Delicado corazón

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Otra mañana ajetreada en la cafetería. Desde que había reabierto sus puertas hacía casi un mes Rothgar había incluido un nuevo horario para poder disfrutar de su desayuno en el local.

Ahora optaba por salir más temprano de su casa y de esa forma ser uno de los primeros clientes en disfrutar del nuevo menú, el cual le gustaba bastante por su variedad, aunque también sus ojos verdes buscaban con insistencia a cierto chico precioso.

De las cuatro semanas que Rothgar había visto a Lihuet, cinco veces lo vio llegar con aquel tipo atractivo, entraban juntos, con Li colgado del brazo del tipo, acción que ponía a Rothgar de muy mal humor.

Por lo cual decidió que sería mejor dejar de perseguir al bonito propietario, para así regresar a su habitual forma de ser.

—¿Saldremos hoy?, Preguntó Rothgar a su aún enamorado amigo.

Alfredo negó con la cabeza, mientras devoraba un sándwich que su pareja le había preparado. —Imposible, Ray me va a preparar una cena con postre, las cejas del rubio se alzaron para arriba y para abajo de manera pícara, haciendo sonreír a

Roth.

—Bueno debo admitir que este tipo ha sabido mantenerte feliz.

Alfredo tomaba un sorbo de jugo, —Mmjú, pero sabes —Paso una servilleta por su boca para limpiarse los restos de comida y así seguir hablando—su amigo Yerome ha preguntado por ti.

Rothgar casi no recordaba la cara del muchacho, pero si sus gemidos.

—Sabes que no le voy a hablar, —Rothgar cruzó la pierna para estar más cómodo —a demás no me gustan muy jóvenes, y ellos para mi gusto son así.

Alfredo conociendo a su amigo decidió que era mejor no insistir.

—Bueno, ¿y qué harás tú este fin de semana?

Rothgar prendió su cigarrillo y sonrió, —algo se me ocurrirá.

Otra vez en el atestado bar de moda Rothgar se acercaba a la barra.

—Un mojito por favor.

Dando una rápida mirada por el bar pudo observar a varios muchachos bien parecidos bailando al ritmo de la música sensual, mientras esperaba su bebida y escuchaba la estridente música, sin ganas de hacer contacto con algún otro ser vivo ahí presente o eso creía.

—¿Quieres bailar?

Una pequeña mano le tocó su hombro.

Rothgar volteó sin mucho interés, pero al bajar la mirada ahí estaba Lihuet con la sonrisa más dulce.

Dando el último sorbo a su bebida Rothgar se levantó para seguir al pequeño hombre hasta la pista.

Parecía una broma, pero justo en ese momento una suave y cadenciosa melodía empezó a sonar.

—Esto es incómodo —sonrió Lihuet levantando la vista.

—si quieres nos podemos sentar, Rothgar se detuvo un momento para esperar la decisión de Li.

—Si no te incómoda a ti podemos seguir, Lihuet se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y Rothgar casi babeo como perro hambriento.

Rothgar aprovechó la música para abrazar delicadamente a Li por la cintura, atrayéndolo cerca de él, de esa forma aspiró el suave y femenino aroma a flores.

Lihuet apoyó su frente en aquel sólido pecho, saciando su sentido del olfato con el aroma a madera y cuero.

—Te siento tan bien, encajas perfectamente junto a mí, Rothgar acercó un poco más al bello joven.

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