SAO: Highschool | Kirito x Harem

La Guadaña de la parca sobre el cuello de Sugou PTIV

Que

Onda

GENTE

Desde que tengo memoria, mi vida siempre estuvo controlada por mi madre, decía con quien debo juntarne y con quien no, decidía mi forma de vestir, mi manera de hablar y comportarme, que cosas debo hacer para entretenerme y cuales no. Por último... la persona a la que debo amar...

Ella controlaba cada aspecto de mi vida, mi padre tampoco se atrevía a decirle algo, y mi hermano, era el que saltaba a defenderme siempre, fue por eso que decidió mandarlo lejos a estudiar, pero volvió cuando terminó sus estudios. Se que es mi propia madre, pero la odio, odio todo de ella, su forma de ser y el como controla todo de mi vida. Ella es egoísta, hace todo eso sin siquiera pararse y pensar en como me siento al respecto; las únicas personas en las cuales hallo consuelo podría contarlas con los dedos de la mano.

K—¡Asunaaa, baja aquí, Nobuyuki ya llegó!

Ese nombre... el solo escucharlo me causa náuseas, Sugou Nobuyuki me da asco, todo de él. Es sólo un cerdo que me ve como una puta muñeca sexual, siempre mirándome con esos ojos lujuriosos.

—¡No quiero!

Grité desde mi habitación. Lo último que quiero es estar en un cuarto sola con ese cerdo.

K—¡¡BAJA AQUÍ EN ESTE INSTANTE!!

—¡¡PÚDRETE!!

Tras eso, Asuna dio un fuerte portazo. La fuerza del golpe hizo vibrar levemente las ventanas de su habitación.

La espalda de Asuna se apoyaba contra la puerta, hasta lentamente sentarse en el suelo, apoyándose en la puerta.

Su cabeza estaba oculta entre sus rodillas, pensando en como ese sujeto estaba arruinando su vida.

Es un cerdo depravado de lo peor, de eso se había dado cuenta hace mucho. Ella jamás fue de desearle la muerte a alguien, pero con Sugou todo eso cambiaba.

.__X__.

La propiedad de esta chica me volvió a sorprender. Ya había estado en la casa de Eydis con anterioridad, pero no le había puesto tanta atención a su morada.

Los azulejos del baño ciertamente eran preciosos, además de parecer muy caros, por no olvidar de ese llamativo jacuzzi.

Tras haber terminado de lavarme las manos, salí del baño y me dirigí directo a la cocina. Iba a llevar mi chocolatada y el café de Eydis a su cuarto.

Los pasillos estaban llenos de alguna que otra pintura, además de fotos familitares y otras de la infancia de Eydis.

—Esa es...

Tras haber echado un vistazo a una de las tantas fotos, hubo una que me llamó la atención. En ella estaba Eydis de niña, junto con otros nilos usando el atuendo de kendo, pero no acababa allí, Suguha y yo aparecemos en la foto, así como mi abuelo, yo estando en una esquina, y Sugu casi en el medio. El abuelo estaba en el fondo en la esquina superior derecha, con una sonrisa grande.

Supongo que a esto se refería Eydis...

Ella me dijo que nosotros habíamos sido amigos durante la infancia, eso hasta que sufrí la pérdida de memoria, y el resto es algo que ya sabrás tú.