Preludio.

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De frente a la calamidad, al borde del abismo, aún después de todo este tiempo, ¿Aún crees que algunos sabemos qué se debe hacer en cada momento?
La vida se trata de moverse aún cuando ya no tienes más fuerza y nada a tu alrededor parece tener sentido.
Solo así te has ganado el derecho de decir que estás viviendo, y en el fin de todo, es cuando eres capaz de entender la grandeza en la que alguna vez estuviste y la que podrías alcanzar. Pelea en nombre de Dios o en el tuyo, pero no dejes de pelear.

KNIGHTS OF THE SON
PRELUDIO.


Año 2019 D.C.
Ubicación Desconocida. 19:22 pm.

    Tres individuos, dos que ocultaban su rostros, se acercaban lentamente hacia las puertas de una iglesia que desde el exterior, con una cerca rodeando el terreno y la maleza sin podar, parecía abandonada, sin embargo, el grupo de guardias custodiando su entrada en cada lado y las luces en el interior del edificio reflejaban lo contrario.
     Al acercarse lo sufiente a las puertas, tres de los guardianes que ocupaban el lado derecho, que se distinguían por el color azul de las capas sobre sus hombros, detuvieron su paso mientras sus manos se dirigían a sus cinturones.

    —Estamos desarmados— Afirmó uno de lo visitantes. Era quien lideraba el grupo y no ocultaba su rostro—. Solo nuestro escolta porta un arma— Señaló a uno de sus acompañantes.

     Levantaron los brazos esperando ser revisados mientras los guardianes se acercaban a ellos y lo realizaron sin esperar consentimiento.

    —Confiamos en que la invitación era de buena fe—.

   El trio se miró entre si tras terminar la inspección y asintieron, y dos de ellos volvieron junto a las puertas.

    —Él no va a entrar— Finalmente respondió quien no se había alejado.

    —Lo entiendo— Miró a su acompañante—. Espera aquí, Qatal—.

    —Después de ti— Insto el tercer miembro del grupo.   

    Sin demorarse más, avanzaron hacia las puertas que ya habían sido abiertas para ellos, y al atravesar el umbral, volvieron a ser cerradas.
   
    —¿Solo uno?— Cuestionó otro de los custodios siendo seguido por dos más.

    Pertenecían al segundo grupo de guardianes, que ocupaban el lado izquierdo y se distinguían por un color marrón en su vestiduras igual a camuflaje militar. Rodearon al único inidividuo envuelto en un color negro que se asemejaba a cenizas. De su cuello colgaba una piedra color rojo carmesí de superficie.

    —Parece que por fin han entendido que no ganarán— Señaló el que se colocó a su espalda—. ¿Verdad?— Dio una palmada en su hombro sin conseguir moverlo un poco.

    —Hey, te hicieron una pregunta— Llamó el que se hallaba a su derecha mientras empujaba su capucha.

    Sus ojos se abrieron por la sorpresa al ver por un instante el reflejo de lo que había debajo. Los guardianes de azul observaban sin perder detalle sabiendo lo que estaba por pasar, nuevamente sus manos se dirigieron a sus cinturones y de sus armas emanó una casi blanquesina luz dorada.

    —Eres tu, la "Brisa Nocturna"— Sonrió con diversión mientras se acercaba aún más—. Es de mala educación no saludar a quien claramente conoces— Le mostró una cicatriz en su cara—. Yo no olvido la última vez que nos vimos—.

    —¿Saben qué pasará si lo hacen?— Advirtió uno de los guardianes de azul—. Esta es una reunión diplomática, nuestro deber es detener cualquier agresión—.

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