It's Fine | Hyewon

Catorce

Esa noche fue la más larga que tuvo en toda su vida, y lo que lloró fue más de lo que había llorado antes. Su cabeza palpitaba cuando despertó esa mañana, sus ojos se sentían pesados y cuando se vio a espejo se dio cuenta que realmente estaba mal.

Su rostro lucía terriblemente cansado, su postura delataba lo mal que había dormido y el dolor en sus músculos no hacía las cosas mejores.

— Hyejoo, mamá te está esperando en la cocina.

La mencionada saltó en su lugar ante las palabras de su hermana, la había asustado un poco por estar demasiado concentrada en lo mal que se veía y sentía, pero se limitó a asentir y tomar rápidamente una de sus tantas sudadera para colocarla sobre su torso. Eso era suficiente para verse como normalmente lo hacía.

— Yep, no tardo— murmuró ordenando rápidamente sus cosas—. Gracias.

Acomodó lo mejor que pudo su cama, peinó un poco su cabello y tropezó con sus propios pies cuando quiso tomar su mochila. De alguna forma cada día se volvía más torpe.

Cuando giró lista para salir de su habitación notó que la castaña seguía ahí, con su pijama arrugado, el cabello despeinado y con cara de sueño. La observaba con atención, una mano en su cintura y la otra jugando con el borde de su ropa.

— ¿Olvidaste decir algo?— preguntó finalmente al ver que la chica no tenía la más mínima intención de irse.

— Escuché la conversación de ayer.

Hyejoo suspiró pasando a su lado con brusquedad, porque realmente no tenía intención alguna de escuchar un rechazo más.

— ¿Te refieres a mi salida fallida del closet en donde creen que mi orientación no existe? Si, eso no pasó.

Sus padres realmente no lo habían tomado del todo bien, seguían en la ignorante idea de que sus gustos debían ser exclusivos para un solo género, lo cual expresó libremente que era una idiotez y lo cual generó que las cosas se salieran un poco de control.

No había sido algo violento, no demasiado, hubo algunos gritos que aún la atormentaban un poco, pero no hubo golpes involucrados, por lo cual consideraba que le había ido medianamente mejor que a Yerim. Ahora entendía porque ese día usaba mangas largas incluso si el sol brillaba tanto.

Escuchó el suspiro y los pasos acercándose por el pasillo a sus espaldas justo antes de que tomara su hombro y fuera obligada a detenerse.

— Hyejoo, quería decirte que lo siento.

La pelinegra dejó de funcionar en ese momento, giró por completo y observó con genuina confusión a su hermana.

— ¿De qué hablas?

La castaña se acercó y de la nada rodeó sus hombros acercándola en un abrazo, un raro pero lindo abrazo. Hyejoo tardó un poco en corresponderle, porque no estaba para nada acostumbrada a recibir afecto por parte de su familia, ni siquiera de su madre, que Sooyoung la estuviera abrazando con tanto cariño la tenía terriblemente confundida.

— Eres mi hermana menor.— Comenzó a hablar en un tono suave—. Toda la vida te he tratado horrible y quiero disculparme porque de verdad no merecías nada de eso.

— ¿Me escuchaste llorar anoche?— preguntó intentando encontrar una respuesta lógica al repentino ataque de amor de parte de la mayor. La culpa era lo único que se le venía a la mente.

— Todos lo hicimos— respondió dándole suaves palmaditas en la espalda—. Nuestros padres te trataron muy mal. Intentaré hablar con ellos hoy para que te levanten el castigo, ¿de acuerdo?