Sinceridad

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La historia me pertenece, los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.

Personajes con OoC.

§ Sinceridad §

Bueno... Había pedido tiempo, pero tampoco que me cortaran el chorro...

Maldito Sasuke.

Pero, ver su rostro, por primera vez, pálido y asombrado fue más placentero. Mí idea de vengarme de él, jamás había sido seducir a Hinata... Aún así, fue satisfactorio ver su expresión.

Hinata reaccionó después de un susurró de la rata que nos miraba y la ayudé a taparse y ponerse de pie. La idea que Sasuke la viera después del orgasmo que le había dado, no me hizo ninguna gracia.

Pero ella no se lanzó a sus brazos pidiéndole perdón. No. Ella comenzó a gritarle.

—¿¡Qué!? ¿¡Crees que tienes algún derecho!? ¡Te jodiste a mí amiga en un guardarropa! ¡En NUESTRA boda!

Oohh...

Que bastardo.

¿De verdad prefería a esa perra fría que a Hinata? El hombre tenía algo mal en la cabeza y en la polla.

Hinata reventó en sollozos, que me tomaron desprevenido. Deseaba consolarla más que nada.

—¿Y te jodiste a un extraño?— gritó la rata rastrera—. Maldito.

Miré con una ceja alzada como Sasuke se abalanzó hacía mí dirección. Me preparé para la pelea, pero Hinata se interpuso entre nosotros.

Me mantuve quieto. No quería que ella sufriera algún daño si nos enfrascabamos en una pelea de puños. Pero al parecer, Sasuke no pensaba lo mismo.

El pequeño y curvilíneo cuerpo de Hinata se pegó a mí pecho y fue suficiente distracción para que Sasuke pudiera golpearme en la cara.

La sorpresa me mandó al suelo, no tanto el golpe. Mí sobrino Konohamaru, que apenas tenía unos 17 golpeaba más fuerte que él.

Ese pensamiento me hizo reír, diablos, este hombre golpeaba más despacio que mí madre.

Me levanté, aún sonriendo, pase mí puño por mí boca. Una costumbre que había tomado en las clases de boxeo, pero sabía que no tendría ni siquiera una gota de sangre allí.

Mí sonrisa se borró al ver cómo sostenía a Hinata de las muñecas. Que la tocará me hacía hervir, queriéndole mostrar cómo era un verdadero golpe. Sonreí sólo con la idea de poder golpear mí puño en su cara de nena.

—¿Ese es tu mejor golpe Sasuke?— pregunté queriendo provocarlo.

—¿Quién diablos eres tú?— gruñó el idiota.

Ah, me había olvidado que él no sabía cómo era yo físicamente.

Acomodé mí ropa, aprovechando darle más suspenso a la cosa. Supongo que es la culpa de tantas novelas que ví con mí madre cuando era un crío.

Pero mí sangre comenzó a calentarse con furia por lo que Sasuke había hecho. No sólo a mí, también a Hinata.

— Sé quien eres Sasuke Uchiha. ¿Dónde está Sakura?— ví por el rabillo de mí ojo la reacción de shock de Hinata, dando un paso hacía atrás—. Mí nombre es Naruto Uzumaki. El imbécil que le estaban viendo la cara.

La cara de Sasuke se dibujo en horror y quise golpearme.

Esa no era la forma de presentarme para Hinata. Ahora que la había tocado y hecho venir, ella podría pensar que la use para desquitarme por lo que ese par me habían hecho.

Nada más lejos de la realidad.

Me había ofrecido voluntariamente para que ella tuviera su venganza. El hecho que lo disfrutará sólo era una jugada del destino.

—Tu no tienes nada que ver con esto, mí amor—. Quise explicarle—. Pero fue todo mí placer verte venir en mis brazos.

Y no me importaba tener las bolas azules por ella, lo arreglaría más tarde seguramente, cuando estuviera en mí cama solo y con mí vieja amiga confiable.

Su rostro se sonrojo y desvíe mí mirada, o si no me olvidaría de por qué estaba allí.

—¿Creías que ni me iba a dar cuenta de tus juegos, Sasuke?

Ya dejémonos de juegos.

Era el momento de quitarle la máscara y había dicho que sería discreto. Esto era algo que Hinata necesitaba saber y ese era el momento perfecto.

Pues, manos a la obra.

Continuará...

El irlandésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora