CAPÍTULO 2

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Capítulo 2

Todo fue falso

Una sensación extraña me dice que no tengo que estar aquí, la pregunta es ¿Dónde estoy?. Éste lugar Parece un bosque, un bosque oscuro y siniestro, un bosque que esconde los gritos desgarradores de un asesinato, un bosque que me dice en escalofriantes susurros: "Aquí es tú fin".

Observo a mi alrededor en busca de un indicio de vida, quizás el humo saliendo de una chimenea o algún motor encendido, pero no hay rastro de ningún ser viviente más allá de las hojas verdes de los árboles altos. Mi visión empieza a nublarse, veo tan borroso que pensaría que no cargo mis lentes de contacto, a mí alrededor solo veo las ramas secas como dedos largos de una bruja. Sin ofrecerme nada bueno éste lugar, para colmo me encuentro tirada en el suelo helado, lleno de tierra y basura, intento apoyarme en una enorme roca a mí izquierda y con mucha dificultad logro levantarme, y a la distancia veo como una sombra alta se acerca con pasos lentos que me impacienta; está tan oscuro a mí alrededor que no veo nada. La Luna, el único foco de luz visible, está tapada con nubes. Con dificultad vislumbró los detalles más relevantes de aquel ser acercándose. Es un hombre, alto, musculoso, con brazos largos y ojos negros, es lo único que puedo detallarle, carga puesto una blusa aparentemente liviana, un simple pantalón y un par de sucios zapatos, ¿Quién es él? Y... ¿Qué hace aquí?.

Y sin darme cuenta, ese hombre ya estaba frente a mí, me extiende su mano de manera gentil, y aclarando su voz dice: - ¿Me extrañaste? - su tono de voz es muy pacífico. -¿Quién eres? - Le pregunto con mucho valor. El me sonríe y saca algo de su bolsillo de su pantalón. La nubes, convenientemente se apartan de la luna, transmitiendo su clara luz hacia aquel tenebroso bosque; sin embargo, aún veo borroso. Una pequeña hoja doblada reposa en la mano de aquel hombre desconocido -tómala- me dijo y eso hice; al desdoblarla, siento como mis músculos se tensaron. Es una foto mía de cuándo era una niña; antes de poder decir nada, su voz irrumpe el silencio incómodo. - Lorens soy...

¡Rin Rin Rin!

Escucho mi celular sonar. Una suave y liviana cobija cubre mi delicado cuerpo, y unas almohadas suaves están debajo de mis pies, estoy sobre una cama pero... ¿De quién?. He estado inconsciente por mucho tiempo, los rayos fuertes y cálidos del sol se proyecta a través del vidrio de la ventana cerrada de la habitación de paredes celeste, al frente de la cama se encuentra un gabinete de aproximadamente casi dos metros, supongo que allí a dentro habrá ropa; una linda alfombra rosada reposa en el frío suelo y un cuadro pintando está colgado en una de las paredes, el cual me es familiar, tiene pintado un meticuloso árbol con una mancha de pintura grande. ¡Vaya! Ese mi cuadro, el cuadro que le obsequie a Leonard a los 8 años, justo el día que lo conocí, me encuentro en su habitación, pero ¿Cómo llegué aquí?. Cerca de la ventana se encuentra su escritorio, algunas hojas, colores y cuadernos regados se encuentra ahí. Sobre el gabinete existe un enorme televisor y sus zapatos ordenadamente se encuentra en un rincón entre el escritorio y el gabinete. Leonard ha sido un chico muy ordenado y pulcro desde que lo conozco, cuida su sedoso cabello castaño mejor que cualquier mujer, y le gusta ejercitarse, mide 1.83, es mucho más alto que yo, ¡A quién engaño! ¡Es una vara al frente de un pitufo como yo! Para que puedan tener una idea, yo mido 1.60. ¡Si, soy un completa Pitufina!

Siempre le he dicho a Leonard, qué con la estatura que tiene, debería considerar jugar Baloncesto, el es muy Atlético y diría que si no fuera mi mejor amigo, me pareciera muy atractivo, pero él se niega rotundamente a inscribirse en un equipo, a menos que entrene con él, pero realmente los esfuerzos físicos voluntarios no se caracteriza en mí, prefiero leer, dibujar o hacer cualquier tipo de manualidades qué intentar hacer ejercicios, siempre me invita a trotar con el todas las mañanas pero le inventó alguna excusa barata para no hacerlo.

Esta casa es muy arcaica, fue creada en 1998 en Long Grove, una maravillosa villa en el condado de Lake, y el clima es normalmente frío durante el año; fue herencia de su madre dejarle su casa, ella murió cuando Leonard solo tenía 11 años, y su padre nunca lo conoció, desde entonces vivió con sus abuelos, hasta que fue entregado a Leonard al cumplir su mayoría de edad, el es mayor que yo por tan solo un año. Lo único que no me agrada de ésta hermosa casa es qué queda casi una hora de la mía.

Y algo me saca de mis cavidades...

El sonido de pasos irrumpe mis pensamientos los cuales van subiendo por las escaleras, sin duda es Leonard pero... ¿Y sí no?
De repente el pánico me invadió y a mi mente llegó el recuerdo de un accidente. ¡Dios! Tuve Un accidente y lo tomé por irrelevante; estoy confundida ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué no estoy en un hospital? ¿Dónde está mi auto? ¿Y porqué mi madre no se ha enterado?

Me doy cuenta que los pasos misterios de aquel ser se detuvieron justo detrás de la puerta. El pánico y los nervios me consume y cómo reflejos me cubro completamente con la cobija e intento no moverme para que piense que estoy dormida. Escucho como la manija se abre y la puerta rechina al ser empujada, pasos se acercan a la cama y mi corazón aumenta el ritmo cardíaco -vengo por tí- dice alguien o algo, pero... ¿Quién? ¡Diablos! ¿Ahora estoy escuchando voces? ¡Lorens, cálmate!

Siento caer la mano pesada de aquel anónimo ser sobre mí pierna y un chillido escapa de mis labios. Intenta quitarme la cobija, pero yo por reflejos lo pateo, aunque no sé muy bien en dónde.

-¿¡Diablos Lorens!? ¿¡Que te pasa!?- Es la voz de Leonard, no es ninguna otra persona, se trata de mi chico, de mi Leonard, estoy feliz que sea el, aunque... ¿Porqué me siento decepcionada? Es cómo si en vez de Leonard quería que fuese otra persona, pero ¿Quién?

Un agudo chillido irrumpe mis pensamientos, era Leonard, chillando por la patada que le di. Al escuchar su ligera pero suave voz salto de emoción quitándome aquella cobija qué empezó a pesarne. Le brinco encima, lo abrazó con toda mis fuerzas y quedo sentada en el borde de la cama, mirando hacia arriba mientras que él se acerca y me da un tierno beso en la frente. Realmente lo amo, es el único y sincero amigo que tengo...

- Leonard, discúlpame, estaba nerviosa, yo... no sé qué me ocurrió - Le sonrío torpemente para qué se compadezca de mí y no se enoje.

- Lorens, no debes disculparte , yo sé que siempre me has odiado- Dice y su delicado y blanco rostro sonríe ante su mal chiste.

- Tienes razón, nunca olvidaré como tú perro destruyó mis cosas, te odio por no haber castigado a Coy por eso- Sonrío burlándome y el voltea los ojos, sigo diciendo: - Leonard, ¿Qué ocurrió? ¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde está mi auto? ¿Cómo supiste que tuve un accidente? ¡NO ME QUEDES VIENDO SIN DECIRME NADA! ¡DIME ALGO!

- Lorens, primero cálmate, no sé de qué estás hablando, ¿Cuál accidente? Saliste de tu casa y llegaste a la mía, recuerda qué quedamos en irnos juntos para la Secundaria y ...

- ¡Qué! ¡No, no, no! Estás mal, debes estar confundido. Salí de mi casa para ir a la secu, y en la avenida se atravesó un perro negro, no lo vi, y antes de atropellarlo frené de golpe

Leonard se queda boca abierta, no entiendo su reacción, ¿Por qué está tan callado? Su silencio me causa nervios...

- ¡Leonard, dime algo, no te quedes así!

Veo cómo su pecho se infla cada vez que toma un puñado de aire, no entiendo qué está ocurriendo, el siempre me dice todo ¿Por qué está tan callado? ¡En serio, su silencio me incomoda!

- . Lorens, todo fue un sueño, tú llegaste a mi casa, entraste por la puerta trasera y resbalaste con la pelota de goma de Coy, te golpeaste la cabeza. Escuché el ruido que hiciste al caerte y bajé a revisar, te vi en el suelo, te alcé y subí las escaleras para poder recostarte en mi cama. No quise llamar a la Sra Stephanie porque sé que me odiarías luego por haber angustiado a tu madre. Estuviste inconsciente por 3 horas.

¡Estoy estupefacta! ¿Cómo? ¿¡Todo fue un sueño!? ¿Qué me ocurre? ¿El perro no es real? Parece muy real. ¡No entiendo nada!

¡Lorens, Lorens! Alguien dice, pero... quién?

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