WILHELM

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Al terminar de leer la carta de su madre, solo la cerró y la dejó en la mesa junto a su cama, se levantó y se dirigió a la puerta de su dormitorio para salir.
—¿Saldrá a algún lado alteza?— preguntó uno de sus guardaespaldas.
—Así es, quiero tomar un poco de aire— contestó Wilhelm.
—Alteza, pero ya es muy noche y necesita descansar—.
—Lo se, pero quiero salir, además vendrán conmigo, no tengo opción— replicó Wilhelm algo molesto.
Caminaron hacia la salida de la casa de los varones, y se dirigieron a la fuente, sin embargo Wilhelm observó que alguien estaba sentado en la fuente, era una chica, al acercarse vio que se trataba de Felice.
—Felice, hola...— dijo Wilhelm.
—Hola...— replicó Felice algo triste.
—¿Me puedo sentar?—
Felice no contestó nada, solo movió la cabeza para indicar que podría sentarse, hubo unos minutos de silencio y Wilhelm preguntó.
—¿Todo bien?—
—La verdad no, mi madre me ha estado presionando mucho, después de que Sara le dijera que no monto bien, pues explotó y solo me ha estado llamando cada rato, para que no olvide ir cada día a montar—contestó Felice
Wilhelm se quedó sorprendido, pues no era el único que tenía problemas con sus padres, tal vez no tan complicados como los de el, pero entendía cómo se sentía Felice.
—Qué mal, ellos no deberían obligarte a hacer lo que no quieres, tu eres libre de elegir lo que quieres o no hacer, si no te gusta montar más, no deberían obligarte a hacerlo— dijo Wilhelm en un tono amable.
Felice se alegró al ver que Wilhelm la comprendía.
—Gracias Wilhelm, y tú ¿Qué paso con Simón?, vi la entrevista y pues...—
Wilhelm bajo la mirada, Felice comprendió en ese momento que las cosas no iban bien entre ellos dos.
—Mmm, mi madre me obligó a que no hablara con el, además, después de la entrevista, no quiere saber nada de mi, fui a su casa para poder hablar con el, pero no quiso hablar mucho conmigo— contestó Wilhelm con tristeza.
Felice pensó en lo que diría y solo dijo
—Sabes, te dire lo que alguien sabio me dijo, "tú eres libre de elegir lo que quieres o no hacer"—.
Wilhelm mostró una sonrisa, y se alegró de al fin estar con alguien que pudiera comprenderlo y apoyarlo, sobre todo.
—Gracias Felice, pero no creo que Simón quiera estar como si nada hubiera pasado— contestó Wilhelm triste.
—Lo se, pero, si me permites decir algo...—dijo Felice.
Wilhelm asintió con la cabeza.
—En el video íntimo que se publicó, al revisarlo varias veces para saber quién lo había subido, pude observar que hubo algo mágico en ese momento, se podía observar que por un momento, solo eran ustedes dos y nada más—.
Wilhelm se sonrojó al escuchar eso y mostró una sonrisa.
—Gracias Felice, hablaré con Simón y pues veré la manera de que pueda perdonarme, porque de verdad quiero estar con el— dijo Wilhelm.
—Entonces, no esperes más, mañana cuando lo veas, solo dile lo que sientes y lo que haz decidido— replicó Felice.
—Eso haré, gracias Felice—.
Wilhelm se levantó y se despidió de Felice, y se dirigió a su habitación para descansar y estar listo para que a primera hora que viera a Simón, le dijera que estaba decidido a luchar por el.
Wilhelm se levantó de su cama, se arregló y salió rumbo a su primera clase, sabría que vería a Simón, estaba nervioso por que pasaría, pero el estaría listo para afrontar lo que dijeran o pensarán.
Entro a la clase y observo a Simón hablando con el profesor, cruzaron sus miradas, una parte de Wilhelm, solo quería ir corriendo a abrazarlo, pero mejor solo se dirigió a él y...
—Hola, oye...—
Sin embargo, Simón lo ignoro y se fue a su lugar.
Iba a seguirlo para poder hablar con el, pero el profesor lo detuvo.
—Alteza, debo informarle que a partir de hoy, en cada clase usted se sentará al frente, en la primera fila— replicó el profesor.
Wilhelm sorprendido, solo tomó asiento, sabría que esto era obra de su madre, así que no podía hacer nada, solo volteo para ver donde estaba Simón, cómo era de esperar, volvieron a cruzar miradas, pero Simón solo lo ignoraba.

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