REUNIÓN
Nunca un viaje en avión se me había hecho tan largo. Sé que ya de por si duraba horas, pero hubiera jurado que podrían haber pasado perfectamente días.
Seguía buscando una razón en mi cabeza para el motivo de este viaje. Creo que una parte de mí lo hacía para tranquilizarme. Porque sí, no podía negar lo evidente: estaba nervioso, mas que eso, estaba asustado. Pero eso era lo último que quería mostrar ante él. No era la primera reunión que teníamos, pero tenía la impresión de que esta sería diferente. No quería saber lo que ocurriría una vez cruzara esa puerta. Había considerado seriamente la opción de tomar un avión de vuelta, o de llamar a alguien, pero lo último que quería era preocupar o causar problemas a alguien por su culpa. Después de todo, Simon era su jefe, y hacerlo enfadar o desobedecerlo no parecía la mejor idea.
Asi que aquí estaba, parado frente a la enorme puerta dorada de la mansión de su jefe, con cada fibra de su cuerpo temblando, a punto de enfrentarse a dios sabe que. Con sus temblorosos dedos, tocó el timbre, y esperó. Podría decir que la espera era incluso mas larga que el viaje en avión, a pesar de que solo fueron unos segundos hasta que la puerta se abrió.
-Louis
-Buenos días Simon-dije, tratando con todo mi ser de ocultar mis nervios y sonar lo mas seguro que la situación lo permitía.
-Buenos días Louis, gracias por aceptar mi invitación-dijo con una sonrisa.
En ese momento, una cínica sonrisa cruzó mi rostro. Si había aceptado la invitación, obviamente no era por gusto, sino por respeto y, para ser sinceros, miedo a las represalias sino lo hacía.
-Pasa, por favor.
La sonrisa de amabilidad no abandonó en ningún momento su rostro, o cual me hizo sentir un poco mas tranquilo por un lado, aunque debía admitir que resultaba un poco espeluznante. Me repetí a mi mismo que todo saldría bien. Al fin y al cabo no había hecho nada malo ¿verdad? No había nada que temer...
Llegamos al salón de la casa. La decoración era muy bonita, y era un salón amplio.
-Toma asiento por favor, ponte cómodo.-dijo Simon, mientras me indicaba el sofá.
Era un sofá grande, de color blanco con cojines dorados, y a decir verdad, muy cómodo. Me senté y esperé a que hiciera lo mismo.
-¿Quieres algo de tomar Lou?
Una expresión confusa se dibujó en mi rostro. No esperaba que usara el diminutivo de mi nombre. No es que me incomodara que me llamaran así, ya que los chicos y amigos cercanos, así como mi familia, me lo decían en contadas ocasiones. Y, a pesar de que había un cierto nivel de confianza y comodidad entre Simon y yo, no se sentía suficiente como para una informalidad de ese estilo, ya que lo consideraba algo de un entorno mas personal. Al fin y al cabo, la relación jefe-cliente seguía primando. Pero no dije nada.
-No, muchas gracias. He tomado algo en el viaje-dije tan cordialmente como pude.
Vi como él asentía y volvía al salón con una lata de cerveza en mano, mientras tomaba asiento a mi lado. Tomó un pequeño sorbo, la dejó en la mesa y me miró.
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La sonrisa de Lou
RomanceUna mirada desde la perspectiva de Harry a su relación con Louis.