Capítulo 8: Revolución Copernicana
Uraraka Ochako al dar un paso fuera de la biblioteca comenzó a correr y se escondió en un salón vacío. No era un aula donde se acostumbra a dar clases, era más bien un almacén donde se guardan libros, archivos y cosas perdidas que no fueron reclamadas por sus dueños. Cerró la puerta y se dejó caer recargando su espalda en la entrada, se quitó su mochila y la aparto lejos.
Se tocaba sus cabellos marrones, su corazón no dejaba de palpitar y creyó que moriría de un infarto, se le dificultaba respirar y no dejaba de temblar sus piernas.
—¡¿Uraraka-san?!
El grito de Midoriya hizo que su cuerpo se paralizara y su respiración se cortó. La joven contó hasta llegar a diez y parecía que el chico se había ido de ese pasillo y soltó un suspiro aliviada.
—¡Arg, pero ¿qué me sucedió?! —subió sus piernas hasta llegar a su pecho y recargó sus mejillas en las rodillas y abrió aún más los ojos sorprendida —¡Él continuó el beso! —Se tocó sus labios sorprendida.
Luego negó una y otra vez tocándose sus sienes y cerrando sus ojos como si hacer aquel movimiento le haría desaparecer ese recuerdo. No entendía que era lo que estaba sucediendo y eso le aterraba más. Principalmente ella se culpaba, porque si hubiera dejado de tener esos sueños dónde ella era una princesa que debía ser despertada por un caballero de armadura platinado dándole un beso, ella jamás se atrevería a besar a Midoriya.
Y no podría. Porque seguro fallaría o se arrepentiría en el momento, era lógico ya que no podía si quiera aceptar sus sentimientos y confesarlos nunca se atrevería ir tan lejos.
Aun así, sucedió. Ambos jóvenes aspirantes a héroes compartían la culpa y la impotencia.
.
.—¿Iida-kun? —Preguntó nervioso el de hebras verdes mirándolo sin parpadear sin borrar esa terrorífica sonrisa de su angelical rostro.
—D-disculpen —respondió el delegado ocultando su rostro sonrojando con su mano, tosió un poco y miró al más pequeño en estatura: —Midoriya-kun, lo que has hecho está mal.
—Si, puede tomarse como acoso, Midoriya —dijo Shoto uniéndose más a la conversación mientras daba un mordisco a una manzana.
Lejos de preguntar de dónde Todoroki había sacado esa manzana como si fuera por arte de magia, se centró más en su delegado. Su rostro decepcionado y preocupado lo hizo enfadar.
—¡¿C-cómo dices?! Primero me haces besar a Uraraka-san —respondió en un grito mientras lo señalaba.
—¿Besarla? —Preguntó asombrado Shoto que parpadeó repetidas veces y seguía dándole mordiscos a su manzana, lo extraño era que después su semblante regresaba a su habitual rostro neutro y otro crash se escuchó cuando el bicolor mordió el fruto.
ESTÁS LEYENDO
Dulces Sentimientos [Izuocha]
Fanfiction• Terminada • > Dos palabras. Esas simples dos palabras que Mina gritó fue lo que provocó un sin fin de pensamientos a la castaña. Aún así su comportamiento con aquel chico que la salvó era muy... peculiar. Ella no entendía muchas cosas, como por ej...