El accidente
El fastidioso y rechinante sonido de mi despertador interrumpe mis sueños, aunque supongo que no hay problema dado a que no lo recuerdo, un pie baja y toca el frío suelo de mi alcoba intentando hallar mi pantufla mientras que un bostezo escapa de mis labios, finalmente logro levantarme con pereza de mi cama, prosiguiendo con la misma rutina de cada mañana, empezando por imaginar mi concierto de música pop en la ducha y terminar con los gritos exorbitantes de mi madre por no tender mi cama, ¡cómo me fastidia hacer lo mismo cada mañana! Al mirarme en el espejo por décima vez y confirmar que no haya ninguna imperfección en mi vestuario, veo que mi moño no está bien puesto, e intento hallar mi cepillo para aplacar los rulos desafiantes de mi cabeza, pero no lo encuentro, así que solo me echo sprite para mejorarlo, orgullosa de mi gran trabajo bajo las escaleras para encontrarme a mi madre en la cocina. Mi mamá es una mujer tenaz y desafiante, en ocasiones me da pavor comentarle mis problemas en la secundaria, aunque al final ella siempre lo descubre; tiene unos ojos marrones intensos que te doblega con una mirada, y su piel blanca que resplandece con el sol; a veces me pregunto por qué mi piel salió morena, y no blanca como la de mi madre, supongo q mi padre fue moreno, desafortunadamente no tuve el placer de conocerlo, pero no es algo que quiera recordar.
"¡Lorens!", escucho que mi madre me llama, y automáticamente fui expulsada de mis cavidades.- ¿Quieres un Sandwich o vas a comprar tu desayuno?... - Y veo el rostro de mi madre impaciente por no responderle inmediatamente.
- Hoy comprare mi desayuno mami, y llegaré tarde, saldré con Leonard... - Leonard ha sido mi mejor amigo desde que era niña, lo conocí en el parque, el paseaba a su mascota "Coy" y yo estaba dibujando un árbol, Coy rego todas mis pinturas y mis cosas, y como era de esperarse Leonard se disculpó y me compro nuevas pinturas. ¡Así fue como empezó todo!
- No quiero que llegues tan tarde, te permito hasta las 10 pm; si Leonard te trae más allá de la hora permitida, no saldrás más. Ella piensa que es mi novio.
- Me parece bien mamá, se lo diré, sin duda él estará atento a la hora. ¡Nos vemos mami, te amo!.. Me acerco para darle un beso en su suave y rosada mejilla, pero suena su celular y se alejó antes de poder dárselo. Sin duda es de su trabajo.Me acerco al mesón de granito de la cocina en busca de mis llaves, para poder dirigirme a la secundaria, pero no las encuentro. Registro en mi bolso, pero lo único que hay son mis libros, lápices y algo de efectivo. ¿¡Donde Diablos están mis llaves!? Veo la hora en mi reloj de bolsillo y son las 7:30 am, se me hizo tarde. Voy apresurada a mi habitación, entró, busco en todas partes, en mi escritorio, en algunos cajones, en la mesita de noche, debajo de mi cama, ¡nada! No encuentro nada. Bajo desesperada en busca de mis llaves, busco en la sala, en los tres sofás anticuados que tiene mi mamá, busco en el estante de premios de cuando mi mamá era porrista y mi padre nadador, incluso reviso debajo de la alfombra negra pero evidentemente no estaba ahí.
- ¡Mamá! ¿Has visto mis llaves-Debo encontrarlas, ahí están todas las llaves, la de mi carro, la de la cerradura de nuestra casa y la de mi casillero.- Están en el mesón de la cocina hija. -Dice mi madre con mucha convicción.
- Ya las busque ahí, y no están... ¡Dios mío! ¿¡Dónde las deje!?
Mi mamá dejo lo que estaba haciendo, aunque no percate que era, y se dirige a la cocina.
- Mamá, ahí no está...
Y al mismo instante que terminé de decir eso, escucho el sonido de mis llaves como pequeñas campanas. Quede estupefacta, fue el primer lugar donde la busque, y según mi memoria allí no estaban, ¿acaso mi memoria o mi visión me engaño? ¡No sé, y tampoco tengo tiempo de pensarlo!, tomo mis llaves colgadas de la mano de mi madre, le sonrío en forma de gratitud, y me dirijo prácticamente corriendo hacia mi carro.Al cruzar la puerta, la brisa delicada y fría recorre mi cuello, mi falda plisada que me llega más abajo de mis rodillas revolotean con el viento, y mi piel sensible reacciona con el frío, debí traerme mi saco beige, aparte me combina con lo negro de la falda y la blusa chiffon color salmón, hoy será un día frío en la ciudad de Illinois. Al subirme en mi Cadillac Eldorado (1959) color rojo, enciendo la radio y pasan "Call Out My Name", me gusta mucho esa canción. Camino a la secundaria "Buffalo Grove" que queda a 30 minutos de mi casa, en el condado de Lake, me llega a la mente la silueta de un hombre alto, moreno, sonrisa grande y dientes blancos, pero lo que me perturba son sus ojos, ojos que ya he visto, ojos que me dan pavor; mis labios dejan escapar un nombre. "Charles". ¿Quién es Charles? Ninguno de mis compañeros tiene ese nombre, ¿y por qué me es familiar, porqué deseo saber dónde se encuentra? mi consciencia me insinúa qué debo hallarlo. "¡No Lorens! Tú tienes tiempo para búsquedas de gente inexistente", seguramente lo vi en un comercial de la Tv, y quedo plasmado en mi mente; Por estar imaginando bobadas deje de prestarle atención a la carretera y un perro se atraviesa en mi camino, freno de golpe, y mi nariz choca contra el volante, empiezo a sangrar, mi corazón acelera el ritmo, pareciera que no hubiera nadie en mi alrededor, "tu culpa" dicen mis labios, ¿culpa de quién? ¿Por qué? Siento como todo se desvanece y como la sangre recorre mi rostro, estoy asustada, estoy en una parálisis, y el nombre de Charles no deja de invadir mi mente, finalmente mi visión se nubla. "Ayuda" logro decir con el tono más opaco.