablar contigo William, no tengo porque!

—A mí no me grites! yo soy el único que puede gritar aquí!

—Ash que te crees?! tu no me vendrás a decir que hacer y que no! eres un idiota William

Subí corriendo las escaleras, entre al cuarto y cerré con seguro.
Minutos después William tocó la puerta

—Melissa abre ahora! este cuarto es mío también!

—Pues no mereces dormir aquí hoy!

—Tu no mereces dormir aquí! si quieres estar sola ve al sofá!

—Vete tu!

Comencé a llorar de frustración y cansancio, sin darme cuenta me quedé dormida

Amor ObligadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora