〘 Una cita 〙

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Las citas era algo ciertamente nuevo y extraño para ambas jóvenes, una no había tenido tantas experiencias en cuanto a ese tema, la otra pues . . .no había tenido alguna pareja con anterioridad y tampoco sabía cómo debían actuar o qué hacer en una situación como esa.

Pero, al fin y al cabo era la primera cita de ambas.

Ya habían salido juntas en varias ocaciones, eso era bastante evidente, pero nunca lo habían catalogado de forma formal como una "cita".

Y, para sorpresa de muchos incluso para la misma chica; la más introvertida y reservada de las dos fue quien sugirió que tuvieran una "cita", aquel movimiento sorprendió demaciado a Setsuna, quién, normalmente apesar de lo tan expresiva que solía ser nunca antes se había sonrojado de manera tan fuerte como esa. Obviamente, aún estando en shock aceptó.

Y luego de unos días llegó la fecha planeada.

Ahí estaban ambas caminando en dirección a un parque a las seis de la tarde, tomadas de la mano-nuevamente fue una petición inicial de Ayano-.

Por su lado la pelo negro apesar de su apariencia analítica y fría. . . por dentro era todo lo contrarío: se estaba muriendo de vergüenza y sentía que su corazón podría estallar en cualquier instante, aun así, debía calmarse porque no se podía permitir que por culpa sus emociones crearan una repentina torpeza-o en el peor de los casos un ataque de ansiedad- y el día se arruinará; no tenía todo estrictamente planeado por nada. Por otro lado Setsuna se dedicaba a observar las calles con una gran sonrisa en su rostro, apreciando en silencio el empeño que había estado teniendo Ayano por intentar hacer todo lo posible porque ella se sintiera cómoda y estuviera contenta-ya que fue insistencia de la mayor que ella prepararía todo para la cita-, le parecía bastante tierno, eran pequeños detalles que a ella le hacían un mundo:

Invitarla a salir.

Tomar la iniciativa de tomarle la mano.

Llevarla a comer su helado favorito apesar de que la azabache no gustara del todo del dulce.

Tomarla de la cadera cuando están detenidas mirando algo o alguien se le acercaba dándoles una mirada homicida.

Hablar un poco sobre cualquier tontería e incluso logrando sacarse alguna que otra leve risa. . .

Quizás no era la gran cosa para muchos, pero para Setsuna aquello era algo que hacía su mundo girar a gran velocidad.

No podría ser mejor . . .

Una caricia en su mano por parte de Ayano la sacó su mundillo, y rápidamente notó que ya habían llegado al parque. Ambas estaban debajo de un árbol de cerezos que reconoció casi de inmediato.

Era el árbol donde se le declaró a Ayano.

Sonrió con nostalgia y emoción mientras que sus ojos no dejaban de brillar, un sentimiento bastante cálido se posó en su pecho. Ayano miró la reacción de su novia con ternura y orgullo, logrando así despejar un poco sus nervios.

—¿Y si bajas un un poco la mirada?—. Sugirió Ayano señalando al suelo.

La de ojos corazonados así lo hizo sin dejar de detallar aquel hermoso árbol a cada segundo. Al bajar su mirada por completo en dirección a la que su novia señaló y los latidos de su corazón se aceleraron casi al instante, el rubor en sus mejillas no podría ser más evidente.

Un oso de peluche de color rosa y un corazón dibujado en su pecho estaba sentado en el suelo, a su lado una estaba canasta adornada con un lazo de color fucsia, dentro de ella había un ramo de Rosas rojas y blancas; y en la corona de la canasta una nota.

Setsuna empezó a acercarse a la canasta y al pequeño oso, se agachó a altura de ambos objetos con emoción, algo de confusión y alegría inmensa que era evidente en su rostro. En ningún momento soltó la mano de Ayano, así que esta no tuvo más opción que seguirle el paso.

—¿Cuando . . .?—. preguntó al aire.

Ayano no respondió, solo le observaba con ternura escondida bajo su mirada inexpresiva.

La menor con su mano libre acaricio al pequeño oso como si en verdad fuera una animal real; con cuidado y cariño mostrado, lo tomó mostrando delicadeza y atrajo hacia ella abrazandolo con fuerza. —Que lindo . . —. Murmuró risueña.

Al ver eso Ayano. . . muy a pesar de su orgullo. . .por un momento quiso ser el oso e incluso apartarlo de su Setsuna.

La joven para no separarse del oso se sentó en el suelo y lo puso en su regazo, debido a la vergüenza y emoción que sentía con insistencia jaló la mano de Ayano para que se sentara a su lado y así ella lo hizo. Ahora podía tomar la nota, al ya tenerla el sus manos se dedicó a leerla con suma atención.

「 "A diferencia de ti, mi Haichi, sabes muy bien que no soy buena con las palabras así que seré directa.

Te amo.

Voy a casarme contigo, pero mi desdicha aún no puedo hacerlo al ser todavia estudiantes y no contar con la autorización de nuestros padres. Por ende mientras aún no podamos hacer eso voy entregarte siempre una flor cada año para recordarte y demostrarte lo esplendida e increíble que eres y representas.

¿Sabes el significado de la rosa blanca y la roja, no es así?" 」

Los ojos de Setsuna se cristalizaron un poco debido a las lágrimas de emoción y felicidad, su corazón estaba apunto de estallar. Río un ligeramente ante las palabras en aquella nota por haberla hundido más en aquel basto y profundo océano llamado "amor", un océano donde sabia del cual jamás sería capaz de llegar a la superficie.

Dio un vistazo a aquellas preciosas rosas; a sus ojos una clara representación de su relación.

—Feliz aniversario—. La azabache le susurró al oído con un tono cálido y tranquilo, para luego darle un beso en la mejilla.

Y ahí el mundo alrededor de Setsuna se detuvo de inmediato.

Ella giró rápidamente giró su rostro en busca de los ojos de su novia, al encontrarlos se conectaron de inmediato; transmitiendo muchas cosas con tan solo una mirada. Y sin ningún aviso previo o anticipación Setsuna se abalanzó hacia Ayano abrazandola con fuerza, ambas en consecuencia cayeron al suelo.

—¡Dios, no puedo creer que hiciste todo esto! ¡que lindo! ¡me encanta!—. Besó la cabeza de Ayano varias veces con una sonrisa en sus labios. —Muchas gracias—.

La joven de ojos Onix sonrió un poco sintiendo sus mejillas arder. —No es nada, Setsuna—. Reforzó un poco el abrazo. —¿Me espera una pila de cartas en mi buzón al volver a mi casa, verdad?—. Río ligeramente.

—¡Tenlo por seguro!—. Siguió besando la cabeza de su amada. No iba a detenerse en un buen rato hasta transmitirle el suficiente o más amor que sentía en ese momento, y darle una sorpresa por su parte más tarde.

Ayano x Setsuna || 💞🔪30 Días OTP🔪💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora