"Querido Louis"

26 6 1
                                    

-¿Hazz?¿Estás ahí?-preguntó Louis, medió en broma medio preocupado.

-Louis...Yo..Wow-eso fue todo lo que salió de su boca, todo lo que podía decir. Carraspeó, tratando de encontrar las palabras.

-Simplemente no puedo creer que hiciste todo esto solo para sorprenderme, pero créeme que lo has conseguido.

-Bueno, tu siempre haces la mayoría de las cosas aquí y me sentía un mal compañero de piso si no hacía algo para compensarlo-dijo con tono divertido.

-Oh, así que esto es solo para salvar tu reputación?-dijo Harry, siguiéndole el juego, provocando una risa en ambos.

Este tipo de momentos eran los que no cambiaria. Normalmente, la gente consideraba sus bromas pésimas, y, sin embargo, a Louis siempre lograba sacarle una sonrisa con ellas, por muy mala que fuera.

FIN FLASHBACK

Dios, como extraño tu risa. No importaba cuán difícil fuera la situación en la que me encontrara, tú siempre venías y me hacías reír de alguna manera. La melodía de tu risa colándose en mis oídos es el sonido más hermoso que jamás escuché. Ese que poco a poco te fueron arrancando. Lo que ellos odiaban de ti era todo lo que yo amaba y a día de hoy sigo amando. Pero no podía soportar ver cómo, poco a poco, las necias y vacías palabras de esos desalmados sin corazón iban calando hondo en ti. ¿Dónde quedó el risueño Louis? ¿Dónde quedó el Louis que hacía el tonto en las escaleras de los video diarios, o no paraba de bromear en entrevistas? ¿Dónde está el Louis que no tenía miedo de ser él mismo?

Hay algo que nunca te conté, no sé si por vergüenza o por miedo. Durante los comienzos de la banda, y a medida que pasábamos más tiempo conociéndonos, poco a poco fui descubriéndome a mí mismo. Supongo que es un proceso de cambio por el que todo adolescente pasa. Ya sabes, el querer forjar una personalidad y tener un hueco en la sociedad. Pero en mi caso fue un poco...diferente. Siempre pensé mucho en la opinión que las personas podrían tener de mí, y el hecho de estar en la banda, me hizo pensar que debía dar una imagen al público que no defraudara. Simplemente, ser lo que la gente esperaba que fuera, o lo que el equipo esperaba que fuera. Un chico objeto de miles de chicas adolescentes con el corazón acelerado al verme, un rompecorazones, el chico malo del cual te enamoras y tus padres no lo aceptan. Me di cuenta de que ese no era yo.

En la otra cara de la moneda, estabas tú. Un chico dulce, divertido, risueño, decidido y sin miedo a ser él mismo. Todo el mundo te adoraba. Tus bromas inundaban de risas la sala, al contrario que las mías; tus travesuras en las entrevistas (las cuales se podían interpretar como molestas) era lo que más destacaba y gustaba al público. Siempre con una sonrisa, y serio cuando había que serlo. Pero lo que mas me gustaba era la espontaneidad con la que te desenvolvías no solo en el escenario sino en el día a día. Creo que eso fue una de las mil cosas que me llevaron a enamorarme de ti.

Y yo te admiro mucho por ello. Cada vez que una nueva inseguridad se apoderaba de mi, me ponía algún video que hubiéramos grabado en casa, o alguna entrevista o actuación. Y te observaba. Y aunque parezca algo tonto, en cierto modo me hacía sentir un poco más seguro saber que alguien a quien apreciaba tanto podía ser libremente él sin importar lo que diga la gente, y a la vez me hacía sentir que tenía un apoyo si alguna vez estaba listo para ser yo mismo. Y no me refería solamente al ámbito de la personalidad... En ese momento, un recuerdo vino a mi mente.

La sonrisa de LouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora