Protegiendo tu corazón

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Después de interponer la denuncia y haber soportado trámites burocráticos extensos, Rothgar y Lihuet regresaban al departamento de Li.

—No creo que sea seguro que te quedes en este lugar. Rothgar con las manos dentro de los bolsillos caminaba a lado de Lihuet hasta llegar a la puerta del elegante departamento, sacando las llaves Li abrió, —El chico que mencionaste antes...

Rothgar no pudo evitar ponerse tenso ante la referencia de ese hombre, después de todo no dejaría que Lihuet se refugiara en otro. —¿Qué tiene?, —tampoco pudo sortear el tono amenazante que usó para preguntar.

Lihuet dejó su pequeña bolsa de mano en la sala y arregló su cabello, —Es mi hermano.

Un claro suspiro de alivio y una carcajada no pudieron contenerse en la garganta de Rothgar, eso desconcertó a Li quien no entendía la reacción de su acompañante, algo receloso miró a Rothgar—¿Sucede algo?

Rothgar lo abrazó y le besó la coronilla, —sucede que soy un perfecto idiota, sonrió plenamente Roth. —todo este tiempo he pensado en que él era algún tipo de novio o amante.

Lihuet sonrió, está vez ya no dolió tanto hacerlo.

—No, es mi hermano Arturo, el vive cerca de aquí y supo del acoso de Manuel, por eso me acompañaba.

—Bueno y ¿qué sugieres con tu hermano?

Lihuet caminó hasta la cocina, era tarde y quería agradecer a Rothgar por su apoyo haciéndole algo rico de comer.

—Ven a la cocina, acompáñame mientras hago algo para que comamos.

—¿No quieres que pidamos algo para comer?,

Rothgar pensó que después de tanta presión, Lihuet estaría mejor descansando.

—Cocinar me relaja, y a demás quiero agradecer todo tu apoyo.

Rothgar sonrió y siguió a Lihuet sentándose en el pequeño desayunador. —Bien, dime qué tienes en mente.

Mientras se movía un poco lento por la cocina, Li sacó unas chuletas, verduras y otros ingredientes.

—¿No quieres qué te ayude? —

Rothgar observó lo pesado que se movía Lihuet.

—No, gracias... Yo en verdad quiero sorprenderte, dijo Li mientras transmitía una sonrisa nerviosa, Rothgar se alegró y sintió una cálida ternura por la sola intención del muchacho por querer agradecerle.

Mientras picaba verduras, freía unas piezas de chuletas y ponía agua para hervir la pasta contó a Rothgar su plan. —Bueno... mi hermano vive solo y yo pensaba en irme con él.

Rothgar negó con la cabeza, mientras sus manos jugaban con un salero.

—Mi casa está cerca de tu negocio y yo estoy fuera casi todo el día. —Rothgar deseaba con todo su corazón que Lihuet acepte su propuesta, —sería más fácil para ti sí te mudas temporalmente a mi casa, además tengo dos habitaciones a parte de la mía.

Lihuet se mordió el labio tratando de decidir en una mejor opción. —No lo sé... Qué tal si tú tienes a alguien esperando en casa y yo solo voy a importunar.

Rothgar sonrió al ver el gesto ligeramente molesto cuando Lihuet mencionó "a alguien esperando en casa".

—No tengo a nadie en casa, al menos no hasta que te mudes conmigo.

Lihuet sonrió esperanzado, sus diestras manos no dejaban de moverse para cocinar, con esa acción la cocina empezó a oler realmente bien, haciendo que a Rothgar le gruñera el estómago, cosa que Lihuet no escuchó.

Deliciosos PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora