Pero lo acepté. Al fin y al cabo ¿Qué iba a cambiar un beso? Solo era una manera como tantas otras de demostrar amor y a decir verdad, a nosotros nos sobraban maneras de demostrarlo. Quizá éramos muy jóvenes para prometernos amor eterno. Teníamos toda la vida para aprender a amar, cometer errores, aprender de ellos. Quizá fue eso lo que nos hizo mas fuertes para superar los obstáculos que la vida tenía para nosotros, o quizá fue eso lo que nos destruyó. "Tú y yo contra el mundo mi querido Hazz" y para mi era suficiente. Suficiente para saber que cualquier obstáculo que la vida nos tuviera preparado, lo íbamos a superar juntos. Día tras día me aferraba a esa frase, como un salvavidas que lanzas al mar, el mismo en el que nos ahogábamos lentamente sin saberlo. Al principio, fueron cambios pequeños, casi imperceptibles, magistralmente orquestados para que la venda que cubría mis enamorados ojos permaneciera intacta, sin ningún rasguño que permitiera ver mas allá de todo lo que sucedía al otro lado. Un mundo lleno de oscuridad y maldad al cual habías sido arrastrado sin preguntar, solo por tener la libertad de amar. Un peso invisible sobre tus hombros que poco a poco te hundía, pero a la vez me salvaba. Hasta que lo supe.
FLASHBACK
-Gracias, vuelva pronto-dijo amablemente la chica.
-Gracias- dije de vuelta a la cajera que me cobró la cena, y salí del súper mercado.
Como estaba solo a un par de cuadras del apartamento, y ese dia Louis no tenia clase de piano (siempre solia ir cuando volvía), fui a comprar algo para cenar. Era viernes, asi que no me lo pensé mucho y añadí un par de pizzas a la cesta, junto con una bolsa de patatas y una tarrina de helado de chocolate para el postre. Siempre que podía, cocinaba deliciosos y variados platos pero, al ser fin de semana prácticamente, decidí que el horno hiciera el trabajo por mi. Con el olor a pizza en mi mente, tomé el camino al apartamento que Louis y yo compartíamos. Sonreí un poco al pensar en eso. Me gustaba compartir departamento con él, a pesar de lo desordenado que era, y el riesgo de incendio cuando cocina, nunca cambiaria los buenos momentos que estábamos viviendo juntos, y también compartiendo con los demás chicos. Con esos pensamientos llegué y abrí la puerta del departamento, solo para ser recibido por un delicioso olor proveniente de la cocina.
Sorprendido, dejé el abrigo en el perchero y me dirigí a la cocina para dejar las bolsas. Mi sorpresa aumentó todavía más cuando vi a mi compañero de piso (y de vida, aunque en ese momento aun no lo sabía) en los fogones de la cocina, tarareando una melodía con su armoniosa voz.
Tardé unos segundos en salir de mi trance.
-¿Louis?
Él se sobresaltó un poco, pero cuando me vio enseguida sonrió y dijo:
-Harry...no te esperaba tan pronto.
-¿Que estas haciendo Lou?-pregunté, aun mas confuso.
El se quitó las manoplas antes de volverse hacia mi.
-Pues, la verdad, esperaba que esa pregunta fuera mas como un ¿Qué es todo esto? Y pensaba responderla con un ¡¡¡Sorpresa!!! Pero en vista de tu rapidez al hacer las compras me parece que no podrá ser así- dijo, e hizo un puchero.
Una media sonrisa escapó de mis labios al verlo, se veía tan tierno cuando lo hacia.
-Ahora siento como que fastidie la sorpresa.
-Bueno, técnicamente...si.
Me sentí un poco triste, y Lou debió verlo reflejado en mi cara (no era muy bueno ocultando mis emociones) porque enseguida sonrió y me dijo:
-Hey, eso no significa que vayamos a disfrutarlo menos. ¿Verdad? Además no lo sabias.
Acto seguido, pasó una mano por mis rizos, acariciándolos suavemente. A pesar de llevar poco tiempo viviendo juntos, sabía como hacerme sentir mejor.
-Y ¿Puedo saber que está preparando el señor "chef"?- pregunté, poniendo mi mejor acento francés.
Eso hizo reír a Louis.
-Ahora que sé que no has podido descifrar el delicioso menú, me he propuesto mantener al menos este secreto- declaró con una sonrisilla traviesa.
-Oh :(
Y eso casi hizo que Louis se lo dijera. Rara vez se resistía a la cara de puchero de Harry. Pero esta vez no cedió.
-Lo siento Hazza, pero te prometo que valdrá la pena.
Lo dijo tan convencido, que a Harry no le quedó mas remedio que aceptar que iba a tener que esperar un poco.
-Solo espero no tener que llamar a los bomberos cuando acabes-añadió y ambos rieron.
-Que poca fe en mis habilidades culinarias-fingió tono de indignación.
Harry rió ante eso.
-Si en una hora no sales, confirmaré eso.
-Me ofendes Harold. Además, como mucho le quedará 20 minutos. El tiempo justo para que vayas y te pongas cómodo en el sofá hasta que vaya.
-Está bien, ya tengo ganas de saber que has hecho-dije, y con eso salí de la cocina. Me dirigí a la habitación. En cinco minutos ya tenía ropa más cómoda y fui al comedor. Cuando llegué me encontré con la ¿tercera? Sorpresa del día.
No me había percatado cuando entré, ya que había ido directo a la cocina. Un elegante mantel dorado cubría la mesa del comedor, ya preparada. Y como guinda, había dos copas y una botella de champán. Ahora me arrepentía de haberme puesto el pijama. Fui a sentarme al sofá y espere a que Louis volviera de la cocina. 10 minutos después, apareció s y, milagrosamente, sin quemaduras ni cortes.
Me levanté del sofá, pero no pude ir muy lejos ya que él me paró.
-Harry espera.
Lo miré con curiosidad.
-¿Qué ocurre Lou?
No dijo nada, simplemente se puso detrás de mi y segundos después sentí una venda envolver mis ojos, lo que me dejó aun mas confuso.
-Lou ¿Que estás haciendo?
-Bueno, ya que mi primer intento de sorpresa falló, quiero hacer el resto de la velada perfecta. Acompáñame
Tomó mi mano y me guió unos pasos hasta la mesa, indicándome donde estaba mi silla. Me senté aun con la venda cubriendo mi vista, cada vez mas intrigado. Escuche unos pasos que se alejaban, supuse que en dirección a la cocina. Segundos después, volví a escuchar los pasos acercarse de nuevo. Esta vez, acompañados de un delicioso olor que se introdujo en mis fosas nasales y ,e embriagó.
-Huele muy bien Lou-dijo Harry
-Gracias- respondió Louis, con una sonrisa de orgullo en su angelical rostro.
Louis sirvió un plato a cada lado de la mesa. Se colocó detrás del chico mas joven, y con delicadeza, desató la venda que le cubría los ojos. Esos hermosos ojos verde esmeralda en los que tantas veces se perdía.
Volvió a sonreír y dijo:
-Harry, permíteme sorprenderte con mi especialidad culinaria. Pollo a la mozarella, envuelto en jamón de parma, y con un poco de puré de papas de guarnición.
Había perdido la cuenta de las sorpresas que le había deparado la noche, pero estaba claro que cada una era mejor que la anterior. La visión que tenia ante él era lo mas parecido a una cita romántica que alguna vez había tenido, solo que quitándole la parte romántica y quedando en una cena de buenos amigos y compañeros de piso. Durante unos segundos, no dijo nada, simplemente asombrado con todo lo que Louis había hecho.
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La sonrisa de Lou
RomanceUna mirada desde la perspectiva de Harry a su relación con Louis.