Girl crush pt.2

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Jade.

Cuando Perrie me habló por primera vez esa tarde durante el almuerzo, no supe cómo actuar exactamente. Al principio pensé que iba a pedirme alguna tarea, pues compartíamos varias clases, pero me sorprendió escuchar que su intención era conocerme.

Mi círculo social es bastante reducido, así que me cuesta trabajo conocer a gente nueva. De hecho solo tengo una amiga, y vive al otro lado del país, por lo que mis habilidades para socializar no están muy desarrolladas. 

Por esa razón no reaccioné muy bien cuando la rubia se acercó.

Luego me empezó a seguir a todas partes mientras charlaba de muchos temas al mismo tiempo. Era difícil seguirle el paso.
A pesar de eso debo admitir que me agradaba oírla, pues aunque personalmente no me gusta hablar demasiado, siempre fui buena escuchando.

Muchas veces sacaba temas que me parecían interesantes, por lo que ponía toda mi atención en lo que estaba diciendo, aunque obviamente no lo demostraba. Prefería mostrar indiferencia, pues así la alejaría más rápido.

Para ser honesta, es algo que hago a menudo.

Alejo a las personas solo porque me asusta que al final de todo me hagan daño. Es como mi método de defensa y aunque suene deprimente, en realidad solo me hace sentir segura y que tengo todo bajo control.

El problema es que mi indiferencia y respuestas cortantes no sirvieron para que la rubia perdiera el interés en mí. Así que tuve que ser directa y alejarla con palabras bruscas y crueles.

Me arrepentí tanto al ver su rostro. Se veía molesta, pero sobretodo triste.

Al día siguiente choqué accidentalmente con ella y creí que era la oportunidad perfecta para disculparme. Me costó trabajo hacerlo, pero finalmente lo logré. Y aunque la rubia aceptó mis disculpas, no parecía contenta, lo que me puso triste ya que en el fondo esperaba que todo volviera a ser como antes. Sé que es egoísta, pues desde un principio fui mala con ella, pero en realidad disfrutaba tenerla cerca.

El resto de la semana la busqué por toda la escuela, desesperada por volver a verla y poder disculparme las veces que fueran necesarias, pero no la encontré en ninguna parte.

Le pregunté a unas chicas de su clase de filosofía si sabían algo de ella, pero todas me miraron extrañadas sin saber quién era Perrie. Entonces me di cuenta de algo; la rubia, al igual que yo, no tenía amigos en esa escuela. Me sentí aún más culpable por haber sido tan mala con ella. Su única intención era hacer amigos y yo la rechacé.

El viernes, cuando las clases terminaron, fui a la oficina del director con la esperanza de obtener información acerca de Perrie. Lo único que quería era la dirección de su casa para ir personalmente y descubrir por qué no la vi en la escuela durante toda la semana.

Al principio el señor Schuester se negó a darme información de un estudiante, pues todo era "confidencial", así que tuve que inventar algo.

- Escuche, encontré una libreta en la sala de química y por lo que pude ver en la contra-portada le pertenece a una tal Perrie - comencé a hablar - No quiero ir preguntando por toda la escuela si conocen o son Perrie, así que solo le estoy pidiendo que busque los documentos de esta chica y me de su dirección. Iré yo misma a entregarle esa cosa - aseguré, refiriéndome a la supuesta libreta que había encontrado.

- ¿Por qué no la dejas en los objetos perdidos? - preguntó alzando sus pobladas cejas.

- Porque parece ser algo importante y no me arriesgaré a que alguien la robe - respondí mirando fijamente sus ojos. 

Luego de unos segundos, suspiró profundamente antes de asentir con su cabeza.

Lo había convencido.

Jerrie Thirlwards//One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora