"Eres el mundo. Su devenir y dejar de ser", se repetía en cada fibra de lo que su memoria podía recuperar entre millones y millones de momentos, mezclados y destruidos por el tiempo y las incomprendibles marcas que otorga a sus victimas. En ese lugar era capaz de entenderlo, lejos de su ego, de su consciencia, donde el tiempo se seccionaba y dilataba fuera del condicionamiento establecido para los seres vivos, permitiéndoles alcanzar un nivel de existencia mayor al que el mundo real ofrece; una oportunidad de vivir, por unos instantes, sin el martirio de saber que muere con cada segundo, y así, obtener la cosecha del conocimiento que estos les arrebata junto a sus vidas.
Para James Galahad era la sensación de libertad más edificante que había experimentado en su vida. Sumergirse en las aguas del conocimiento y emerger iluminado. Esa era su libertad, y la fuente de su más grande dolor al tener que volver al mundo real y despertar de la ilusión de haber obtenido el universo entero en sus manos, a encontrar que solo era un puñado de tierra. Realmente nunca habrá un modo de alcanzarle, No para mi, comprendió después de haber experimentado la misma amargura un día tras otro.
Ese día daría por terminado lo que podría comparar con un viaje en el tiempo, que abarco desde los tiempos en que las primeras civilizaciones registraron sus hechos, hasta los años en que los herederos de la ilustración, alejados del espíritu y de los dioses, ya rendían culto a sus ciencias. Recorrió los caminos permitidos de los idiomas y disciplinas que reconocía, y se obligó a regañadientes a apartarse de los que no. Su objetivo era encontrar el origen de un simbolo, el simbolo que el enmascarado portaba. La busqueda llevó a un nombre, un nombre tan antiguo como el propio legado de la humanidad; halló un nuevo horizonte a lo que sus propios principios temblaban temerosos. Era presa del miedo de haber sido engañado, de haber descubierto, quizás, el mecanismo de una treta magistralmente escondida entre los hilos de la historia.
Las dudas se clavaban en su mente mientras observaba en perspectiva cada acontecimiento y las palabras de los hombre que aseguraban hablar en nombre de todos sus dioses. AHÍ ESTABA LA VERDAD, ¿Pero cuál es la verdad verdadera?, se cuestionaba sintiéndose diminuto por cada intante sabiéndose un ignorante, cuya vida pasará al olvido.
Aquí está todo, se decía a sí mismo con cualquier cimiento de espiritualidad y de fe que pudo haber tenido volviéndose polvo, mientras las oscuridad comenzaba a rodearle. Mi tiempo se acabó, supuso que pronto despertaría de esa ensoñación pues ese tortuoso silencio se hizo presente. Esta vez no había respuestas, solo palabras que se conservaron en su memoria, y que probablemente olvidaría en unos días, o semanas, o meses, o años, pero que inevitablemente se perderían entre todo lo que nunca fue.La oscuridad no se iba, no se hacía la luz, pero podía sentir cómo recuperaba el control de su cuerpo. En su piel podía percibir el calor de su espalda y el frío del aire acondicionado, el dolor de haber permanecido en la misma posición durante horas, y podía oler. Si, ahí estaba el olor a desinfectante que caracterizaba a la habitación, y había algo más, un olor a podredumbre que aumentaba con cada respiración, asqueandole. El calor aumentaba a su alrededor, en el aire, y en sus pies. Entonces miró a ellos encontrando que había una superficie, y estaba parado sobre ella; una extensión inalcanzable de un páramo humeante que emanaba fuego de su agrietada forma; encontró que las grietas estaban conectadas entre millones, como una telaraña, y se volvían más grandes y profundas conforme se acercaba al centro. Frente a él halló lo que podía comparar con un cráter volcánico, que era la fuente de ese hedor repugnante, propagado por las nubes ceniza que exhhalaba. Guiado por su curiosidad se acercó aún más al crater para tratar de ver su interior, y a causa de esto fue azotado por las cenizas, que obstuyeron su visión y sus pulmones. Sin poder soportarlo, vomitó sin hacerlo realmente.
Es un reflejo de mi cuerpo real, supuso mientras tallaba sus ojos lagrimeantes e irritados. Cuando los volvió a abrir, todavía adolorido, vio a su alrededor, suspendidos a unos 10 metros en el aire, igual a murcielagos, una cantidad de capullos, atados a cadenas. Era como si su gravedad estuviera invertida a la suya, o quizás al revés. Meditó, con dificultad por la falta de una fuente suficiente de luz, sobre qué podría ser lo que había en la superficie de estos. Miró al suelo nuevamente y halló lo que parecía ser la hoja seca de un árbol, de unos 30cm de longitud y unos 8 de anchura. Pronto comprendió que no era así, pues esta no se dobló, ni crugió como una hoja lo haría.
Estaba tan enfocado en ello, que ignoró la advertencia de sus oidos cuando estos fueron capaces finalmente de distinguir sonido; era desolador, como el ruido de un tornado reververado por la grandiosidad de esa expansión. Entonces se reprendió por olvidar que se hallaba en medio de un terreno desconocido. Sabía que no existía peligro ahí, pues aún seguía bajo el efecto del Sembrador Cognitivo, y todo lo que había a su alrededor era producto de su imaginación, problamente sobre estimulada.
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Knights of the Son
FantasíaAño 2019. La Guerra de los Tibios ha arrastrado a la humanidad lejos de la esperanza del futuro. Los gobiernos del mundo, absorbidos por las grandes corporaciones, han tomado el control de los jóvenes para que peleen las batallas que los más viejos...