It's Fine | Hyewon

Veintitrés

La primera semana de vacaciones fue, probablemente, la más extraña que Hyejoo había experimentado en su vida.

Se la pasaba simplemente en su habitación, escuchado música un 90% de su tiempo y comiendo el otro 10%, sin nadie que la molestara, ni siquiera la visita que Sooyoung solía darle. Era como si viviera sola, como si el resto de su familia no estuviera, o como si simplemente se hubiera vuelto invisible.

Le parecía curioso como su existencia era probada por los demás, el hecho de que las personas la llamaran, la miraran por dos segundos y que pasaran tiempo con ella eran las pruebas que necesitaba cualquiera para saber que Hyejoo existía.

Pero ahora que nadie lo hacía, su existencia estaba en duda.

Heejin se la pasaba visitando a Jiwoo de vez en cuando y hablando con ella sin parar, Hyunjin había desaparecido de la nada, Jinsol no se había comunicado con ella más allá del primer día y Yeojin había encontrado un buen juego que la tenía enviciada día y noche.

Por otro lado Chaewon, bueno, la rubia era un tema totalmente diferente.

Aparecía por las madrugadas a responder algunos de sus mensajes y después desaparecía el resto del día, no tenía muy en claro si con Chris era lo mismo, pero esperaba que si; porque sino significa que le había tomado una semana decidir y Hyejoo no había sido la ganadora.

— Hyejoo.

La mencionada se sobresaltó mirando a su alrededor con un poco de pánico, buscando el origen de la voz que la llamaba.

— ¿Dios?— murmuró alzando la mirada hacia el techo—. ¿Me morí mientras dormía o algo?

— Quisieras, idiota.— Hyejoo giró hacia su puerta encontrándose con una Sooyoung confundida —. Soy yo.

— Oh, hola — saludó relajándose al comprender que ningún Dios le estaba hablando —. ¿Puedo ayudarte en algo?

— Uhm, vamos a salir a comer — dijo Sooyoung —, con mamá y papá.

— Bien, diviértanse.

Hyejoo hizo un intento de sonrisa que terminó siendo más una mueca incómoda que nada, días sin siquiera girar a verla y la única vez que lo hacían era para decir que se iban a largar un rato. No encontraba la necesidad.

— No, no.— Sooyoung entró a su habitación tomando su sudadera del escritorio y dejándola en sus manos —. Ven con nosotros.

— ¿Qué?

— Si, ven con nosotros — Sooyoung estiró su mano hacia ella con una pequeña sonrisa en el rostro, justo como lo hacía cuando eran niñas —. Ellos están dispuestos a hablar, Hyejoo.

— ¿Qué no me habían quitado la herencia y querían sacarme de la casa?

— Si, pero no.— La mayor se inclinó hacia ella, tomándola de brazo y comenzando a sacarla de su habitación —. Por favor, solo intenta hablar con ellos, si algo sale mal te prometo que te ayudaré a salir de aquí si quieres.

— ¿Y me mantendrás hasta que consiga trabajo?

— Si si si, ahora muévete.

Hyejoo suspiró observando a la lejanía la figura de sus padres, ambos dándole la espalda a las escaleras y listos para irse.

Tan rectos y elegantes como siempre, con la postura perfecta, la ropa sin la más mínima arruga y sobre todo, con los rostros más inexpresivos que Hyejoo había visto en su vida.

— Mamá, papá.— Los llamó desde la escalera, bajando con aparente tranquilidad —. Estamos listas.

— Hyejoo... — murmuró su madre, haciendo el ademán de acercarse a ella, deteniéndose el en proceso —. Bien, vamos al auto.