It's Fine | Hyewon

Nueve

— Hyejoo— llamó suavemente la castaña, su cabeza recargada contra su hombro y su mano jugando con los dedos de la pelinegra.

— ¿Uhm?

— Te quiero.

Hyejoo sonrió por impulso, llevó sus labios a la cabellera de su novia y se preparó mentalmente para poder decir las mismas palabras sin sentirse mal con ella misma.

— Yo también te quiero, Yerim.

Era extraño decirlo, siempre dejaba una sensación rara en su lengua, como si miles de hormigas caminaran por ella, totalmente incómodo. Y aún así no podía parar de mentir una y otra vez, no cuando la castaña le sonreía de esa forma, cuando la besaba de esa manera, no cuando Yerim la estaba amando. No podía romper ese corazón, pero sí podía romper el suyo, incluso si ambos eran igual de frágiles.

Era fácil estar con Yerim, sencillo y extremadamente cómodo. Solía pasar más tiempo con ella que con cualquier persona que conociera, se escapaba constantemente de clases solo para pasar tiempo con la castaña, y se convenció de que lo hacía porque le gustaba pasar tiempo con ella. Tomar su distancia con Chaewon no tenía nada que ver, por supuesto que no

Ahora se encontraban cerca de las gradas, debajo de un lindo árbol que las protegía de los fuertes rayos del sol, la pelinegra observando a unos chicos jugar y Yerim demasiado entretenida en ella como para notar a las personas a su alrededor.

Suspiró alejando su espalda del tronco del árbol, tenía un poco de pánico a los insectos, pero realmente en ese momento lo único que quería era descansar un poco. Uno de sus brazos cayó de manera cuidadosa sobre los hombros de Yerim, atrayendola en un abrazo en el que se dedicó a cerrar los ojos y disfrutar del calor de la castaña. Estaba tan cansada.

— ¿No dormiste bien anoche?— preguntó bastante cerca de su oído, sus labios rozando levemente su oreja.

Hyejoo se alejó disimuladamente al sentir una pequeña corriente eléctrica recorriendo su columna vertebral, se tragó el suspiro y con las mejillas sonrojadas giró levemente la cabeza para observarla. Yerim le sonreía, sus mejillas también estaban sonrojadas, sus ojos brillaban con genuina preocupación y cariño. Hyejoo la encontró demasiado hermosa.

— Pequeños problemas de insomnio, ya sabes— murmuró alejando la mirada de la castaña para fijarla en el balón que pasaba de un lugar a otro—. Ya no puedo con este sufrimiento llamado estudios.

La castaña rio recostándose nuevamente en su hombro, su mirada perdiéndose en el lindo cielo que se observaba aquel día. El cielo estaba casi despejado por completo, unas pocas nubes cubrían parcialmente ese lindo azul, pero no le quitaban lo encantador.

— Si te das por vencida te perderías de esta linda vista.

La pelinegra alzó la mirada para observar, se perdió un momento en ese azul y después de unos cortos segundos regresó su mirada al campo distinguiendo rápidamente esas dos cabelleras rubias que se mezclaban entre la multitud.

Chaewon y Jinsol, ambas caminaban compartiendo pequeñas palabras que gracias a la distancia no pudo escuchar, notaba los pequeños empujones juguetones que se daban entre ellas, las risas y sonrisas que compartían. No pudo evitar preguntarse qué se sentiría ser ella quien la acompañara.

Miró nuevamente a su lado, donde Yerim seguía perdida buscando formas en las irregulares nubes, admiró unos momentos su perfil y su mente formuló la frase más cliché que pudo.

— Conozco mejores vistas.

Sus miradas se cruzaron y de inmediato los colores subieron al rostro de Yerim, compartieron tímidas sonrisas y Hyejoo giró nuevamente su rostro, sus ojos viajando sin que pudiera evitarlo a la figura de su principal problema. Probablemente la observó más de lo que debería, porque pudo jurar que Chaewon le devolvió la mirada y en ese momento, fue ella quien sintió los colores subir a su rostro.