Capítulo 2

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-¡Agarrense fuerte! ¡No se desabrochen los cinturones!- ¿Qué está pasando? ¿por qué se mueve el avión de esa manera? ¿vamos a morir?, mis lágrimas caen euforicamente. Los pasajeros gritan desesperados por ayuda mientras corren por los pasillos tambaleándose, mientras que otros ya yacen inconscientes en el piso.-¡Mantén la calma Ash!- me repito a mi misma con los ojos cerrados.

Siento un nudo en la garganta, espera, ¿estamos cayendo?. Oh dios, ¡se está cayendo el avión! Los pasajeros que yacían de pié en los pasillos resbalan y son arrastrados hacia adelante debido a la inclinación repentina del avión. Asomo la vista hacia la ventana y ¡estamos cerca de estrellar! Cierro los ojos con fuerza esperando a que todo termine de una vez y cuando está todo por acabar, abro los ojos de golpe.

-Señorita, ¿se encuentra bien?, hemos aterrizado. Ya han bajado todos los pasajeros. - ¿qué? ¿y el avión cayendose? ¿fue una pesadilla?, oh dios, ¡claro que fue una pesadilla! No pude evitar soltar un gran suspiro y le sonreí a la azafata, luego me levanté junto con mi bolso de mano y bajé del avión.

***

Rumbo a mi verdadera casa (no es que desprecie aquella casa donde vivía en Londres, es que no es lo mismo) diviso a través de la ventana del auto, lugares que se me hacen familiares. Pasamos por la heladería que solía ir junto a mis padres, cuando estaban juntos. Solíamos ser una familia muy unida y feliz pero el exceso de trabajo por parte de mi padre hizo que su matrimonio se destruyese lentamente. ¡Ash, no es momento de ponerte nostálgica!- me digo a mí misma.

Ya casi hemos llegado, recorrimos un par de calles y llegamos a mi casa. Wow, sigue igual que la última vez que estuve ahí, lo cual me parece raro. Mi madre es de hacer cambios constantemente si de decoración hablamos. La casa es en realidad una mansión. Tiene un jardín en la entrada y un jardín trasero con piscina. Mentiría si dijera que no extrañé este lugar.

Bajo junto con Alan que me ayuda con el pesado equipaje. Antes de llegar a la puerta principal sale mi madre.

- ¡Ashley corazón al fin llegaste!- grita aturdiendo mis oídos. Me abalanzo sobre ella y la abrazo con fuerza.

-¡Mamá te he extrañado tanto! - exclamo emocionada. Sigue igual de joven,con esos ojos verdes y su melena rubia, como la mía. Mi madre siempre fue hermosa, y los 45 años todavía no le pasan factura.

-¡No me has llamado cuando bajaste del avión! -agh, ya empezó con su sobre-protección.

-Ma, no empieces por favor. Alan cuidó de mí perfectamente. - le dije con calma y sonriendole.

-Está bien hija. Entremos, ¡quiero que te acomodes y me cuentes todo!- coje una de mis maletas y entra. Alan y yo la seguimos con las otras maletas. Él las deja en el hall y se retira de la casa despidiéndose cordialmente.

Wow, creo que me equivoqué con respecto a que la casa seguía igual. ¡Por dentro está totalmente cambiada!. Me quedé inmóvil en el hall. Recorro con la vista el living, es grande y ahora las paredes están pintadas de blanco y los muebles son negros, ¡me encanta! Mi madre sí que tiene buen gusto.

-Hija, ¿te gusta cómo quedó?- me preguntó alegre.

-¿que si me gusta? Mamá, ¡me encanta!- comienzo a caminar hasta llegar a la cocina y wow, también la ha cambiado. Ahora está amueblado a juego con los colores del living. Salgo y camino hacia las escaleras, espera, ¿habrá cambiado mi habitación también?.

-Ma...- pregunto tímidamente.

-¿Si?

-¿Has cambiado mi habitación?

-Claro que no Ash. Quise dejarla tal como estaba. - siento un alivio por dentro. Subo las escaleras rápidamente hasta llegar al segundo piso, donde se encuentra mi habitación y la de mi madre al fondo del pasillo, al lado del baño.

Entro a la habitación y vaya que sigue igual. En las paredes yacen fotos de mi familia antes de que mi padre decidiese mudarse a Londres. Mi cuarto consta de una cama tamaño matrimonial para mí sola, un televisor gigante en la pared frente a la cama,  un escritorio bastante grande con libros y una laptop nueva y por último una pequeña habitación donde está toda mi ropa y zapatos. Las paredes son de color rosa y el piso blanco. Me acerco al escritorio y encuentro fotos con mis amigas. ¡Mis amigas! ¡debo llamarlas!

Cojo mi celular y marco primero el número de Ellie. Ella es alta, de piel morena y ojos marrones. Tiene un buen aspecto físico y es bastante tímida con los chicos.

-¿Ashley eres tú?- pregunta con un tono de emoción.

-¡Ellie! Sí, soy Ash.

-Oh dios. ¿cuándo has llegado? ¡Tienes que contarme todo!- suelto una pequeña risa, las tres siempre nos contábamos todo.

-Llegué hoy. Te extrañé mucho amiga, ¡ya quiero verte a tí y a Megan!-digo alegre.

-Yo también te extrañé Ash. ¡No puedo creer que estudiarás en el mismo instituto que nosotras!- suelta un grititos de emoción. Me alegra el hecho de estar en el mismo colegio que ellas. Antes estudiaba en otro colegio. Las conocí gracias a mi madre ya que sus madres y la mía son grandes amigas.- Ash debo colgar, mi mamá necesita ayuda en la cocina, ¡te manda saludos! ¡Nos vemos en dos días amiga!

-Mandale mis saludos, ¡nos vemos Ellie!- cuelgo la llamada. Ahora debo llamar a Megan. Ella es alta como Ellie, tiene el cabello largo y rojizo  hasta la cintura y ojos celestes. Es todo lo contrario a Ellie, es extrovertida y le encanta salir con chicos.

Marco su número pero no contesta. Intenté varias veces más pero no hubo caso. Megan no atendía. Que lástima, quería saludarla y avisarle que llegué. Mejor le mando un mensaje.

*Hola Megan ¡soy Ashley! Quería avisarte que ya estoy en casa y que te extraño. ¡Nos vemos en el instituto! Xoxo.*

Dejo el celular en la cama y me dirijo al baño para darme una buena ducha. Necesito relajarme un poco y aprovechar el resto del día para acomodar la ropa de las maletas.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2015 ⏰

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